Por los 43 de Iguala
Los 43 desaparecidos de Iguala, México
A casi dos meses de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa en México envío un artículo dramático de Iris Aceitón Venegas.
Y como decía un letrero de una de las madres de los desaparecidos:
“La indiferencia del mundo es nuestra peor tragedia”
Por favor lo hacen circular en su red de contactos
Por los 43 de Iguala
Siento asco, mucho asco. A medida que pasan los días esta repugnancia se me va convirtiendo en estertores con nauseas. No consigo vomitar la pudrición que me atora y que se va apoderando de todo lo que me rodea.
Quisiera tener en todas las terrazas de mi departamento maceteros con cannabis floreciendo a pleno sol. Confeccionar mis propios porros para atenuar los dolores de mi fibromialgia que me agobia y me atrofia más aun mis gastados huesos y, así no regalarles un puto peso a los nefastos traficantes que lucran con el dolor ajeno.
No es depresión la que sufro. Esto de no creer en nadie…Es muy potente sentir que los sueños se disipan o no existen, cuando se han atesorado tantos y se ha luchado tanto por ellos.
¿Dónde están? ¿Dónde están?
Observo los rostros morenos, tatuados de surcos por años de sufrimiento y explotación, con la huella de los años pasados, del sol azteca, inundados de lágrimas y desesperanzas. Son mujeres y hombres que buscan desesperados a sus hijos allá en el “México lindo y querido” como dice la canción. En ese México de Octavio Paz: “Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”
Fueron secuestrados por la autoridad. Quemados, algunos vivos… Enterrados, algunos vivos… Ese infalible método de exterminio lo conocemos de tan cerca. ¿Será por eso que nuestra capacidad de asombro se desvanece cada día?
Quisiera oír a la Presidenta, a las Iglesias chilenas, a la Camila, al Giorgio, al Boric, a la Karol, porque ellos fueron estudiantes también, aunque hoy sean parlamentarios. Quisiera oír a todos los actuales dirigentes de las organizaciones estudiantiles de Chile, llamar a una multitudinaria concentración.
Que se sumen a esta convocatoria los trabajadores, con sus gremios y sindicatos. Que se unan por una vez y marchen juntos la CUT y las demás centrales sindicales. Los colegios profesionales y los cesantes también.
Que los homosexuales que tanto lucha por sus justos derechos, dejen de mirarse el ombligo. Los travestis, las prostitutas. Los discapacitados que no tienen cabida en la mediática Teletón y, también los que tienen el privilegio de pertenecer a ella. Todos se unan para clamar por los 43 muchachos de Iguala.
Que los políticos y politólogos chilenos detengan sólo por unas horas sus verborreas trasnochadas que ya nadie les cree… Que dejen de alimentar su ego y de escucharse a si mismos y alguna vez escuchen. Y exijan desde sus madrigueras de mármol, justicia verdadera al gobierno narco y títere de México.
Que las mujeres, que somos las que parimos y que sólo nosotras sabemos lo que es amar a los hijos, estemos, a pesar de la distancia física junto a esas madres que los buscarán eternamente.
Que este clamor a rostro descubierto, sin cabida para los encapuchados, crezca como un reguero de pólvora y se extienda para todo el país, el continente, por todo el planeta.
A este llamado acudiríamos todos los padres, hijos, hermanos, tíos, abuelos, todos los seres humanos que verdaderamente defendemos la vida.
Los 43 jóvenes de Iguala no pueden ni deben ser olvidados. Solamente así vamos a terminar con esta costumbre de torturar, desaparecer, de matar… Sólo así, en este mundo va a valer la pena vivir.
Iris Aceitón Venegas
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