Lo público y lo privado en la educación chilena.
Por Carlos Ruiz
Schneider
El alto grado de
privatización de la educación chilena es el rasgo distintivo de nuestras
políticas y de nuestro sistema educacional actual. Según datos contenidos en un
reciente informe de la OCDE del año 2004, el 47% de la educación básica y media
del país es privadamente administrada (aunque el porcentaje de financiamiento
propiamente privado no excede el 10% y el 37% restante esté constituido por
fondos públicos administrados por empresarios privados, lo que incluye uso
privado de las utilidades generadas). En cuanto al sistema de educación
superior, el 70% de su financiamiento, aproximadamente, proviene de gastos
hechos por las familias, es decir, es mayoritariamente financiada en forma
privada, incluso en el caso de las Universidades "públicas".
Como se sabe, el
modelo teórico en que se basan estas políticas proviene esencialmente de
trabajos de economistas de la Escuela de Chicago, especialmente de Milton
Friedman, los que fueron autoritariamente implementados por la dictadura
militar a partir de los 1980 y que los gobiernos de la Concertación por la
Democracia, desde los años 1990 en adelante, han mantenido en lo sustancial,
con algunas modificaciones que no afectan a su estructura, aunque han
significado una importante diferencia respecto de los exiguos niveles de
financiamiento de la dictadura.
Todos conocemos los
hitos mayores de estas políticas bajo Pinochet, la Directiva Presidencial de
Educación de 1979, la Ley de Universidades de 1981, la municipalización de la
educación y la LOCE de 1990.
En lo que sigue,
voy a intentar analizar brevemente en primer lugar las ideas que sustentan a
estas políticas privatizadoras durante la dictadura militar, sin incursionar
mayormente en las líneas de continuidad entre estas políticas y las de los
gobiernos de la Concertación. Me concentraré especialmente en una de estas
políticas, que continúa hasta hoy, la de las subvenciones escolares. En las dos
últimas secciones del ensayo, buscaré reseñar algunas evaluaciones empíricas
del modelo, en el campo de la educación básica y media, para terminar con
algunas consideraciones que me inspiran algunas miradas filosófico-políticas
sobre lo público y lo privado en la educación.
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