Perú: Fiestas Patrias por independencia ajena

Posted by Correo Semanal on miércoles, julio 22, 2015

Escribe: Milciades Ruiz

Contrariar la historia oficial que ya ha sido cimentada en la mentalidad de la sociedad manipulada a conveniencia de la dominación puede ser molestoso porque preferimos ignorar la verdad para no desilusionarnos. Pero por otro lado, es una cobardía y una traición ocultar hechos históricos en tácita complicidad con la versión oficial del poder dominante. Seguir con el engaño histórico solo favorece a las clases dominantes y aunque no haya eco considero un deber decir lo que a continuación sostengo.
El 28 de Julio de 1821,independencia ajena no se proclamó la independencia del Tahuantinsuyo. No era que los españoles se retiraban y devolvían el territorio a quienes se lo habían arrebatado. ¡Noooo! No era el propósito de la supuesta independencia dejar que los dueños primigenios del territorio nacional asuman el gobierno de la nación. No, no, eso no. Ninguno de los supuestos “patriotas” pensó en liberar a la población autóctona de la opresión que sufrían por la dominación virreinal española.
Pero es que el himno nacional dice “Largo tiempo el peruano oprimido, la ominosa cadena arrastró; condenado a una cruel servidumbre, largo tiempo en silencio gimió. Más apenas el grito sagrado ¡Libertad! En sus costas se oyó, la indolencia de esclavo sacude, la humillada cerviz levantó”. Si pues, pero estas expresiones se referían a los españoles sudamericanos conocidos como peruanos ya que a los pobladores nativos se les conocía como “naturales”, “aborígenes” o simplemente “indios”.
Entonces, ¿Qué, es lo que celebramos? La verdad es que muchos lo ignoran pero seguimos la corriente de lo que se nos dice oficialmente. Pero aquel día de 1821 se proclamó la independencia del virreinato entendida como su separación de la monarquía española nada más. Para la población nativa y para los esclavos africanos cautivos no hubo libertad y todo siguió igual.
No hubo emancipación de la población oprimida sino de sus amos colonialistas, los españoles sudamericanos que se consideraban oprimidos por los españoles nacidos en Europa o españoles peninsulares. Solo veían la opresión sobre ellos pero no, la que los mismos ejercían contra la población autóctona. Solo querían una monarquía propia.
Por consiguiente, Hipólito Unanue, predilecto de virreyes que estaba en contra de la Expedición Libertadora podía seguir teniendo sus esclavos y vasallos en su hacienda de Cañete. Los señores feudales también podían seguir teniendo el poder en el área rural y los odiados corregidores solo pasarían a llamarse Prefectos.
Entre los “patriotas” que firmaron el Acta de la Independencia estaban el Conde San Isidro, el Conde de la Vega del Ren, el Conde de Las Lagunas, el Marqués de Villafuerte, el Marqués de Monte Alegre, el Conde de Torreblanca, el Conde de Vista Florida, el Conde de San Juan de Lurigancho, el Marqués de Corpa, el Marqués de Casa Dávila, José de la Riva Agüero, los Ferreyros, Bedoya, Ortiz de Zeballos y otros aristócratas.
Por su puesto, ningún líder nativo fue llamado. Los “patriotas” tenían que ser de la aristocracia virreinal y preferentemente de la “Orden del Sol”, que era la corte del futuro rey peruano. Esta fue la clase social que asumió el poder político, el poder legislativo, el poder judicial y el poder de las fuerzas armadas. Nada que ver con los herederos ancestrales, sin derecho a voz ni voto, sin derecho a llamarse peruanos ni a montar caballo.
Esto sucedía cuando en Europa la revolución industrial trajo aparejada las sociedades de capital como matriz del capitalismo. El monopolio comercial en algunos reinos era un impedimento para la expansión industrial que buscaba expandir mercado. El mercantilismo enarbolaba el libre comercio como un derecho ciudadano.
El monopolio generaba contrabando, piratería, encarecía la mercadería y era odiosa la exclusividad que tenían los españoles peninsulares en algunos negocios que estaban vedados a los españoles sudamericanos. Este descontento fue aprovechado por los intereses de expansión capitalista y fue un factor determinante en las guerras de independencia colonial. Inglaterra y EE UU auspiciaban la independencia de las colonias sudamericanas por interés económico.
Estos países dieron acogida y financiamiento a los subversivos de la logia Lautaro, una organización clandestina de carácter masónico de la cual surgieron los libertadores Francisco de Miranda, Bolívar, San Martín, O’Higgins. La expedición libertadora enviada por Chile a liberar el Perú fue financiada por la industrializada Inglaterra, siendo fundamental la participación del inglés Lord Cóchrane.
En 1808 tras la abdicación de los monarcas en favor de Francia, las tropas napoleónicas ocuparon el territorio español bajo el reinado de José Bonaparte, hermano de Napoleón. La población española no aceptó esta situación y emprendió la guerra por su independencia en medio de una crisis política por desgobierno, y con la economía destrozada. Las colonias tenían que hacer bolsa para enviar fondos para esa guerra.
Esta crisis generalizada fue aprovechada por los ingleses, norteamericanos y españoles sudamericanos para buscar la independencia de los virreinatos como monarquías autónomas desligándose de la administración europea. Con esto se rompía el monopolio y la apertura de nuevos mercados hacían florecer la industria inglesa y norteamericana.
Tan luego se declaraba la independencia de los virreinatos, los intereses ingleses y norteamericanos capturaban el mercado de las nuevas repúblicas mediante “Tratados de amistad, comercio y navegación”. Todo estaba condicionado a los créditos atados que otorgaban dichos países como apoyo financiero a cambio de concesiones onerosas.
Pero claro, de esto no se habla en estos días sino de los sentimientos patrióticos. Pero para la población ancestral la patria seguía cautiva y su población nativa sometida por la dominación como lo está ahora mismo en que se habla de un Perú libre e independiente. Los descendientes de los colonialistas aún siguen refiriéndose a España como su madre patria, aún tenemos a descendientes de la aristocracia colonial en el Congreso de la República y aún los peruanos ancestrales como sector social no han logrado acceder al gobierno de la nación que por derecho ancestral les corresponde, a pesar de ser mayoría.
Pero sí, tienen que cantar el himno nacional asumiendo como suyas las expresiones de las estrofas como también tienen que aceptar que nuestras calles y avenidas en algunas ciudades lleven nombres virreinales. Avenida del corregidor, Conde Superunda, Francisco Pizarro, Avenida de los Conquistadores en vez de rememorar a Túpac Catari, Tomasa Condemaita, Juan Santos Atahualpa, Pedro Vilca Apaza y otros héroes nativos.
Lo nativo, lo propio de la heredad andina sigue sepultado. Los dominantes siguen añorando las costumbres coloniales y con este enfoque festejarán el bicentenario de la mencionada fecha. Pero los tiempos cambian y la hora de la reivindicación de la identidad ancestral quizá esté cercana. Pero no será bajo el actual sistema de opresión capitalista dentro del cual el Perú no es libre ni independiente. Si nos juntamos organizadamente podemos ir ganando espacio.
Julio 2015