Chile - Los Daños Colaterales de la Concentración Bancaria
ESTRATEGIA.
Jueves, 26 de Junio de 2014
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Mientras en el año 1985 existían 45 entidades financieras compitiendo,
hoy sólo hay 23, es decir en tres décadas se han reducido casi a la mitad.
Un acelerado proceso de concentración es el que ha sufrido la banca
chilena en las últimas tres décadas, fenómeno que hoy muestra como carta de
presentación el que sólo cinco bancos –de un total de 23- acumulen un 73% de
las colocaciones. Y tan sólo hace casi 30 años, en el sistema competían 45
entidades –incluyendo a siete financieras-, verificándose que las cinco
primeras acumulaban un 60,7% de los préstamos.
Sin embargo, hay que destacar que a mediados de los años ’80 el Banco
del Estado era el actor dominante con un 28,1% de las colocaciones, mientras
que hoy es el tercero de la plaza con un 12,8%. La reducción del número de
competidores, en primer lugar se origina por la crisis económica de 1982 (con
quiebras de entidades financieras y también rescates por parte del Estado), y
posteriormente por la arremetida de grandes bancos extranjeros que vieron en
Chile una posibilidad de obtener importantes retornos.
Es así como el Banco Santander, el actual líder del sistema con una
cuota de 18,1%, arribó a nuestro país en 1978, pero en sus inicios
prácticamente sólo se dedicaba a operaciones de comercio exterior. Fue en
1982 que dio su primer gran salto al adquirir los activos del antiguo Banco
Español. A su vez, en 1993 compra la financiera Fincard y en 1995 a Fusa,
concretando una fusión para crear a Banefe. Otra gran expansión la
materializa en 1996 al absorber al Banco Osorno y la Unión (que antes se
había fusionado con Banco del Trabajo), con lo cual llega a un 12,1% de
participación de mercado. En tanto, en 2002 materializa la fusión con en el
Banco Santiago (que en 1986 se había fusionado con el Banco Colocadora
Nacional de Valores y en 1997 con el Banco O’Higgins). Con ello alcanza en
ese momento una cuota en préstamos totales de 24,4%.
Pero además, hay que recordar que en el O’Higgins -que en su
origen era el antiguo Banco de Londres- se habían incorporado las operaciones
del Central Hispano -en junio de 1993- y del Hong Kong Banking Corporation,
HSBC, en noviembre de ese mismo año. Asimismo, cuando ingresó a Chile, el
Central Hispano adquirió las operaciones de otro banco español llamado Centro
Banco. Este último, cuando llegó al país, lo hizo comprando al Banco de
Talca. De esta forma, el Santander está conformado por las carteras de al
menos 14 entidades financieras.
Los Impactos de la Concentración
De acuerdo a un estudio encargado por la Fiscalía Nacional Económica a
la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, una de las
prácticas potencialmente abusivas por parte de los bancos es la existencia de
costos de cambio, los que se refieren a los que incurre un cliente al
momento de trasladarse del banco donde mantiene su cuenta corriente o posee
algún tipo de crédito o depósito. Estos costos se consideran contrarios a la
competencia, pues transforman en cautivos a los clientes, lo cual permite a
las empresas tomar ventaja y subir los precios de sus servicios sin temer la
pérdida de la persona. También actúan como barreras de entrada, ya que los
bancos que deseen ingresar al sistema financiero deben internalizar el costo
de cambio que experimenta el cliente para inducirlos a cambiarse a su
institución.
Una de las principales dificultades para cambiarse son los traslados
de pagos automáticos de cuentas, los que entre afiliación y desafiliación
pueden tomar hasta tres meses. Además, en Chile no existe un procedimiento
normado para el cierre de cuentas corrientes. En el caso de los créditos
hipotecarios, el deudor que desee cambiar de banco incurre en una serie de
costos asociados al traspaso de la garantía entre instituciones. Además, hay
gastos notariales, estudios de títulos, tasaciones y cambios en la
inscripción del Conservador de Bienes Raíces.
Otra de las trabas que describe el estudio –que fue elaborado por Aldo
González y Andrés Gómez-Lobo (actual ministro de Transportes y
Telecomunicaciones)- es la existencia de ventas atadas que consisten en la
imposición de compra de un conjunto de productos. En primer lugar se
fuerza al cliente a contratar más servicios de los que desea y en caso de
requerir todos los productos, no se le permite elegir las empresas con cuales
contratar cada servicio separadamente. En Chile esta práctica se observa en
distintos grados en la provisión de créditos hipotecarios, pues los bancos inducen
la apertura de una cuenta corriente y la contratación de sus seguros.
Finalmente, el estudio señala que los productos bancarios generan
cobros a través del tiempo, los cuales no son simples de comprender en su
totalidad por los clientes al momento de contratar un servicio. La
experiencia internacional demuestra que la mayoría de las personas no conocen
todos los cargos que le son aplicados por sus bancos y tienen dificultades al
comparar tarifas entre oferentes. Esta complejidad en la estructura de cargos
genera riesgos de abuso por parte de las instituciones.
Tasas de Interés
El economista del Cenda, Hugo Fazio, enfatiza que “una característica
de los bancos es que sólo toman como clientes a personas de cierto nivel de
ingresos para arriba, las cuales sufren tasas de interés extremadamente
elevadas. Los bancos se financian con el público y le pagan por sus depósitos
tasas prácticamente cero, y como contrapartida a miles de clientes les cobran
por sus créditos la Tasa Máxima Convencional, que es absolutamente usurera,
registrando así spreads elevados y, por ende, rentabilidades cuantiosas.
Además, las entidades financieras están obteniendo recursos del Central al
4%, y como la inflación está más alta que ese nivel, la tasa de interés
está siendo negativa, lo cual no es transmitido por los bancos al cliente”.
Sin embargo, agrega que sólo los créditos hipotecarios están en
niveles relativamente aceptables. “En todo caso, ello está sucediendo por el
importante rol que está jugando el BancoEstado, lo que no siempre sucede”.
Además, Fazio destaca que los bancos –debido a su gran poder- actúan
dependiendo del tamaño de sus clientes. “Las grandes empresas en Chile
obtienen tasas de interés bajas porque tienen la opción de financiarse con la
banca internacional. Sin embargo, ello no ocurre con las pymes”.
Pymes
En ello coincide un estudio realizado por la Usach –de los académicos
Rodrigo Aranda y José Rojas- que afirma que “cuando existe un alto nivel de
concentración del mercado se suelen generar conductas no competitivas que
limitan las posibilidades de acceso al crédito. Esto implica que se genere un
sesgo de la oferta crediticia y demás servicios financieros hacia las grandes
empresas, donde no se enfrentan los riesgos ni los costos de monitoreo que las
empresas más pequeñas poseen”.
Y como resultado de este proceso, las empresas se ven obligadas a
relacionarse siempre con un numero acotado de instituciones bancarias, las
cuales presentan elevados costos de administración que imposibilitan la
diversificación del crédito por parte de las empresas, dejándolas vinculadas
de forma perpetua a un mismo banco, lo que a su vez incrementa los índices de
concentración, entrando así en un círculo vicioso.
Las Personas
En cuanto a las personas, los académicos Enrique Sepúlveda
(FACEA, Universidad de Valparaíso Chile y Víctor Valencia (FAE, Universidad
de Santiago de Chile) sostienen que “como la presión que ejercen los clientes
es baja -dado que poseen una cultura generalmente individualista- al negociar
generalmente lo hacen en forma individual, no presentando de esta manera un
poder que sea significativo en términos de negociación, a menos que lleguen a
instancias judiciales las que de todas maneras requiere de una alta inversión
de recursos y tiempo, y además sólo producen beneficios personales”.
También sostienen que la banca es atractiva para sus participantes,
dado que se genera una apropiación de la rentabilidad desde el entorno hacia
el sector bancario. En la banca se produce una especie de efecto de un dulce
y deseado cautiverio por parte de ambos lados, en donde “además del efecto
Estocolmo (cuando el rehén se enamora de su captor), aparece el efecto Lima
(cuando el captor se enamora del rehén).” Y cuando el cliente ya está en
cautiverio, se le puede proporcionar una o más cuentas corrientes, líneas de
crédito, tarjetas de crédito, tarjetas de débito, créditos de consumo,
seguros de vida y de otros tipos.
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Fuente: http://www.estrategia.cl/detalle_cifras.php?cod=9387
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