2013: Un abrazo directo al porvenir
“Claro es que
no tengo en las manos
el derecho a morirme
ni siquiera en las abandonadas tardes de los domingos.”
el derecho a morirme
ni siquiera en las abandonadas tardes de los domingos.”
Roque Dalton
Andrés Figueroa Cornejo
Como es de público conocimiento, el
21 de diciembre de 2012 no se acabó el mundo sino que comenzó el ciclo final
del capitalismo. Asunto de los hombres de maíz, problema cardinal de la
humanidad.
El modo de producción basado en la
explotación de trabajo asalariado, la apropiación privada de la riqueza y la
exclusión de los muchos por una minoría -que bien podría habitar alguno de los
fiordos desarticulados del sur de Chile, un barrio cercado de los países
centrales, o una luna diminuta del cosmos-, y sus históricas
contradicciones internas, ya resulta insoportable hasta para un buen número de
villanos. Como ese mismo puñado que concentra como nunca lo que pertenece al
conjunto de la sociedad y, pobrecitos, no lo convence la realidad, el dolor de
tantos ni nuestras nobles razones, el 2013, una vez más, tendremos
que organizarnos creativa y disciplinadamente para precipitar su caída a la
prehistoria de nunca jamás.
Como la mayoría sobrevivimos al día
o morimos por minuto a causa de las crisis cada vez más profundas y
sin retorno del capitalismo en su fase madura, esclerotizada y que asesina
niños por hambre y munición, y ya no tiene nada más que ofrecer salvo
superiores infortunios, patologías sociales y existenciales sin remedio, e
irreparable destrucción planetaria, no nos va quedando otra cosa que reunirnos,
destronar el miedo y la incertidumbre, hinchar los pulmones e intensificar la
indignación. Silenciando nuestras distancias doctrinarias, escrúpulos
fomentados por el enemigo y rencillas bíblicas.
Si bien los rebeldes, de acuerdo a
las cifras de la historia oficial, hemos sido y estado siempre en la crónica de
la lucha de clases, pero insuficientemente como para diluir las sociedades de
clase, no va quedando más alternativa que imaginar con los pies en la tierra
las tácticas particulares, locales y nacionales capaces de subordinarnos a la
estrategia de la emancipación integral (no uniforme, lamentablemente no al
mismo tiempo, no bajo la misma fórmula). Cada pueblo con sus
peculiaridades y todos los pueblos contra el enemigo común: los imperialismos
de los Estados corporativos.
El 2013 (y no es fatalidad ni
predicción malsana, falsa conciencia o puro deseo), ya contiene un variopinto
acumulado de experiencias y prácticas transformadoras de los desheredados. Que
ya el desarrollo de las fuerzas productivas, la ciencia, la tecnología, el
saber humano están en su punto para alimentar, abrigar, cultivar, educar y
sanar a la totalidad sin necesidad de los pocos especuladores que organizan la
miseria –la insufrible y la llevadera con 15 días de vacaciones al año-. Que
por todos los medios a nuestro alcance podemos confundir al egoísmo,
desbaratarlo colectivamente, apuntarlo con el dedo en la calle e ir arrojándolo
al tacho de la basura histórica. Que no importa de dónde vengas sino a dónde
vas. Que sabemos bien qué no hacer para esquivar horrores andados y ahí mismo
encontrar las pistas de lo que sí sabremos qué hacer. Que quien se
equivoque o lastime a un igual pida disculpas y enmiende con el ejemplo. Que
aunque sea con necesaria rabia, bronca, emputecimiento, los de abajo somos primeramente
un corazón, un puente, una cabeza que busca a los compañerxs, un complejo de
contradicciones que sólo quiere vivir en paz. Que los niños y los viejos
primero.
No es delirio ni alcohol ni cóctel
medicamentoso. El 2013 se viene duro y fuerte, doloroso y transformador. Se
viene armado con trabajadores y empobrecidos, mujeres, indígenas, juventud
rebelde, palestinos unidos a como dé lugar, cristianos que ponen el pecho del
que caminó sobre el mar, gente con dudas, guerrilleros y secretarios de acta de
junta vecinal, presidentes y parlamentarios que no pierden la memoria ni
canjean compromisos por acomodo o posibilismo; chinos haciendo huelgas, huelgas
fabricando vocación de poder, poder popular tejido a punta de asamblea y
combate, territorios liberados, redes sociales al servicio de la praxis y la
organización blindada. Campesinos, viejos luminosos que ya se pusieron al día o
jamás dejaron de alumbrar, niños azules. Canciones de antes y canciones del
futuro. Modos combinados y la justicia como condición de la libertad. El
patriarcado en bancarrota y la Banca rota. Reunión, alianza, fuerza social que
despeja ecuaciones y las cosas de orden cambia.
El 2013, a interpretación
contemporánea de los anuncios de los hombres de maíz, significa el principio
del fin del capitalismo. Cuando sea 1° de enero, no importa dónde estés ni por
qué ni con quién. Abraza directo al porvenir.
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