Chile - EL GOBIERNO ATRAPADO EN SU POLITICA DE LOS COMPROMISO CON LA DERECHA EMPRESARIAL.
Al inicio de su gobierno, Michelle
Bachelet levantó la idea del inicio de un nuevo ciclo. En esa ocasión
argumentamos que éste se podía convertir en un nuevo fetiche tal cual había
sido la llamada “transición a la democracia”, forma eufemística de identificar
a los gobiernos post dictatoriales, y cuya impronta democrática restringida y
de economía neoliberal aún se mantiene incólume.
Las promesas para este nuevo ciclo
que respondieran a las exigencias de una gran mayoría de los chilenos gestada a
partir de las movilizaciones estudiantiles del 2011, se mantienen en lo
esencial: solo promesas. La razón de fondo es que en la alianza política pluriclasista
que gobierna priman intereses de sectores de las clases dominantes y cuya
representación más clara es la Democracia Cristiana. Esto explica la fuerte
campaña ideológica en contra de la izquierda histórica que va desde mostrar el
fracaso del socialismo de corte soviético y estalinista, hasta la defensa de la
propiedad privada, ligando esta última a la libertad supuestamente en peligro
de ser conculcada por las reformas del gobierno. Esto adquiere particular
efecto político en el reordenamiento derechista de su defensa de la libertad de
elegir donde pagar por una educación mediocre.
Los sectores de izquierda al interior
de la Nueva Mayoría que inicialmente en su lenguaje amenazaron con destruir las
bases del modelo neoliberal imperante, con retroexcavadoras mediante, han
debido ceder frente a las amenazas de la Democracia Cristiana de quebrar el
conglomerado de gobierno. Fue la culminación de su ofensiva para que la
reforma tributaria fuese del agrado de los más ricos en Chile. Así, la DC se
transformó en el articulador entre la derecha y los sectores conservadores
dentro de la Nueva Mayoría. La DC desató una particular disputa con el PC
que no ha menguado. Las investigaciones parlamentarias por el caso de la
universidad Arcis, el cuestionamiento a los dichos del único embajador del PC
en Uruguay y recientemente la exoneración del asesor ministerial Lagos, han
contado con el beneplácito cuando no con la iniciativa directa de personeros de
ese partido.
El PC debió hacer ajustes en su
discurso, entrar a dar explicaciones y pedir disculpas a la DC. El discurso de
Teiller, presidente del PC, donde reivindicó la figura de Frei Montalva, no
bastó. Debió guardar silencio por la acusación justa del embajador Contreras de
que la DC propició el golpe de Estado. La dirección del PC intenta así
reescribir la historia y ocultar la verdad sobre el rol de la dirección oficial
de la DC en sus apoyos a los golpistas antes y después del 11 de septiembre y
de su rol como defensor en los dos primeros años de la dictadura de la
legitimidad del golpe de Estado.
El gobierno de Bachelet, a partir de
la reforma tributaria negociada con la derecha ha cedido la conducción a la DC
y a los sectores conservadores que hoy hegemonizan al PS y al PPD. Tensionado
entre responder a las demandas populares que exigen Asamblea Constituyente,
Nuevo Código Laboral, Educación Gratuita Hoy, fin al sistema perverso de
pensiones privadas y renacionalización del cobre, el gobierno levanta ahora el
cogobierno con la derecha empresarial, identificándolo como pacto
público-privado, una nueva forma de apellidar el viejo y socorrido pacto
social. Esto es la bancarrota del proyecto reformista con rostro progresista
que intentaron vender a la opinión pública.
Como demostración de su nuevo
compromiso con la burguesía hoy levantan la privatización encubierta de la
Empresa de Petróleos de Chile (ENAP) y de las futuras líneas del Metro.
En este contexto la derecha se ha
envalentonado frente a las debilidades del proyecto reformista del gobierno de
Bachelet. Organizó su primera manifestación de masas con los colegios privados
y ahora ha recuperado la dirección de la FEUC. Los síntomas de desaceleración
económica que pueden convertirse en recesión en el próximo año, son esgrimidos
por la derecha como manifestación de la “izquierdización” del gobierno.
Nada más alejado de la realidad. Lo
que el gobierno siempre postuló antes de su triunfo en las elecciones del 2013
y luego de él, fue desarrollar una política de acuerdos con la derecha política
y empresarial. Su programa de reformas parciales, mostrado falsamente como
reformas estructurales, no tenía como objetivo cuestionar las bases del modelo
neoliberal. Su promesa de elaborar una nueva constitución siempre la limitó a
llegar a un acuerdo con la derecha parlamentaria, de ahí que, ante la ofensiva
derechista la haya dejado abandonada en el baúl de los recuerdos.
La propuesta de que fuese convocada a
una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva constitución y que fuese
sometida con posterioridad a un referéndum fue ninguneada por el gobierno a
pesar de que incluso un grupo de sus parlamentarios, haciéndose eco de las
demandas populares, gestó la llamada bancada por una A.C.
Atrapado en su programa limitado, a
pesar de la mayoría absoluta en el parlamento, el gobierno insistió en
seguir el camino de los acuerdos con la derecha. Nunca se postuló ni discursiva
ni políticamente ampliar su base política y social hacia la izquierda fuera de
la Nueva Mayoría. Y no existe ningún síntoma que esté dispuesta a cambiar de
rumbo. Su pasado concertacionista lo condena. Los hechos de corrupción puestos
en el tapete por el caso Penta son el corolario de la política de los
vergonzosos acuerdos con la derecha que abrieron la puerta al mayor caso de
corrupción de los últimos años donde personeros de la derecha y la Nueva
Mayoría están involucrados. No otra cosa se puede colegir de la ley de aportes
reservados – secretos para que los grandes empresarios financien la política-
aprobada por la Concertación y la derecha.
Así las cosas y tal como ha sido la
situación en las últimas décadas son los trabajadores, lo que viven de su
salario, los más perjudicados. Su rol es sólo ser consumidores a crédito y
extraerles por parte de los grandes empresarios el excedente de su trabajo. El
trabajador y la trabajadora son los principales perjudicados con el modelo
neoliberal imperante. La precariedad laboral, la subcontratación, los bajos
salarios son la tónica del sistema y del modelo. Esto también incluye a las
llamadas capas medias, parte de la cual se sienten muchas veces los sectores
que viven de un salario, aunque más alto que los trabajadores de menores
ingresos. El resto de las capas medias, los pequeños y medianos empresarios y
comerciantes también entran en pugna con los grandes beneficiados por el
modelo: los grandes empresarios dueños de la banca, de las empresas del Retail
y de las pocas grandes empresas productivas.
De ahí que el gobierno haya bajado
las expectativas sobre reformas laborales y las ha chuteado con el beneplácito
de los político de la Nueva Mayoría para fines del 2015.
En este contexto amplios sectores
sociales se comienzan a sentir frustrados por las promesas incumplidas del
gobierno y la derecha comienza a capitalizar el descontento movilizando a las
capas medias de medianos y altos ingresos. Para los trabajadores de más bajos
salarios su situación continúa sin variación, es más, se ha agravado producto
de los despidos y del alza de los productos de primera necesidad ante lo cual
el gobierno y la misma CUT callan. Las familias de medianos ingresos deben
seguir pagando una educación de mediocre calidad y los más pobres continúan
perjudicados por la falta de recursos en la salud pública. Todo este panorama
entra en contradicción con las ganancias exorbitantes de la banca en primer
semestre (más de 3.500 millones dólares), de las Isapres y de las
administradoras de las AFPs. Por otro lado la corrupción muestra su peor cara:
el compromiso de los políticos de la NM y de la derecha con los grandes
empresarios. La guinda de la torta son los ingresos millonarios de los
parlamentarios y de los asesores de gobierno trasparentados sin ninguna
vergüenza ni esfuerzo por enmendar tal situación. Del mismo modo la crisis del
trasporte público ha vuelto a mostrar los resultados de las políticas
neoliberales de externalización de funciones de mantención con los resultados
vistos en las últimas semanas. Esto, sumado al conocimiento de los
multimillonarios aportes del estado a los privados indigna y explica el
descredito de los pactos entre las castas duopólicas.
En suma, la crisis de legitimidad del
modelo se acentúa pero tiene a su favor que las ciudadanas y ciudadanos se refugian
en su individualismo para rumiar sus frustraciones, cuando no en la violencia
contenida o en sumarse a los miles que pululan en las ferias libres tratando de
aumentar sus escuálidos salarios o para enfrentar una cesantía crónica que se
viste estadísticamente como empleo por recibir unos pocos pesos semanalmente.
La falta de respuesta de los amplios
sectores perjudicados por el modelo y sus secuelas hace que los esfuerzos por
levantar propuestas alternativas por parte de la izquierda fuera del duopolio
se vean dificultados y toda iniciativa se ve constreñida a pequeñas
agrupaciones políticas o a movimientos sociales que siendo múltiples y muchas
veces masivos carecen de coordinación y de unidad que permita potencias
sus esfuerzos.
Por otro lado, las iniciativas por
acortar la distancia entre esos movimientos sociales y las agrupaciones
políticas se ven frustradas por la desconfianza y por la carencia de una fuerza
homogénea y hegemónica al interior de las últimas. En la dirección de la
construcción de tal fuerza es que los ritmos se lentifican y se dificultan por
las razones expuestas, a las que hay que añadir que, si bien es cierto, en las
pasadas elecciones tales fuerzas agruparon más de 400.000 votos, ninguna de
ellas, representadas por tres candidaturas presidenciales logró que su discurso
y votación primara claramente sobre el resto y, tal como era previsible, la
campaña lejos de limar asperezas las profundizó y potenció.
Todo lo cual habla claramente de la
falta de capacidad y madurez de tales liderazgos cuya resolución está por
verse. De persistir esos niveles de inmadurez lo único que harán será que
las alternativas reformistas de izquierda dentro de la NM aparezcan como las
únicas “realistas” o se potenciaran las opciones anarquistas de corte nihilistas.
En este sentido la tarea de educación
y de apoyo a las demandas de los trabajadores y sectores populares y más pobres
– incluimos en ellos al pueblo nación mapuche- jugará un rol importante en
romper con las desconfianzas. Trabajar por la unidad de los trabajadores al
mismo tiempo que denunciar en su seno la inviabilidad de confiar en las
políticas de consensos con los dueños del gran capital debe convertirse en la
llave que efectivamente permita resolver las carencias antes descritas. En esta
misma dirección apostar desde ya por la unidad de la izquierda fuera del
duopolio es de vital importancia estratégica, sin inviabilizar con ellos
políticas de amplia alianza sobre plataformas puntuales que deslegitimen las
políticas del co gobierno Bachelet con la derecha empresarial y política.
En el marco descrito los esfuerzos
del Frente Amplio por Una Asamblea Autoconvocada deben ir dirigidos a masificar
social y políticamente su propuesta, rompiendo la imagen autocomplaciente con
lo logrado hasta ahora. El peack de su actividad estuvo en la convocatoria a
recordar el triunfo popular el pasado 4 de septiembre en el Teatro Cariola. El
FA debe preparase en este fase de repliegue que seguramente durará hasta marzo
del próximo año para debatir los futuros escenarios y luchas. Un factor de
debilidad es la ligazón con los trabajadores. Son múltiples las huelgas que no
han contado con su presencia. Ha jugado también en su contra la dispersión de
sus componentes primando los procesos legítimos de acumulación de fuerzas de
cada integrante por separado. Son múltiples los conflictos sociales que le
pasan por el lado y la carencia de una voz política alternativa es responsable
de que hoy no exista una oposición real desde la izquierda al gobierno. El FA
debe hacer un esfuerzo por intentar ser parte y ayudar a los procesos en curso,
llámese Frente contra las AFPs, defensa del Maipo, Movimientos por la
diversidad sexual, causa del Pueblo Nación Mapuche, defensa del Metro Estatal,
las instancias de base de defensa de la salud pública, etc.
MOVIMIENTO DE IZQUIERDA INDEPENDIENTE
Noviembre de 2014.
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