Chile - Como salir del infierno de las AFP: Un sistema de Reparto
Escrito por Murieta (resumen.cl) |
El sistema de AFPs y su fracaso, comienza paulatinamente a cobrar forma en la población chilena. Hoy las críticas al nefasto sistema de pensiones chileno, provienen incluso, de un Consejero del Banco Central, Joaquín Vial, quien aseguró que el 60% de los cotizantes de AFP tendrán pensiones de unos 150 mil pesos. Frente a esta nefasta realidad ¿Qué alternativa hay a este dañino sistema, protegido e impulsado por los gobiernos y los grandes grupos económicos?
La capitalización individual
El sistema de pensiones chileno, es casi único en el mundo. Su particularidad es que todos los chilenos deben cotizar obligatoriamente en una AFP, sistema privado de pensiones, sin posibilidad de elegir entre otros sistemas, como sucede en otros países. Esta particular condición se hereda desde la dictadura pinochetista, y su diseño e implementación se vinculó con el plan laboral ejecutado por el hermano del actual presidente de la República: José Piñera.
Los pilares que sostenían este sistema, se encuentran hoy severamente cuestionados por los resultados. Parafraseando al propio Piñera, la idea era transformar al trabajador en un accionista de grandes empresas, invirtiendo sus ahorros previsonales. Pero con el paso del tiempo, ésta parece ser la excusa para arrebatar los fondos de pensiones a los trabajadores y traspasarlo a las cuentas de los bancos y empresas, para así darle liquidez y dinamismo al sistema financiero chileno. Las AFPs invierten en las acciones de los grandes grupos económicos chilenos, que han obtenido utilidades siderales y que, por cierto, no tienen reflejo alguno en las míseras pensiones de los chilenos.
El principio que sostiene este sistema es la idea de la capitalización individual. Lo que significa que a través de mis fondos previsionales, administrados por la AFP quien invierte los dineros en empresas rentables, se generan utilidades que vendrían a repercutir en un aumento de mi fondo previsional, que será mi jubilación. La idea básica es transformar el ahorro previsional, en un capital acumulado e invertido. De fondo de ahorro a fondo de inversión.
No habría tanto problema con ello, si es que el sistema económico no sufriera, por ejemplo, crisis. Crisis en que las acciones de los trabajadores en las empresas, han asumido los costos recibiendo todo el impacto de los fracasos económicos, mientras las utilidades de los grandes accionistas desaparecen a través de juegos de ingeniería financiera.
Tras estas crisis, los fondos individuales asumen los costos individualmente, lo que significa que si mi AFP invirtió mal mi fondo, nadie responde por mí más que mis dineros de jubilación. Si el sistema fuera un éxito y jamás hubiesen estos vaivenes, quizás el sistema funcionaría. Pero las últimas décadas de realidad han contradicho al sistema: no funciona, al menos como sistema de pensiones. Y muestra de ello es que el Estado debe compensar las miserables pensiones que reciben los chilenos, mientras las AFPs y las empresas que reciben sus inversiones, cuentan utilidades siderales.
Las propuestas.
Muchas propuestas circulan en el mundo político y empresarial chileno sobre el sistema de AFPs. Todas ellas coinciden en no romper esta lógica de capitalización individual. Sus cambios se resumen en aumento a cotizaciones mensuales, reforma a la discriminación hacia la mujer, aumento de cotizantes en AFPs a través de la inserción de quienes trabajan bajo boleta de honorarios, una AFP estatal, bajas en los costos de administración de las AFPs, etc.
Como propuestas no intentan romper la lógica de capitalización individual, no tocan el rol financiero de los fondos previsionales en la especulación financiera y la producción de los grandes grupos económicos. En lo medular, ese es el gran problema del sistema privado de pensiones. Mientras no se rompa con la cadena de usurpación de los ahorros previsionales, cualquier medida se transforma en maquillaje. Incluso en una AFP estatal, donde los fondos previsionales funcionan bajo la misma lógica que los fondos privados, pues las AFPs funcionan de la misma forma sean tanto públicas como privadas, pues finalmente las pensiones son derivadas de igual forma al sistema financiero y sus oscuras especulaciones. La administración pública de empresas estatales como ENAP, CODELCO, entre otras, no se diferencia mucho de las empresas privadas.
La alternativa al sistema viene dada por quienes reclaman la posibilidad de elegir otro sistema, y no ser obligados a cotizar en una AFP.
Incluso la reforma del año 2007 no solo permite dilucidar los oscuros intereses del sistema, sino también las estériles reformas. Como señaló hace un tiempo Marcel Claude “las AFPs fueron reforzadas al permitirles incorporar a cerca de un millón 700 mil personas más –los independientes-, se les autorizó colocar fuera del país hasta el 80 % de los fondos y se eximió del pago del IVA por los servicios que éstas contratan.”
Los sistemas de reparto.
Los sistemas de reparto funcionan sobre la lógica de la solidaridad. Y su propuesta se define en que los trabajadores activos financian a los trabajadores pasivos o jubilados. Lo que tiene múltiples ventajas, entre ellas, que uno de los sectores mas desprotegidos de la sociedad que no cuenta con la energía vital para subsistir, como lo es la tercera edad, reciba dineros directamente del estrato de trabajadores que está activo, sin recibir los impactos de décadas de vaivenes y crisis económicas.
“Es un seguro con renta vitalicia universal garantizado por el Estado con una base muy amplia de trabajadores y empleadores. Este sistema se ha sostenido a lo largo de un siglo y sigue dejando excedentes en todos los países desarrollados con poblaciones mucho más maduras que la chilena” Como señala Manuel Riesco, del CENDA.
Es importante señalar su universalidad. En el sentido que abarcaría a todos quienes coticen,pues actualmente con el “moderno sistema de AFPs” hay una brutal discriminación hacia la mujer.
El Movimiento sindical por la seguridad social y la previsión, señala varios aportes a la propuesta del sistema de reparto. Tras la reforma de José Piñera en Dictadura, es el trabajador quien asume la mayor parte del financiamiento de su previsión, dejando casi sin participación a su empleador, y con una minúscula participación del Estado. Para el movimiento, el financiamiento debe ser tripartito, asumiendo el Estado y los empleadores la mayor parte de las cotizaciones. Hoy la tan famosa como fantasmal responsabilidad empresarial no muestra interés en este tipo de transformaciones, pues implica asumir costos sociales que vienen evadiendo desde que la dictadura les permitió hacerlo.
La propuesta del movimiento tendría dos pilares: Universal y Solidario. Universal significa que “ La responsabilidad del estado debe ser asumida en un primer nivel de pensión universal, que denominaremos pensión básica. Respecto a los valores de las pensiones, estimamos que la pensión básica debe tener un valor inicial igual al sueldo mínimo, monto que se incrementará de acuerdo al crecimiento de la economía.” Indican. Y solidario significa que “estará financiado por las cotizaciones de los trabajadores y de los empleadores. A ello se debe agregar que en el caso de las mujeres se debe integrar el abono de un año de imposiciones por hijo, por parte del Estado.
Este pilar tendrá contribuciones definidas con el cual se formará el Fondo Solidario Nacional de Pensiones, para permitir una pensión del 80% de la remuneración promedio de los últimos 15 mejores salarios indexado en el IPC u otro índice a construir, para lo cual el Estado contribuye con el primer pilar. Todo trabajo será imponible y la pensión completa se contabilizará en base a 37,5 años imponibles.”
El IPS sería quien debiera hacerse cargo de la entrega de estas pensiones. Cabe agregar, que no solo este movimiento, sino que varias agrupaciones más, señalan la importancia de que los continuos excedentes que generan los sistemas previsionales, jueguen un rol importante en el desarrollo de la sociedad chilena y no se utilicen para la especulación financiera de los grandes grupos económicos, como sucede hoy.
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