Preparando la tormenta perfecta

Posted by Correo Semanal on viernes, agosto 28, 2015

Por Francisco Tanoira, 

Socialismo o Barbarie, 27/08/2015

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Después de un mes como julio, con terribles sacudones en el mercado accionario chino, el lunes 10, martes 11 y miércoles 12 de agosto el Banco Popular Chino devaluó el yuan (renmimbi)[1] a un 4.6%. Al mismo tiempo, devaluaron sus monedas Taiwán, Corea del Sur, Indonesia, Singapur y Malasia. Esta medida, que con los parámetros latinoamericanos parecería una pequeñez, a nivel planetario tiene una gran importancia.
Durante toda la semana pasada las bolsas de todo el mundo estuvieron a la baja. Durante el 2015 el comercio mundial sufrió un frenazo del 3.8% en su volumen y 17.5% en su precio y en China las exportaciones bajaron un 8.6% en julio.[2]
Todo esto se da en el marco de un desplome del precio de las materias primas (38 USD el barril de petróleo, 333 USD la tonelada de soja etc.) y de una devaluación generalizada de las monedas con respecto al dólar.
¿Estaremos frente a una guerra de monedas? No creemos que esto ya ocurra, pero de persistir esta situación vamos encaminados a eso.
A todo esto, hay que agregarle que la Reserva Federal de EEUU ha anunciado que seguramente en septiembre aumentaría las tasas de interés que estuvieron congeladas en casi 0% tantos años (¿en esta situación lo hará?). Si hace eso sobrepotenciará la fuga de capitales a U.S.A que ya se está dando.
Normalmente, cuando un país devalúa, hace más competitivas sus mercancías, las abarata para la exportación; y por el contrario encarece sus importaciones.
En este contexto la medida devaluatoria china es casi de microcirugía económica. Necesitaría más del 10% de devalución para que se sintieran rápidamente los efectos en las exportaciones.
El banco central chino controla férreamente el yuan a través de una banda cambiaria +-2% por día (flotación sucia); no es un banco independiente del gobierno.
Ante los reclamos reiterados del FMI de dejar flotar libremente el yuan para que el mercado fije su verdadero valor, se ha comprometido a hacer grandes esfuerzos en ese sentido.
A China le interesa que el yuan pertenezca a una cesta de monedas que supervisa el FMI.[3] Esto todavía no ocurre porque solamente el 2% del comercio mundial se maneja en yuanes. A ese nivel, es una moneda marginal.
Las empresas estatales chinas se han endeudado con el exterior en los últimos cinco años en 1,6 billones de dólares. De esta cifra el 80% es de corto plazo. Solamente el año que viene tienen que devolver 367.000 millones de U$A de la deuda total de las empresas sumadas a la deuda interna da 18 billones de U$A. Es por esto que esta “pequeña” devaluación significa agregarle a su deuda 17.000 millones de U$A.[4]
Hay sectores de la economía china que tienen una gran capacidad de producción ociosa (sobreacumulación de capitales): acero, cemento, vidrio, calzado y textiles.
La medida devaluatoria ha sido saludada “diplomáticamente” por el FMI. Usamos este adjetivo porque nadie les cree en realidad a los jerarcas chinos de que sea la última medida devaluatoria de aquí a fin de año y que dejarán operar libremente las fuerzas del mercado.
El sector siderúrgico yanqui ha puesto el grito en cielo por esta medida porque opina, al igual que el gobierno de su país, que en realidad el yuan está subvaluado y habría que haber tomado una medida de signo opuesto.
Hemos dicho en nuestro análisis que es una medida de “microcirugía económica”. Ha sido tomada en un momento donde el petróleo está a 41 U$A el barril y casi todas las commodities están en los precios más bajos de los últimos años. China, gran importador, ha calculado que la medida tendrá poco efecto sobre su balanza comercial.
A la burocracia capitalista china le gusta controlar todo. Algunos analistas económicos internacionales señalan que el objetivo del crecimiento del PBI del 7% para este año es totalmente arbitrario y que en realidad se está por debajo de esa cifra. Es por eso la devaluación.
Mientras escribimos estas líneas, los diarios anuncian un nuevo desplome mundial de las bolsas (es difícil escribir algo que al otro día no se vuelva viejo).
Los hechos se precipitan, ya hay un salto, la economía real y el mercado accionario empiezan a interactuar. La hora de la verdad se acerca.
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[1].- Renmimbi: designación oficial del yuan.
[2].- Juan Carlos Diez, El País, 13/08/2015.
[3].- El FMI ha anunciado que hasta el 2016 no incluirá ninguna nueva moneda.
[4].- Wall Street Journal, 19/08/2015.