La canción del saharaui Hassanna Aalia
Andrés Figueroa
Cornejo
En África del
Norte, entre Argelia, el reino de Marruecos y Mauritania, hay un pueblo. De ese
pueblo proviene un joven acusado con las penas del infierno por el Estado
marroquí, peón de los intereses del Pentágono, de Francia, del Estado de
Israel. Ese pueblo en resistencia lleva el nombre del desierto más grande del
planeta: pueblo saharaui, Sahara Occidental. Y el pueblo saharaui tiene hoy un
nombre que condensa todas sus razones: Hassanna Aalia.
Perseguido,
apresado, oprimido, torturado, Hassanna Aalia ahora es víctima de un mandato de
extradición aprobado por la justicia española –justicia de clase, justicia de
raza, justicia de la minoría en el poder- para que el joven luchador sea
encarcelado legalmente y para siempre por la monarquía de Marruecos. ¿Qué tiene
que ver España en este asunto? Que el Sahara Occidental fue colonia hispana.
Por eso Hassanna se refugió allí. Más bien, en el País Vasco. Lo que ocurre es
que fueron los tribunales del Estado español los que están facilitando un nuevo
crimen.
Hassanna Aalia
–no olvidemos su nombre que es el mismo que el nombre de su pueblo tantas veces
mancillado y vuelto a empinarse como volcán amanecido- es acusado por resistir
y denunciar la ocupación marroquí -con muro infame, kilométrico y minado como
no existe otro en el mundo- contra su gente. La gente nuestra. El dolor y la
injusticia sobre una sola persona son el dolor y la injusticia sobre toda la
humanidad.
Yo soy un
periodista de origen chileno. Hassanna también es periodista. Yo me la llevo
marchando por los intereses de los pueblos explotados, expoliados, acriminados
de aquí y de allá. No me interesan las banderas. Ni siquiera soy anarquista.
Soy un agente bien poco secreto de los humillados/as. Por eso mi canción es
para Hassanna Aalia y para los haitianos y los hondureños y los griegos y los
palestinos y los kurdos y los colombianos y los mexicanos y los africanos y los
indígenas y.
La arena anegada
en sangre saharaui significa la prehistoria de los seres humanos. Marruecos y
los poderes mundiales que dirigen sus municiones de última generación,
significan la prehistoria. Hacer propio a Hassanna y su causa significa
colaborar en la guerra contra la prehistoria. Y la prehistoria,
inexorablemente, produce indignación rebelde. Porque para los rebeldes “la vida
está en otra parte”. Y los rebeldes de cualquier plaza, cuando se reúnen y
planifican, se transforman en combatientes. Amantes sin remedio, en acción y
movimiento por la libertad y la igualdad. No se trata de bichos raros y un día
llenarán la Tierra. Por necesidad histórica, que le dicen. Aunque lo que
hagamos hoy, en el futuro insondable sea apenas una nota al pie del derrotero
azul de la liberación.
La justicia
española pretende extraditar a Hassanna el 4 de febrero de 2015. O sea, pretende
arrojarlo a una celda perpetua muy pronto. El Estado español tendrá sus
intereses y negocios con Marruecos, claro. Como el Estado chileno y otros. Pero
el contenido de los Estados que tienen intereses ligados a Marruecos no es
popular ni nada que se le parezca. Su contenido es capitalista. Esto es, esos
Estados forman parte de la composición orgánica de la clase social dominante y
minoritaria que engorda reventando al pueblo trabajador y a la naturaleza. El
pueblo trabajador y la naturaleza son un todo. Entonces las clases dominantes y
minoritarias engordan a costa de la apropiación privada de todo.
Yo soy parte en
Chile del recién nacido Comité de Amistad Chileno con el Pueblo Saharaui (https://comitesaharaui.wordpress.com/).
Aquiles, que también está en el Comité, me relató en una entrevista (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=191429)
que en el exilio de la tiranía de Pinochet los saharauis se ofrecieron para
pelear en la resistencia chilena. Ellos sabían que en Chile hay un desierto –el
más árido del globo- y manifestaron que tenían experiencia combatiente en ese
terreno. La solidaridad enternecedora no alcanzó a concretarse por asuntos de
la resistencia chilena. Pero la disposición de lucha sí existió. Es verdad que
el internacionalismo militante es brillante y desinteresado. Pero este episodio
deben conocerlo incluso los miembros de la antigua oposición contra Pinochet
que hoy administran el Estado del país andino cuando sean emplazados a
reconocer a la República Democrática del Sahara Occidental. Al menos por pudor:
esa palabreja que por abandono premeditado, entre otras causas, tiene al
sistema político chileno en profundo descrédito.
Hassanna, vengo
de un pueblo duramente golpeado. Sin embargo, te aseguro que aquí hay un puñado
de corazones que hacen y sueñan por tu libertad justa.
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