El progresismo que retrocede es capitalismo en crisis

Posted by Mal publicados on sábado, agosto 08, 2015

Rómulo Pardo Silva

El progresismo es antidictadura, democrático, atento a los derechos humanos, menos obediente al poder occidental.
Más amable pero el mismo modelo insostenible de producción y consumo a través de un discurso popular, la unidad continental sin Washington y fórmulas de cooperación como el BRICS.
  
Nacido en el sector popular y medio reprimido el progresismo llegó a una parte del poder y aprovechó el buen momento de las exportaciones de productos básicos para disminuir la pobreza, el desempleo, lograr un mayor consumo masivo y consumismo.

Hoy pierde apoyo y está amenazado gravemente por las fuerzas neoliberales y de la desestabilización norteamericana.

Raúl Zibechi se refiere al momento (*).
“[…] el ciclo progresista latinoamericano se está terminando.
[…] Entiendo por progresismo aquellos gobiernos que han intentado cambios en lo que fue el Consenso de Washington, pero nunca aspiraron a trascender el capitalismo en su fase extractiva y financiera.
[…] Los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Ecuador, así como Paraguay cuando fue gobernado por Fernando Lugo, entran de lleno en esa categoría. Los de Venezuela y Bolivia merecen un trato aparte, ya que han declarado su voluntad de trascender la realidad que heredaron y no sólo administrarla.
[…] De más está decir que este fin de ciclo está siendo desastroso para los sectores populares y las personas de izquierda, nos llena de incertidumbres y zozobras por el futuro inmediato, por el corte derechista y represivo que deberemos afrontar.”

En esta situación el problema político ideológico para los socialistas es explicar e impulsar como ya debió haberse hecho que la alternativa al recambio es avanzar a una nueva civilización. Que el camino no es progresismo ni neoliberalismo.
Entender que no les espera un ahora y que el camino será más bien largo en paralelo al desarrollo del colapso global.

Un número importante de intelectuales parece haber impuesto a sabiendas una confusión borrando casi por completo el fondo liberal del programa progresista.
El engaño de Syriza no les ha bastado para hacer un análisis del límite intrasistémico de movimientos activos, numerosos, atractivos, pero en lo central conservadores.
  
Quizás lo más claro es no usar la palabra izquierda y llamarse socialistas.

La ONU estima que el año 2100 la población de la Tierra aumente de los actuales 7.300 millones de personas a 11.200 millones. Obama dice que el cambio climático puede ser irreversible. La crisis de la energía está a la vista, junto con la depredación de los océanos, las selvas, los yacimientos mineros. Dos bloques preparan sus armas nucleares en medio de un desorden criminal en el Cercano Oriente. Desaparecen especies a un ritmo pocas veces visto. La concentración de la riqueza es incontrolable. No hay compradores para todos los que quieren producir para crecer. Los robots quitarán millones de empleos…

En algún momento de la historia la diferencia entre capitalismo y socialismo pudo significar una elección entre valores opuestos de vida social e individual.
Ahora, y más claro mañana, se trata de algo distinto: apoyar la sobrevivencia de toda la humanidad en oposición a una época de fascismo ecológico o al fin de la especie.

Nadie se hace cargo de plantear como orgánica política las preguntas y sus respuestas radicales.
Ese movimiento socialista debe formarse.
Desde lo minoritario hacia lo decisivo.

Por un Movimiento para una civilización sustentable-solidaria    

Referencia


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