Chile - UNIR TODAS LAS LUCHAS, EN TODOS LOS FRENTES Y EN TODOS LOS ESPACIOS POLÍTICOS.

Posted by Correo Semanal on jueves, junio 06, 2013

LEVANTAR UNA CANDIDATURA PRESIDENCIAL ÚNICA PARA ENFRENTAR AL DUOPOLIO


Editorial de G-80

La coyuntura política nacional está marcada, como era previsible, por las elecciones de noviembre. Pero a las elecciones se ha sumado, como nunca antes, desde la llamada “transición a la democracia”, una significativa presencia de la lucha popular.

Desde marzo presenciamos un importante aumento de la lucha popular, cuyos hitos más importantes fueron el gran paro portuario iniciado en la II Región, que tuvo en vilo las exportaciones, y una nueva oleada de movilizaciones estudiantiles, que volvieron a irrumpir con multitudinarias marchas y tomas en las principales ciudades del país.

Otros sectores sociales también han marcado presencia en la lucha, como lo ejemplifican las tomas de terrenos en La Florida y en Calama. En los últimos días hemos presenciado también las movilizaciones de Quellón por mejoras en la atención de salud.

El reflujo parcial de la lucha popular que siguió  al año 2011 era necesariamente transitorio, en la medida que el gobierno y el Estado capitalista no fueron capaces de dar respuesta a ninguna de las demandas de fondo planteadas desde el movimiento social. Era cuestión de tiempo que los distintos segmentos del pueblo en lucha se pusieran nuevamente en movimiento. Esta vez, la incorporación más vigorosa de los trabajadores organizados al combate político-social es un elemento cualitativo nuevo de este ascenso de la movilización popular.

En medio de esta coyuntura de pueblo movilizado, la llegada de Bachelet al país en Marzo es la respuesta del bloque dominante a la insolencia plebeya iniciada el 2011. La ex presidenta se ha puesto manos a la obra para trabajar en un proyecto político que busca desmontar la rebeldía popular, aislar a los sectores más conscientes y arrebatar y desfigurar sus consignas, que han logrado amplio respaldo popular.

A pesar de que episodios como las abortadas primarias parlamentarias atentan contra el relato “inclusivo” que Bachelet y su círculo está tratando de construir, los dirigentes del bloque “progresista” han mostrado astucia política al distanciarse de los partidos concertacionistas y sus líderes históricos, como queda demostrado por la operación política que desbancó a Camilo Escalona. Con ello se va configurando el “bacheletismo” como movimiento político que busca aparecer distinto de los partidos concertacionistas, con el objetivo de reconstruir la gobernabilidad del capitalismo neoliberal.

En resumen, el bloque dominante se encamina a una estrategia gatopardista que busca aislar a los sectores más radicales y asumir parcialmente algunas de las demandas populares, precisamente en aquello que no toque los elementos fundamentales del capitalismo neoliberal, para desmontar el ciclo de movilizaciones y desafío a la gobernabilidad neoliberal iniciado el 2011.

La fracción “progresista” de la burguesía cuenta en esta ocasión con el concurso del PC, cuya dirigencia, pese a las peroratas sobre “apoyar un programa, no una persona”, terminó  entregando su apoyo a Bachelet, abandonando algunas demandas fundamentales que en algún momento levantó, al menos de palabra, como la Asamblea Constituyente y la renacionalización de cobre.

Ante esta ofensiva que se desarrolla frente a nuestros ojos, es necesario responder uniendo todas las luchas político-sociales en todos los escenarios y en todos los espacios políticos y construir los flancos de convergencia política y social que permitan construir, en mediano plazo, un gran frente antineoliberal que pueda encauzar y unificar las luchas contra el próximo gobierno neoliberal de Bachelet y empujarlas y radicalizarlas en un sentido anticapitalista.

Un espacio político fundamental en que es necesario presentar batalla política tanto al bloque dominante como al reformismo que busca blindarlo por la izquierda es el terreno político-electoral. Las recientes elecciones municipales mostraron que la abstención no produjo los efectos políticos esperados por sus impulsores, a pesar de que aumentó casi en un 50% el nivel de quienes no votaron respecto de la elección anterior. La “deslegitimación” del sistema no tuvo ningún efecto práctico y lo que se vio más bien fue la recomposición de la fracción progresista del bloque dominante, ante la falta de una alternativa clara desde los sectores populares.

Para hacer frente a este escenario, en el I Congreso de Igualdad, realizado en enero, se acordó levantar la candidatura presidencial de la dirigenta de ANDHA Chile Democrático, compañera Roxana Miranda. Es un gesto político significativo, pues no sólo levanta a una mujer dirigenta y luchadora, sino que pone en carrera también a los sectores populares, permanentemente invisibilizados y excluidos en la política chilena.

Otras candidaturas también han emergido en el espacio antineoliberal. Igualdad –y nosotros, G80, como parte del espacio igualitario nos sumamos a esa política– ha propuesto confluir en una candidatura presidencial unitaria, un programa y una lista parlamentaria  y de consejeros regionales unitaria, generados en un proceso de deliberación y participación popular. Esto último es una cuestión clave para hacer de la campaña un momento de construcción de organización política y social desde abajo y preparar la ofensiva política contra el próximo gobierno neoliberal de Bachelet y no sólo un nuevo episodio de una política electoral aislada de la lucha popular.

Creemos que una candidatura unitaria con esas características sería una herramienta importantísima para enfrentar el gatopardismo concertacionista desde la misma campaña electoral, desenmascarando sus promesas vacías y su intención de reconstruir la gobernabilidad para el capital.

El proceso político de convergencia para lograr una candidatura presidencial única, junto a una lista parlamentaria y programa únicos, no obstante, ha enfrentado serias dificultades. Al inicio del proceso, en el verano, el Partido Humanista y otras fuerzas que apoyan a Marcel Claude se retiraron del mismo, en espera de posicionar mejor a su candidato. Ello generó tensiones y desconfianzas.

Ahora que las conversaciones en la búsqueda de un mecanismo democrático de consulta al pueblo para dirimir la candidatura presidencial única han sido restablecidas, desde el interior de Igualdad ha emergido una corriente que busca privilegiar el camino propio y llevar a Roxana hasta noviembre. Es una posición que como G80 no compartimos, porque significa una profunda incomprensión del momento político y de las tareas de las fuerzas revolucionarias en él, así como de la correlación de fuerzas existente en este momento, mostrada en forma elocuente en las elecciones municipales.

En un momento en que se prepara la contraofensiva de la burguesía “progresista”, es necesario unir un amplio rango de fuerzas políticas y sociales no sólo anticapitalistas sino también antineoliberales. Es dentro de este arco que los revolucionarios pueden disputar la conducción y orientar las demandas democráticas que se han levantado desde distintos sectores de los trabajadores y el pueblo en un sentido anticapitalista, no al margen de él.

Como G80, estamos comprometidos con lograr una candidatura presidencial única, como elemento político que logre rearticular un bloque de fuerzas políticas y sociales que permita enfrentar desde el primer día al próximo gobierno neoliberal de Bachelet. La definición del candidato único debe realizarse consultando a las bases sociales, siguiendo y respetando la consigna de "que el Pueblo mande!". Creemos que las fuerzas detrás de las dos candidaturas antineoliberales deben concordar un mecanismo de consulta popular. Igualdad ha planteado desde enero de este año su disposición a un mecanismo de este tipo; esperamos que el comando de Marcel Claude se sume también a esta definición democrática, que va a redundar en una mayor legitimidad política y social para el candidato que resulte electo.

Creemos que la existencia de dos candidaturas presidenciales desatará una dinámica sectaria que postergará y dificultará  esta tarea de unidad. Episodios como la última entrevista en radio Universidad de Chile o la publicación de columnas de opinión en el sitio web de Rebelión realizando ataques personales al candidato que levantan el PH y otras fuerzas, muestran que este peligro es real y serio.

Pensamos que sólo así la campaña electoral puede ser un elemento que aporte a la convergencia y unidad de las luchas y las luchadoras y los luchadores para una batalla política que será  larga y que no se dirimirá sólo ni principalmente en las urnas, sino sobre todo en las calles, mediante un proceso de lucha popular ascendente que haga ingobernable Chile para el capitalismo neoliberal y abra paso a las transformaciones radicales que nuestro país, sus trabajadores y sus pueblos requieren, construyéndose en los hechos, y no sólo en la consigna fácil, el Poder Constituyente desde abajo.