Sudáfrica - ¿Tiene el Congreso Nacional Africano (ANC) un problema de Memoria Histórica?

Posted by Correo Semanal on martes, enero 14, 2014

Stephen Ellis *

Sin Permiso
Traducción de Enrique García
 
"El que controla el pasado controla el futuro. El que controla el presente controla el pasado". George Orwell

Los últimos acontecimientos en Sudáfrica me han hecho reflexionar sobre estas palabras de George Orwell, el novelista británico que comprendió tan certeramente los métodos de los gobiernos totalitarios.

Pocas horas después de la muerte de Nelson Mandela, el Partido Comunista Sudafricano (SACP), por fin admitió lo que yo y algunos otros historiadores habíamos descubierto mediante una investigación paciente: a saber, que Mandela en el momento de su detención en 1962 no solo era miembro del partido, sino también de su comité central.

Es sorprendente que tantas personas hayan mentido sobre ello durante tanto tiempo. Tal vez los dirigentes del SACP admitan ahora que la principal declaración de principios del ANC, la Carta de la Libertad de 1955, fue escrita por comunistas blancos.

La supresión de la verdad sobre el pasado de Sudáfrica va mucho más allá de estos dos ejemplos. Hace tres años, mientras estaba investigando para mi libro External Mission, me quedé asombrado al pedir documentos relacionados con él en un archivo público y encontrar que ya no estaban allí.
Le pregunté al archivero qué había pasado. La respuesta fue que algunos pesos pesados del ANC habían retirado los papeles. 
Muchos historiadores en Sudáfrica pueden contar historias como esta. Los Archivos Nacionales en Pretoria se han hecho famosos por su incapacidad para facilitar documentos públicos para su estudio. Varios archivos del SACP y el ANC surgen misteriosamente y luego desaparecen.

El Centro Nelson Mandela para la Memoria Histórica parece haber jugado un papel activo a la hora de poner coto a  la discusión pública.
Todo esto es importante porque, como Orwell entendió después de sufrir en sus carnes la manipulación estalinista durante la Guerra Civil española, controlar el pasado es una técnica vital de los gobiernos totalitarios.

Los sucesivos gobiernos del ANC han hecho todo lo posible para sacar brillo al mito de la lucha armada, que siempre fue más teatral que real.

La ANC insiste en que las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica, el ejercito del apartheid, fueron derrotadas por completo en la batalla de Cuito Cuanavale, en 1987-1988, en Angola, cuando es evidentemente falso. A toda una generación de sudafricanos se les ha dicho que el ANC acabó el solo con el apartheid, cuando la verdad es que fue el resultado de la lucha también de muchos otros actores de la sociedad, por no mencionar el final de la Guerra Fría.

La generación más joven no tiene donde aprender acerca del movimiento de la conciencia negra. Ni siquiera hay ningún espacio para debatir sobre el apartheid como se debe, y ha quedado reducido a un mal monolítico en contra del cual el ANC puede reclamar su propia pretensión de legitimidad.

El resultado es impedir que la gente pueda reflexionar con objetividad y preguntarse qué clase de país es en realidad Sudáfrica y qué tipo de gobierno tiene.

Por eso  los sudafricanos que piensan "¿y qué más da?" cuando se enteran de que Nelson Mandela fue un miembro del SACP se equivocan. Tienen que entender que la lucha armada fue inicialmente una decisión del SACP, que adoptó en una conferencia en Emmarentia en diciembre de 1960 a la que asistieron sólo 25 personas. Mandela fue uno de los pocos militantes de raza negra que asistieron.

De hecho, el ANC como un organización nunca  votó a favor de la lucha armada. El SACP encomendó a Mandela la tarea de persuadir al escéptico presidente del ANC, Albert Luthuli, para que aceptase la nueva orientación política de forma retrospectiva. Luthuli se negó, pero admitió que podía tolerar la existencia de la organización militar Umkhonto weSizwe (MK) si era totalmente independiente del  ANC.

A medida que el ANC va perdiendo control sobre la memoria histórica, repensar el pasado se convierte en una actividad políticamente explosiva. He perdido la cuenta de las veces que enojados jóvenes radicales negros sudafricanos me han preguntado por qué la transición del apartheid dejó gran parte de la riqueza del país en manos de los blancos. Muchos afrikaners se preguntan cómo, desde una posición de fuerza y controlando unas fuerza de defensa orgullosamente invictas, el Partido Nacional hizo tantas concesiones en tan poco tiempo.

¿Cuál fue la auténtica naturaleza de la violencia en el periodo de transición? Si todo el esfuerzo no provino de una tercera fuerza misteriosa, ¿de dónde vino?

Tal vez la humillación pública del presidente Jacob Zuma por la multitud que lo abucheó en el funeral de Mandela sea el punto de partida de los debates más amplios que son imprescindibles si queremos que surja una situación política más sana.

"La historia oficial inventada siempre prepara su propia destrucción", escribió el difunto Frederik van Zyl Slabbert. "La carga de la mentira llega a ser demasiado pesada para soportarla".

Es posible que el momento de la verdad este a punto de llegar a Sudáfrica.
* Stephen Ellis, historiador, trabaja en el Afrika-Studiecentrum, en Leiden, Países Bajos. Su libro, External Mission: The ANC in Exile, 1960-1990, ha sido publicado por Jonathan Ball.