Uruguay - El sindicalismo "amigo" del gobierno
Isabel Koifmann *
En Lucha Nº 8
Montevideo, febrero-marzo de 2013
Primero fue UPM (ex Botnia, pasta de celulosa), después Montes del Plata
(pasta de celulosa). En poco tiempo más se instalará Aratirí (minería de
hiero). Los tres megaproyectos simbolizan -junto a la producción sojera,
arrocera y frigorífica-, la predominancia del capital transnacional en la
economía uruguaya. Y, sobre todo, muestran la falsedad de un "modelo de
desarrollo nacional" que el progresismo titula "país
productivo". Amparándose en una Ley de Inversiones (aprobada en 1997
durante el segundo gobierno de Sanguinetti), que beneficia en clave
tributaria a los grandes capitalistas (extranjeros y locales), el gobierno del
Frente Amplio apuesta todas sus fichas a la "inversión exonerada".
No debería sorprender, entonces, que el Presidente de la República les "agradezca" a las firmas transnacionales "por confiar en Uruguay", colaborar en "desarrollar su proyecto productivo", y por "generar instancias de capacitación" para los trabajadores. El miércoles 20 de febrero, Mujica llegó a la obra de Montes del Plata (1) en Punta Pereira y se reunió con los directivos de la empresa. Recordemos: la empresa se encuentra dentro de una zona franca. Cuentan las crónicas, que "cientos de trabajadores vestidos con ropa de trabajo de color naranja y cascos de plástico lo esperaban ansiosos y bullangeros como niños en un final de curso", porque al menos 150 de ellos recibirían de manos del jefe de Estado un diploma de formación profesional. (Búsqueda 21-2-2013). Hubo acto y discursos. Entre otros, hablaron el gerente general de Montes del Plata, Erwin Kauffmann, el presidente de la Cámara de la Construcción, Ignacio Otegui -que financia parte del Fondo de Capacitación para Trabajadores y Empresarios de la Construcción (Focap)-, y los dirigentes sindicales Marcelo Abdala (Untmra) y Oscar Andrade (Sunca), ambos del Partido Comunista.
Pocos días antes, el viernes 29 de enero, había muerto Mario Andrezejuk Malacre (47 años, padre de tres niños) al caer de un andamio a diez metros de altura, hecho que activó una huelga con ocupación de la obra. Salvo Andrade, los otros oradores evitaron recordar el "accidente" que pudo haberse evitado. Ni tampoco mencionaron las "irregularidades" en materia de seguridad laboral que, según el Ministerio de Trabajo, se suceden en la empresa. Al punto de implicar un "riesgo de vida inminente" para los trabajadores. (Brecha, 8-2-2013). A los sindicalistas presentes, no se les ocurrió apuntar contra el fraudulento lema de la empresa que luce en el cartel de entrada al enorme predio: "Nuestro objetivo cada día, cero accidente". Ni tampoco, denunciar el régimen de sobreexplotación que sufren los "trabajadores extranjeros" a manos de las empresas subcontratistas de Montes del Plata. (Ver recuadro)
El evento finalizó tal cual se había planificado. En un clima "distendido" y de clara voluntad de "cooperación" tripartita: empresa, sindicatos, gobierno. Al despedirse, Mujica dejó un mensaje concertador, acorde con el espíritu reinante en Punta Pereira: hay que ver las cosas con "relativa bondad" y a tener "capacidad de tolerancia cuando surgen las dolorosas contradicciones." (Sistema de Prensa Forestal, 21-2-2013)
Apenas una catarsis
Ninguno de estos megaproyectos enfrentó una resistencia sindical. Por el contrario, tanto el Untmra como el Sunca (apoyados por el PIT-CNT), los vieron como una posibilidad de multiplicar las "fuentes de empleos" y como parte de una estrategia de "reconstrucción industrial". La lucha contra esta mentira la dieron organizaciones sociales, movimientos ambientalistas y colectivos regionales que, además, denunciaron la depredación del eco-sistema que traen estos megaproyectos. Lo mismo ocurre hoy en relación a Aratirí y al puerto de aguas profundas en Rocha.
Tampoco esto debería sorprender. Porque se conocen las "coincidencias estratégicas" entre el PIT-CNT y el gobierno del Frente Amplio. Mejor dicho: se sabe que unos y otros son "compañeros" de proyecto político y que defienden el mismo programa. Aunque de tanto en tanto aparenten "enojarse" entre ellos. La "paz social" que rige en el país, aunque la palabra maldita no figure en ningún convenio, solo puede explicarse por lo alianza entre el gobierno y los sindicatos que controlan -casi sin izquierda sindical organizada-, las fuerzas del progresismo. No es por casualidad, que a la hora de un balance del gobierno Mujica, el coordinador general del PIT-CNT, Marcelo Abdala, afirme que "estamos transitando una escena de carácter superior en esa perspectiva de acumulación de fuerzas por parte de la clase obrera y el pueblo." (El Observador, 2-3-2013)
Por esa fundamental razón, cualquier iniciativa vestida de "independencia de clase" y de "autonomía política" que provenga de estos jefes del sindicalismo gubernamental, tiene el único objetivo de confundir, desorganizar e impedir, el desarrollo de expresiones de luchas auténticamente clasistas e independientes de los aparatos sindicales del progresismo. La reunión de "52 dirigentes de distintas corrientes de opinión con el propósito de reflexionar sobre el futuro del PIT-CNT y la preservación de la unidad", realizada en el Club de los Cerveceros el martes 5 de febrero, fue una típica muestra de esas operaciones burocráticas. No sólo porque allí estuvo ausente una discusión programática, de contenido anticapitalista, es decir, de clase; sino también porque faltó toda participación democrática de las bases sindicales. ¿A cuántos trabajadores consultaron, cuantas asambleas convocaron?
El encuentro, dijeron algunos de los participantes, "fue una catarsis". Hablaron sobre "las fricciones" entre ellos y con sus socios del gobierno. Cuestionaron que "se diga que los salarios son responsables de la inflación", y reclamaron que no se ponga un tope salarial en las negociaciones colectivas. Fue casi todo en términos de "plataforma reivindicativa". Lo demás estaba en el libreto: esperar un nuevo triunfo del Frente Amplio en el 2014 para "profundizar" el proyecto progresista y, al menos, "rascarle la panza" al capital. (El Observador, 7-3-2013) La "terapia" (así definida por otros participantes), sirvió para afinar la sintonía de fondo: todos los presentes en el encuentro -más allá del gesto y los discursos de cada quien, más allá de "moderados" y "radicales"-, componen la llamada "unidad sindical" de una Central "compañera" del partido gobernante. A lo sumo, dicen, se le puede "llamar la atención al gobierno amigo" cuando "se equivoca. Como ocurre, normalmente, en cualquier barra de amigos. En definitiva, nada que altere las relaciones con el poder político de turno. Ni que favorezca el desarrollo de la movilización social y la lucha sindical; ni que apunte a mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora; ni que proponga un plan de acción contra la precariedad salarial y laboral que afecta a cientos de miles de trabajadoras y trabajadores. Por su puesto, ni una palabra de cómo enfrentar a las patronales (extranjeras y locales), fuera del ámbito impuesto por el régimen de negociación tripartita. Ese es el resumen de una reunión entre jefes del sindicalismo de aparato.
Si realmente queremos que una conciencia de clase se vaya reconstruyendo en las acciones de lucha, no hay otra que levantar agrupamientos clasistas y espacios de coordinación entre ellos. Con plena independencia organizativa, metodológica y programática de los aparatos sindicales del PIT-CNT. Porque según indican las experiencias militantes de muchísimas compañeras y muchísimos compañeros, la convivencia "unitaria" en estructuras burocráticas adheridas al partido de gobierno (y por consiguiente al poder del Estado capitalista), es incompatible con la idea de "autonomía política". Y con el desafío de marcar -como lo propone la Tendencia Clasista y Combativa-, "un rumbo en el camino de la emancipación" de la clase trabajadora.
* Integra el sindicato Ecos (Cooperativa Magisterial) y el Colectivo
Militante.
Nota
1) Montes del Plata es un consorcio creado en 2009 por la transnacional
sueco-finlandesa Stora-Enso y la chilena Arauco para producir pasta de celulosa
en la planta que construyen en Punta Pereira, departamento de Colonia. La
empresa es propietaria de 135.000 hectáreas forestadas y prevé invertir U$S
1.500 millones en la planta y U$S 500 en el "desarrollo forestal", de
acuerdo a un contrato firmado con el gobierno de Mujica en 2011.
Proletarios ¿uníos?
De los 5.300 obreros que trabajan en Montes del
Plata 4.000 son uruguayos. Los sueldos básicos oscilan entre $ 30.000 a $
40.000. Los trabajadores extranjeros son 1.300 e integran las plantillas de 50
empresas subcontratistas (uruguayas y de otros países). Ganan la mitad que los
uruguayos, en muchos casos por hacer la misma tarea. No cobran doble las horas
extras. Según la Inspección del Trabajo, 800 están debidamente registrados y
otros 400 están con "algún tipo de informalidad". Es decir, no hacen
aportes al Banco de Previsión Social, ni tienen cobertura médica.
La mayoría de ellos son búlgaros, rumanos, polacos, alemanes, bosnios, turcos. Muchos son expertos en soldadura y montaje. Otros no tienen calificación de oficio y se desempeñan como ayudantes y peones. En los "blokers" cercanos a la obra se alojan unos 300 obreros extranjeros. A estas "viviendas" ellos mismos las denominan "cárceles VIP o "guetos". Varios provienen de otros megaproyectos en distintos países. Aseguran que Uruguay "está atrasadísimo en materia de seguridad laboral".
Algunos llegaron hace meses, otros llevan pocos días. Vienen con una visa de 90 días (como los turistas). Se van y regresan para trabajar. No siempre. El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social clausuró una empresa subcontratista austríaca-alemana por contar con 78 obreros turcos "trabajando en forma ilegal" y por no pagarles los salarios de los últimos tres meses. La empresa solo les daba "adelantos" a los 150 obreros de la plantilla.
La casi totalidad de los trabajadores uruguayos están afiliados al Sunca. Los trabajadores extranjeros no. El sindicato -que denuncia la presión de capataces y encargados para impedir la sindicalización de esos trabajadores-, afirma "tener pendientes" 100 nuevas afiliaciones de extranjeros, pero espera "el momento oportuno para ingresarlos". Mientras tanto, exige a la empresa que los obreros que vienen de otro país no puedan hacer tareas "cuya especialización exista en Uruguay". Será por aquello de defender la "mano de obra nacional". O, tal vez, por aquella razón que Marx explicaba hace tantísimos años: la competencia por el empleo y el salario, entre los propios trabajadores asalariados, es el pilar en el cual se basa el proceso de explotación. Y la fuente de dominación de la clase capitalista.
0 Responses to "Uruguay - El sindicalismo "amigo" del gobierno"
Publicar un comentario