El negocio de la prensa
Por Pedro González Munné *
Luego de más de 35 años como periodista profesional puede decirles con pleno conocimiento de causa: en esta profesión definitivamente todos trabajamos para quien nos paga y sobre todo, en países como Cuba y los Estados Unidos, similares en el control de los medios, comunismo a un lado y capitalismo ‘despiadado’ por el otro, es el mismo concepto: control y lucro.
¿Descabellado? ¿Demagogia? No señoras y señores: antes de tirarme a los leones permítanme algunos argumentos.
¿Cuál es el fin principal de un negocio? Producir beneficios y defender los intereses de los dueños. Ese es el propósito de la prensa corporativa. Nadie puede apartarse de la línea establecida por ellos, o de lo contrario te encuentras sin trabajo en un santiamén, como muchos ejemplos recientes en The Miami Herald, Univisión y otras compañías en Miami, aquí donde vivo y ha varado mi barco.
En el caso de la isla es exactamente igual: un grupo controla sus intereses y determina las líneas editoriales de las publicaciones. Por tanto el periodista debe situarse dentro de ellas, lo cual no implica precisamente defender la constitución, las leyes y los principios de la Revolución, sino las posiciones y beneficios del grupo al timón de ese medio de prensa.
No hay periodismo objetivo, no por el hecho de recibir un salario por nuestro trabajo y debemos, por lo tanto, responder a quienes lo entregan. La ‘objetividad periodística’ no existe, pues somos seres humanos, donde nuestra formación, personalidad y estrato social –real o asumido- determina la forma de evaluar la realidad, por tanto de esas condiciones surge nuestra manera presentar la noticia.
Manipulamos la verdad unas veces pensando: “es así como los jefes quieren”, otras, porque evaluamos –incorrectamente como vemos cada día- “de esta manera tendré una mejor imagen ante el público”, o sencillamente por miedo, a perder el trabajo, a las críticas y represalias sociales de los grupos a los cuales pertenecemos –o queremos pertenecer.
Por supuesto, aquí en los Estados Unidos, donde los sistemas noticiosos de televisión se han convertido en un inodoro multicolor y en la radio, donde cualquiera con un puñado de billetes se para delante de un micrófono, la profesión se ha prostituido exponencialmente y por tanto, el prestigio y la consideración del público han disminuido exponencialmente.
El periodismo es una profesión de riesgo y mientras más profesionales seamos, considerando y explotando nuestras limitaciones y entrenamiento, más críticas y represalias atraeremos, pero lo principal es estar conscientes de nuestras lealtades y la primera de ellas es con nuestra propia consciencia y el principio de ser comunicadores de la verdad, no sus intérpretes.
* Pedro González Munné, es director de La Nación Cubana. Obtuvo cuatro premios nacionales de periodismo en Cuba y la condición de Vanguardia Nacional de la Cultura. Tiene seis libros publicados y prepara “Sin patria pero sin amo”, sobre la emigración cubana en los EEUU. Actualmente reside en La Florida.
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