¿De vuelta a las cavernas? La lógica modernizadora y empresarial de SUBPESCA hacia los pescadores artesanales en Chile.

Posted by Correo Semanal on miércoles, agosto 19, 2015



Por Rodrigo Díaz Plá, 
Investigador del Grupo de Investigación de la Pesca Artesanal, UAHC.rdiazpla@gipart.cl 

Agitadas han estado las aguas en las últimas semanas en el sector pesquero chileno, pues sumado a las denuncias realizadas a parlamentarios por el delito de cohecho en la tramitación de la Ley de Pesca, el Subsecretario de Pesca y Acuicultura, don Raul Súnico, declaró hace un tiempo atrás al diario La Segundaque “derogar la Ley de Pesca, será como volver a la era de las cavernas en el sector”, pues se generaría lo que denomina una “carrera olímpica” por los recursos y no existiría un marco institucional que regule la actividad. Estas declaraciones son a lo menos cuestionables, las que analizaremos brevemente en este apartado, pues esconden en su trasfondo una idea y un paradigma sobre cómo se concibe la pesca artesanal en Chile y cuáles son las intenciones reales de la institucionalidad respecto a ello. Ya lo analizaremos más adelante.

La pesca artesanal en Chile, como actividad socioeconómica y forma de vida, tiene la particularidad (aunque suene paradójico) de ser heterogénea, la cual está expresada en sus múltiples expresiones sociales dependiendo del territorio, recurso que se extrae, condiciones geográficas, artes y aparejos de pesca, estratificación socioeconómica, etc. Son variados los trabajos realizados por investigadores de GIPART que muestran justamente esta diversidad sociocultural, que merece una atención especial, particularmente en sus procesos asociados a la extracción y venta de recursos extraídos.

Algunos autores, y principalmente los propios pescadores artesanales vinculados a los procesos de extracción y venta, han identificado momentos clave de explosión mercantil, lo cual ha generado transformaciones en el sector artesanal diversificando aún más la actividad. Así, por ejemplo, se reconoce que luego del golpe militar del año 1973 y la instauración de un modelo con una lógica extractiva y exportadora de recursos naturales, la dinámica de las poblaciones costeras cambió de forma definitiva, lo cual no solo generó impactos directos en los recursos extraídos, sino que también en las relaciones sociales que en estos espacios/lugares se establecían. Es en este tiempo en donde la población humana dedicada a las actividades del mar se multiplica. Los pescadores artesanales aumentan, en función de mayor demanda de productos del mar por parte de los mercados asiáticos y europeos, lo que trajo consigo bonanza económica. El Estado por su parte se desentiende y hace vista gorda de estos procesos, sobándose las manos con las utilidades que podría traer el incesante proceso privatizador del mar chileno a través de la recaudación de impuestos. El Estado se fortalece y comienza a recoger mayor cantidad de recursos, lo que facilita una política subsidiaria-asistencialista que es propia del modelo neoliberal y en cierta medida lo legitima. Por otro lado, y a estas alturas del partido, se fortalecen vínculos entre políticos y grandes pesqueras, generando mayor riqueza privada a partir de “incentivos” que otorgan las empresas para verse favorecidas en términos legislativos.  

La visión, creada externamente, de “el pescador artesanal” como una unidad simplificada es puesta en duda toda vez que se entienden los sistemas sociales en los cuales están insertos como complejidades a entender y sobretodo aprender. Estos sistemas complejos nos remiten a procesos, dimensiones, saberes y prácticas socioculturales, modos de vida en definitiva, que no solo se reducen a la práctica económica-productiva. Es en este punto en donde volvemos a las palabras del subsecretario, que finalmente representan a su vez una visión clara de la institucionalidad respecto a la pesca artesanal: a través de los distintos fondos a los cuales pueden postular las organizaciones de pescadores se intenta “empresarizar” el sector, a partir del discurso del emprendimiento, que si bien busca aumentar los ingresos y posibilitar desarrollos del sector pesquero, no han tenido en la mayoría de los casos buenos resultados. La existencia de grandes elefantes blancos abandonados en las caletas en donde se han invertido millones de pesos es la clara muestra de este despilfarro. La lógica economicista, que prima en estas instituciones, descuida, y de manera muy lamentable, las condicionantes socioculturales para el desarrollo local. Se piensa en la exportación, en la búsqueda de grandes mercados, vendiendo sueños de grandeza a través de la inversión estatal, beneficiando a operarios tecnócratas que impulsan proyectos de “desarrollo” buscando obtener un ingreso propio más que generar condiciones de bienestar en la población.

En definitiva, y volviendo al principio, la anulación de la Ley de Pesca no es una vuelta a las cavernas, como señala el Subsecretario. Por el contrario, es la oportunidad de generar una ley que respete las formas tradicionales del trabajo artesanal, en concordancia con criterios de sostenibilidad que protejan los ecosistemas y los recursos de todos los chilenos, lo que en definitiva pueda sustentar el buen vivir de pescadores y sus familias. Hemos visto iniciativas que entienden la trama y el tejido social que envuelve a la pesca artesanal en Chile. Iniciativas que apuntan al desarrollo local, al incentivo de consumo, al mercado interno y a la producción a pequeña escala. Y si bien éstas son incipientes y silenciosamente avanzan, creemos que es el camino a generar condiciones de equidad que deparen un futuro mejor para las poblaciones costeras de Chile.