ANIVERSARIO Siete décadas de la liberación por el Ejército Rojo
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La liberación de Auschwitz. La puerta del infierno
Visitantes caminan por el campo de concentración Auschwitz II-Birkenau. Afp
En los últimos compases de la guerra mundial, el inexorable avance del Ejército hacia el corazón de la Alemania nazi llevó, en julio de 1944, al descubrimiento del primer campo de concentración alemán en Majdanek. Allí encontraron a mil prisioneros, asustados, desnutridos y enfermos. Los judíos habían sido evacuados hacia el oeste en una de las despiadadas marchas de la muerte, por lo que gran parte eran prisioneros de guerra soviéticos. El general Chuikov escribió: "Cuánto odio había en el corazón de nuestros soldados", y ordenó que los prisioneros alemanes marcharan por el campo mientras los supervivientes les increpaban. Roman Kamen, uno de los primeros periodistas en llegar al campo escribió que "nunca había visto algo tan abominable como Majdanek". El periodista del New York Times, H. W. Lawrence, señaló que Majdanek era "el lugar más espantoso en la faz de la tierra".
El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas alcanzaban el campo de exterminio de Auschwitz, donde sólo permanecían los débiles y enfermos que no habían podido ser evacuados. Tan sólo quedaban 2.819 supervivientes, muchos de ellos moribundos. Los soldados soviéticos encontraron 348.820 trajes de hombre y 836.255 abrigos y vestidos de mujer. Aunque los hornos crematorios llevaban diez días apagados, el hedor de la muerte persistía en el aire.
Himmler había afirmado que el exterminio de los judíos era "una gloriosa página de la historia que nunca había sido escrita y que nunca lo sería" y exigió a sus hombres que se llevaran el secreto del genocidio a sus tumbas. En noviembre de 1944 ordenaba que cesara el exterminio en las cámaras de gas, que estas fueran desmanteladas y que toda evidencia que pudiese servir para enjuiciar a los verdugos fuera destruida. Al final unos seis millones de judíos habían fallecido en el Holocausto, eufemísticamente denominado por los nazis "la Solución Final" del "problema judío".
Los hombres que encontraron las tropas soviéticas en Auschwitz estaban demasiado enfermos para unirse a los que habían sido obligados a marchar hacia el oeste y que debían haber sido asesinados antes de la llegada de los soviéticos. Sin embargo, los hombres de las SS mostraron más interés en escapar de la ira soviética, que en finalizar su siniestra tarea. La escena que se abrió ante los ojos de los soldados soviéticos fue espeluznante. Sin embargo, como señalaría un oficial del Ejercito Rojo, sus hombres habían presenciado ya demasiada brutalidad para conmoverse. La prensa soviética tampoco pareció demasiado interesada en la liberación de aquel campo que, a la postre, se convertiría en sinónimo del Holocausto. Debido al 'telón de acero' de silencio que empezaba a separar a la URSS de sus aliados, se conoce menos de la liberación de los campos por el Ejército Rojo. En febrero de 1945, los británicos preguntaron al Kremlin sobre la liberación de Auschwitz. Tan solo dos meses después, los soviéticos informaron de forma vaga que las víctimas eran "cuatro millones de ciudadanos de varios países europeos".
La pesadilla de Bergen-Belsen
El Ejército Rojo liberó también Sachsenhausen, Ravensbrück y varios campos más durante los últimos días del conflicto. En el oeste la atención se centró en el campo de Bergen-Belsen, liberado por los británicos en abril de 1945. Aquel campo fue muy relevante ya que se trató de uno de los pocos que los alemanes rindieron repleto de prisioneros vivos y moribundos pues los alemanes no podían, o deseaban, enfrentarse a un estallido de tifus. Cuando se mostraron al mundo las imágenes de miles de muertos, de hombres famélicos y enfermos, éstas causaron una enorme conmoción. Un oficial británico describió: "Lo que presencié fue capaz de sobrecoger a un curtido veterano de la guerra como yo. En su interior había filas de literas que contenían a varios hombres desnudos cada una, el hedor era insoportable.... Nunca olvidaré lo que vi aquel día, ni seré capaz de olvidar a una raza capaz de semejante maldad". Lo que los soldados británicos desconocían era que Bergen ni siquiera era un campo de exterminio. La liberación, sin embargo, no significaba sobrevivir. Más de un tercio de los prisioneros de Bergen-Belsen, fallecerían de malnutrición y enfermedades en los meses posteriores.
Escenas similares se produjeron en campos liberados como Dachau, Buchenwald y Mathausen. Un médico norteamericano señaló sobre Dachau: "El campo estaba sucio, asolado por las enfermedades. Los prisioneros estaban desnutridos. Sus rostros se mostraban deprimidos, con la mirada perdida, sin esperanza".
La falta de publicidad en la liberación de Auschwitz fue un síntoma significativo del creciente alejamiento entre los soviéticos y sus aliados occidentales. Auschwitz era un campo en territorio polaco y ya se habían producido las primeras tensiones entre los Aliados y Stalin en torno al destino de Polonia. Las fricciones se habían agudizado por la falta de apoyo de la URSS al levantamiento de Varsovia en verano de 1944 y al descubrimiento de las fosas de Katyn donde miles de oficiales polacos habían sido fusilados por las fuerzas de seguridad soviéticas.
Como resultado, el impacto que produjo descubrir el mayor campo de exterminio de la historia tardó en materializarse. Tan sólo recientemente se ha podido hacer un balance bastante objetivo de lo que allí sucedió. Sabemos que de 1.300.000 personas que fueron enviadas al campo, 1.100.000 fallecieron y de esa cifra, aproximadamente un millón fueron judíos. La deportación de 438.000 judíos húngaros a Auschwitz durante 1944 hizo que el campo superase en su terrible estadística a Treblinka (con cerca de 900.000 muertos).
A principios de 1945, todavía quedaban 11 grandes campos bajo control nazi. Mientras los Aliados avanzaban hacia el interior del Reich, las SS obligaban a los supervivientes a marchar hacia el interior del país. Las SS fusilaban a todos aquellos que se encontraban demasiado débiles para marchar y muchos otros fallecieron como consecuencia del frío, el hambre o las enfermedades. Se estima que el 25% de los 60.000 supervivientes de Auschwitz fallecieron en las marchas de la muerte.
La brutalidad nazi
Cuando el general Eisenhower llegó a al campo de Buchenwald, declaró que allí se encontraba la "indiscutible prueba de la brutalidad nazi". Sin embargo, ya auguraba que el Holocausto podría ser negado: "He visitado cada rincón del campo porque es mi obligación poder testificar de primera mano sobre estos acontecimientos por si surge algún día la creencia de que las historias de la brutalidad nazi son sólo propaganda".
La liberación de los campos nazis no debe hacer olvidar que de los 6.500 hombres de las SS que trabajaron en Auschwitz, tan sólo 750 fueron condenados por varios delitos. El carácter mecanizado del exterminio, unido a la utilización de prisioneros para operar los crematorios, hizo muy difícil probar que la mayoría de los hombres de las SS hubiesen asesinado directamente a alguien. El aspecto más espeluznante de los campos de exterminio fue que la planificación, la administración y la puesta en práctica de los asesinatos se llevó a cabo como "un montaje en cadena". En Treblinka, en 13 meses entre julio de 1942 y agosto de 1943, sólo fueron necesarios 50 alemanes, 150 ucranianos y mil judíos obligados a trabajar, para llevar a cabo el exterminio. En cualquier caso, la labor de los Aliados de impartir justicia era compleja. Ocho millones de alemanes se habían afiliado al partido nazi y, ante tales cifras, los aliados se vieron obligados a renunciar al concepto de "responsabilidad colectiva" en el Holocausto. La 'guerra fría' puso fin, en parte, al deseo aliado de continuar con la persecución de los nazis. La amenaza soviética era ya mayor que un posible resurgir del nazismo.
Aquel desencuentro entre los aliados tras el descubrimiento de los campos nazis se reflejó también en la posterior historia de las dos Alemanias. La lista de víctimas en la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA) no fue idéntica. Las mujeres víctimas de violaciones del Ejército Rojo, frecuente en los testimonios en la RFA, eran prácticamente inexistentes en la RDA, donde los judíos se convirtieron en un grupo de víctimas más, apenas distinguibles de otras "víctimas del fascismo".
El impacto del descubrimiento de los campos tardó en hacerse patente ya que, tras la guerra, el Holocausto no suscitó un gran interés. Muchos de los supervivientes judíos vivían tras el 'telón de acero'. Documentos relevantes permanecían en poder de la URSS y, en Europa, la reconstrucción parecía más urgente que hurgar en las heridas del doloroso pasado. Sería el Estado de Israel el que convertiría el Holocausto en centro de atención mundial con el juicio de Eichmann, aunque el punto de partida para una mayor conciencia se debió a una nueva forma de enfocar el asunto en los medios de comunicación. El docudrama Holocausto de 1978, cambió la percepción sobre el genocidio que pasó a denominarse con el título de la serie, imponiéndose a los más utilizados hasta entonces: "Auschwitz" o, según la terminología nazi: "La Solución Final".
Los campos de exterminio nazis fueron la expresión de algunas de las tendencias más significativas de la civilización occidental en el siglo XX: la naturaleza destructiva de la guerra moderna, la expansión del poder estatal y los métodos organizativos de las empresas modernas. El Holocausto no fue un acontecimiento histórico excepcional que representara una regresión a la barbarie medieval. Se trató de un acontecimiento central de la historia moderna que fue posible gracias a la ciencia más avanzada y a la organización racional burocrática de la sociedad industrial. Estos medios no sólo proporcionaron los medios para cometer el genocidio, sino que ofrecieron también una nueva moral moderna que valoraba la disciplina organizativa por encima de cualquier responsabilidad ética.
Álvaro Lozano es historiador, autor de 'El holocausto y la cultura de masas'.
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