Contundente Michael Moore en su reflexión sobre la sentencia de Bradley Manning y sistema de justicia de EE.UU
Michael
Moore.- El martes pasado, Bradley Manning fue
declarado culpable de 20 de los 22 cargos que se le imputaban, entre ellos
haber violado la Ley de Espionaje, haber filtrado informaciones secretas y
haber desobedecido órdenes. Esa es la parte mala. La buena es que le declararon
no culpable de “haber ayudado al enemigo”. ¿Por qué? Porque a quienes estaba
ayudando era a nosotros, a los ciudadanos estadounidenses. Y nosotros no somos
el enemigo. ¿Verdad?
Manning se enfrenta a una posible sentencia máxima de 136 años de cárcel. Cuando se anuncie tendremos una idea bastante aproximada de la seriedad con la que el Ejército de Estados Unidos aborda distintos delitos. Cuando nos enteremos del tiempo que Manning -que tiene hoy 25 años- va a estar en prisión, hagamos el ejercicio de compararlo con las condenas recibidas por otros soldados:
Manning se enfrenta a una posible sentencia máxima de 136 años de cárcel. Cuando se anuncie tendremos una idea bastante aproximada de la seriedad con la que el Ejército de Estados Unidos aborda distintos delitos. Cuando nos enteremos del tiempo que Manning -que tiene hoy 25 años- va a estar en prisión, hagamos el ejercicio de compararlo con las condenas recibidas por otros soldados:
El
coronel Thomas M. Pappas, alto responsable de inteligencia militar en Abu
Ghraib y máximo oficial presente la noche del asesinato del preso iraquí
Manadel al-Jamadi, no fue condenado a ningún periodo de cárcel. Sí recibió una
reprimenda y una multa de 8.000 dólares (a Pappas le oyeron decir a propósito
de al-Jamadi: “No voy a ser el único que pague por esto”).
La
sargento Sabrina Harman, la famosa mujer a la que se ve en Abu Ghraib haciendo
un gesto de aprobación junto al cuerpo de al-Jamadi, y en otra foto sonriendo
al lado de unos iraquíes desnudos y encapuchados, arrojados en un montón, fue
condenada a seis meses por maltratar a los detenidos.
El
cabo Armin Cruz fue condenado a ocho meses por maltratar a presos iraquíes en
Abu Ghraib y por encubrir los malos tratos.
El
cabo Steven Ribordy fue sentenciado a ocho meses por complicidad en el
asesinato de cuatro presos iraquíes a los que “ataron, vendaron los ojos,
dispararon y arrojaron a un canal” en Bagdad en 2007.
El
cabo Belmor Ramos fue condenado a siete meses por conspiración para cometer
asesinato en ese mismo caso.
El
sargento Michael Leahy Jr. fue condenado a cadena perpetua por cometer los
cuatro asesinatos de Bagdad. Posteriormente, el Ejército le concedió un indulto
parcial y redujo su condena a 20 años, con posibilidad de libertad condicional
al cabo de siete.
El
sargento de marines Frank D. Wuterich se libró de la cárcel por abandono
negligente en la matanza de 24 hombres, mujeres y niños desarmados cometida en
2005 en la ciudad iraquí de Haditha. Otros siete miembros de su batallón fueron
acusados pero ninguno rebibió castigo.
Los
cabos segundos de marines Jerry Shumate y Tyler Jackson fueron condenados a 21
meses por la agresión a mano armada contra Hashim Ibrahim Awad, de 52 años, con
11 hijos y cuatro nietos, cometida en Al Hamdania en 2006. Awad murió por los
disparos recibidos durante el ataque. Posteriormente, las condenas se
redujeron.
El
cabo segundo de marines Robert Pennington fue condenado a ocho años por el
mismo incidente, pero no cumplió más que unos meses, ya que le concedieron el
indulto y salió en libertad.
El
sargento de marines Lawrence G. Hutchins III fue condenado a 15 años por
asesinato en el caso de Awad, pero enseguida le revocaron la condena y le
pusieron en libertad.
No
hubo ningún soldado castigado por la muerte de cinco niños, cuatro mujeres y
dos hombres iraquíes en una vivienda en 2006. Entre los cables diplomáticos
estadounidenses filtrados por Bradley Manning estaba un correo electrónico de
un funcionario de la ONU que afirmaba que los soldados norteamericanos los
habían “ejecutado a todos”. Cuando Wikileaks publicó el cable, la indignación
en Irak fue tal que el Gobierno de Nouri al Maliki tuvo que renunciar a seguir
concediendo inmunidad a los militares estadounidenses ante los tribunales del
país, por lo que el Gobierno de Obama se vio obligado a abandonar sus planes de
mantener varios miles de soldados en Irak de forma permanente. Todas las tropas
norteamericanas se retiraron a finales de 2011.
Me
atrevo a aventurar que Bradley Manning va a pasar más tiempo en prisión que
todos los soldados de estos otros casos juntos. Y con ello, en lugar de
redimirnos y pedir perdón por los crímenes que el cabo Manning puso al
descubierto, volveremos a dejar claro al mundo quiénes somos en realidad.
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