Perú - La corrupción en el país. Algunas de las razones de este fenómeno.

Posted by Correo Semanal on domingo, octubre 05, 2014

el surgimiento de diversas mafias en el país, está demostrando que hoy la sociedad peruana es, justamente, esa especie de telaraña.

El “espíritu mafioso”y las elecciones

Alberto Adrianzén. Parlamentario Andino
Por  el octubre 5, 2014

http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.diariouno.pe

Un requisito para el surgimiento de la novela policial y de espionaje es considerar a la sociedad como una telaraña. 

Daniel Bell dice: “Quizás no sea casual que la concepción de la sociedad como una telaraña ocupe un lugar destacado en la literatura contemporánea, en las novelas policiales y de espionaje: se supone que la policía vigila a todo el mundo, con lo cual forma el vínculo entre todos los niveles de la sociedad, y el espionaje trata de lo secreto, o de los lazos ocultos de las redes sociales” (Las contradicciones culturales del capitalismo, Edt. AE. p. 23).

Me pregunto por qué, cuando hay tanto material al respecto -los tomos editados por el Congreso sobre los vladivideos, o las investigaciones del poder legislativo y del periodismo- hasta ahora no tenemos una novela policial que sea un gran fresco de estas interconexiones a partir de la imagen de la sociedad como telaraña. En mi opinión, ello sería un gran aporte a la literatura peruana y una poderosa herramienta para entender cuál es el carácter actual de nuestra sociedad.

Como anota Bell, cuando alude a “esta visión de la interconexión como una telaraña se convierte en una poderosa imagen en la ficción del siglo XIX” (p.22), lo que importa señalar es que el surgimiento de diversas mafias en el país, está demostrando que hoy la sociedad peruana es, justamente, esa especie de telaraña. Sin embargo, no interesa tanto la imagen sino la interconexión entre los diversos sectores que componen estas mafias.

Mi hipótesis es que una de las consecuencias del paso de una sociedad tradicional a otra moderna en el país, donde el mercado se convierte en el organizador de la vida social, política y económica y en el cual el Estado y la sociedad están debilitados deliberadamente, es la proliferación de estas mafias que hoy dominan varios ámbitos de la vida nacional.

Los últimos ejemplos, las llamadas mafias de Orellana y Álvarez, por no citar otras como la del narcotráfico, justamente muestran, si usamos la imagen de la telaraña, las interconexiones existentes. Ambas mafias tenían (o tienen) nexos con el poder judicial, la fiscalía, la prensa, el mundo de la política, con sectores empresariales, notarías, medios de comunicación, etc. Toda una red, “invisible” por cierto, que actuaba (o actúa) con eficacia y rapidez.

No pretendo en este breve espacio explicar las razones de este fenómeno que hoy nos azota, sin embargo, mencionaré algunas causas:

a) La debilidad de un Estado que no es capaz de establecer el principio de autoridad. Ello se refleja en el abandono de sectores clave en la construcción del orden como son el policial y el judicial (incluyo al Ministerio Público). Asimismo, la práctica ausencia del Estado como un elemento de regulaciónde los diversos ámbitos(incluyo la política, la economía y la cultura) y de satisfacción de demandas de la mayoría de la población.

b) El abandono de las élites en la construcción de un Estado nacional, representativo de todos los peruanos y peruanas. En realidad, las élites han privatizado y modernizado parte del aparato estatal. A esto se suma la privatización de la vida social de estasélites y de su abandono de los lugares públicos, donde, lo público se ha convertido en el espacio de los “pobres”. Es una especie de beneficencia frente a los estragos provocados por las políticas neoliberales.

c) La expansión de la economía informal e ilegal que ha creado un “mundo económico” y también social donde lo que importa, por diversos motivos, no es una propuesta inclusiva sino, más bien, la creación de riqueza que se convierte en un factor de movilidad social y en un buen instrumento para salir de la pobreza. Una característica de la sociedad peruana es el enorme estancamiento denuestra movilidad social alimentado por una élite endogámica y excluyente.

d) Un mundo político cerrado, sordo e indiferente a las demandas de las clases populares.

e) Una ideología que cree ciegamente en que el mercado es capaz de autorregularse y regular la vida social.

Aunque seguramente a estos factores se pueden añadir otros, me interesa señalar que hoy estamos frente al grave problema del surgimiento de mafias y a la aparición de lo que Gaetano Mosca ha llamado el “espíritu mafioso” que considera como signo de debilidad o cobardía el “recurrir a la justicia oficial, a la policía y a la magistratura para pedir la reparación de los daños -o más bien, de ciertos daños- padecidos”. (¿Qué es la mafia? Edit. FCE, p. 47).

En este contexto se puede afirmar que en las próximas elecciones municipales y regionales se estaría jugando la consolidación de algunas mafias, y también, del llamado “espíritu mafioso”. 

La encuesta que señala que un porcentaje importante de limeños votaría por alguien que “robe pero que haga obras” y que esta afirmación está asociada con el candidato que va puntero es la mejor demostración de que las mafias y que el “espíritu mafioso” encontrarán su legitimación, curiosamente, mediante un mecanismo democrático que es el voto y las elecciones.

Sin embargo, si continuamos el análisis de lo que sucede en Lima, el asunto no queda ahí.

Cuando comparamos algunas fotos aparecidas en pocos diarios y en las redes sociales y vemos cómo algunos personajes de Lima y El Callao, y de diversos partidos políticos, aparecen juntos más de una vez, y si a ello le sumamos el papel de algunos medios de comunicación que enmudecen frente a candidatos con visibles nexos con grupos mafiosos, es posible afirmar que estamos frente a una mafia política que tiene como sustento los negocios, una suerte de “cartel de Lima”.

Por eso en estos comicios en Lima y regiones del país no solo se juega la elección de un o una candidata, también se abre la posibilidad de cerrarle el paso a la consolidación de un sistema político y económico cuya savia es la corrupción y, además, cuestionar que un sector de la sociedad adopte una actitud permisiva frente a este flagelo y sea complaciente con que nos gobierne el “espíritu mafioso”.