Dos políticas posibles de los socialistas frente al reformismo chileno
En
América Latina hay varios procesos desestabilizadores en marcha contra
gobiernos elegidos por sus pueblos.
El Gobierno de Obama está
llevando a cabo "una guerra sin cuartel contra los presidentes de los
países de América Latina cuya política no le gusta", sostiene el
periodista y escritor Nil Nikandrov en un artículo publicado por el portal
FondSK.
De
acuerdo con el periodista, las embajadas de EE.UU. en Venezuela, Ecuador,
Bolivia, Brasil y Argentina están desplegando campañas para organizar la
destitución de los dirigentes "indeseables". [RT]
Lo
mismo pasa en Chile aunque parece sin la participación de Washington. La
presidenta Bachelet tuvo el apoyo norteamericano en la ONU.
El diputado
Kast (de la UDI) insiste en rumor sobre renuncia de Bachelet
Dijo que de
acuerdo a las encuestas, dos de cada 10 chilenos la apoya, y que los otros ocho
cuestionan, entre otras cosas, el manejo de las reformas. “Esa es una decisión
que tiene que tomar ella, y claramente si en las encuestas ella baja del 20 por
ciento -que es una mínima muy simbólica- ella tendrá que resolver qué va a
hacer. Pero hoy día hay un desgobierno, hoy día no hay liderazgo, hoy día nadie
conduce a este país como corresponde. Por lo tanto, es una acción que ella
tiene que adoptar en algún momento”, indicó Kast. [La Nación.cl]
El
senador Alejandro Navarro sostiene: “Plan del rumor contra Bachelet busca
quebrar la institucionalidad, y eso es sedición”. [El Mostrador]
El
plan desestabilizador se ve como algo local. El gran empresariado, los medios
de comunicación, los partidos conservadores, jerarcas católicos, los dueños de
camiones, crean diariamente situaciones para levantar una sensación y opinión de
desgobierno.
Son
las fuerzas dominantes que defienden la conservación intocable del
neoliberalismo que les ha concentrado la riqueza y el poder fáctico.
El
blanco es Michelle Bachelet que al mando del ejecutivo busca reformas dentro
del sistema.
Durante
ese proceso la izquierda golpea al gobierno desde el interior de movimientos
sociales exigiendo también reformas pero con alcances más radicales.
Estudiantes,
la CUT, mapuches, profesores, mineros, se centran en sus petitorios sin pronunciarse
sobre la sedición interna o el peligro a la paz mundial, el cambio climático,
la crisis de la economía y finanzas globales, la destrucción de países árabes.
Esa
izquierda no tiene base popular para llegar a gobernar. Un socialismo sostenible
ni existe. Nadie piensa en una revolución socialista en Chile.
En
esas condiciones la izquierda puede optar por permanecer al margen hasta una
eventual caída del reformismo esperando ganar fuerza en la crisis siguiente.
O
sin defender la política del ejecutivo y sus partidos levantar su voz y oposición
activa a los intentos del golpe blando.
Cuba,
Irán, aceptan campos de coincidencia con el imperio. No sería inédito entonces
si la izquierda chilena adoptara una posición flexible en lugar dejar a Bachelet
sola.
Por
un Movimiento para una civilización sustentable-solidaria
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