Capitalismo – Siete años después del inicio de la crisis

Posted by Correo Semanal on sábado, septiembre 20, 2014


 
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Notas sobre el estado de la economía capitalista mundial

François Chesnais
A l´encontre-La Breche
Traducción de Viento Sur

El 16 de julio de 2007, el banco de inversiones Bear Stearns anunció la quiebra de dos de sus filiales de inversión de alto riesgo (hedge fund). Su propagación mundial no se hizo esperar. El 9 de agosto, BNP-Paribas cerraba, a su vez, tres fondos de alto riesgo en situación de quiebra. De Alemania llegó la noticia de las grandes dificultades que atravesaban varios bancos regionales (Landesbank) a los que el Deustsche Bank, que se suponía libre de sospecha, había vendido títulos basura bajo la forma de "productos estructurados" que incluían préstamos hipotecarios irrecuperables. Así comenzó la primera fase de la crisis económica y financiera mundial, la de los títulos llamados "subprime". Quince días más tarde en Londres y Nueva York el mercado de los préstamos a corto y muy corto plazo (money market) quedaba paralizado e incluso bancos muy importantes dejaron de realizar préstamos compartidos over-night (préstamos para cerrar cuentas formalmente en equilibrio). A partir de principios de septiembre, uno de los indicadores claves de la coyuntura financiera mundial, a saber, la tasa de interés londinense sobre los préstamos a muy corto plazo, el Libor, aumentaba fuertemente y no bajaba a pesar de la intervención coordinada de los bancos centrales. El 27 de setiembre de 2007, el séptimo banco británico, el Northern Rock, que se había implicado mucho en los préstamos hipotecarios, quebraba y era puesto bajo control estatal (una forma incorrecta de nombrar la "nacionalización", que no es sino una forma acabada de la socializar las pérdidas a cargo de las y los trabajadores-contribuyentes)/1. Más tarde, en marzo de 2008 llegó la quiebra de Bear Stearns y su recompra a precio de saldo por la JP Morgan Chase y en septiembre de 2008 la quiebra de Lehmann Brothers. La intervención de la Fed [Banco central de los EEUU] y del gobierno americano así como la de sus homólogos europeo evitó una crisis financiera sistémica mundial. Pero la amplitud de la superproducción (que el recurso generalizado e intensivo al crédito había ocultado durante años) no les permitió evitar que la economía estadounidense entrara en recesión seguida, unas semanas después, por la de muchos otros países; sobre todo los de la Unión Europea. La caída de la producción y de los intercambios mundiales a partir de finales de 2008 y durante todo el 2009 no se detuvo más que por el apoyo que dio el Partido Comunista chino a continuar con la acumulación en China, lo que tuvo un enorme efecto de arrastre momentáneo en los principales países proveedores de materias primas y de alimentos; sobre todo de América del Sur.
¿Dónde nos encontramos siete años después del inicio de la crisis? Los informes publicados anualmente por las dos principales organizaciones financieras internacionales: el Global Financial Stability Report  (informe sobre la estabilidad financiera en el mundo) publicado en abril de 2014/2 y el informe anual del BPI (Banco de pagos internacional) publicado a finales de junio de este año/3 permiten evaluarlo mejor que ningún otro. Estos informes analizan el estado actual del sistema capitalista mundial desde el prisma de las políticas monetarias impulsadas en los distintos ámbitos del sistema estatal mundial, del punto muerto en el que se encuentran y del comportamiento de los inversores financieros en las zonas particularmente vulnerables del sistema global. Ambos informes merecen un poco de atención, situarlos en una perspectiva histórica más amplia y un cuadro analítico apropiado. Para los responsables de la política monetaria, que se ha convertido en el instrumento principal, cuando no único, de intervención económica, el dilema central en estos momentos es el siguiente: sin el recurso permanente (desde 2008) a "políticas monetarias de inyección de liquidez" (las quantitative easing) América del Norte y Europa habrían continuado en recesión y ni siquiera habrían conocido las tasas de crecimiento débiles que han alcanzado. Este flujo de dinero no ha servido para relanzar las inversiones sino sólo para satisfacer a los inversores financieros.