Los cambios en Cuba muestran que hoy no están las condiciones para el socialismo
Rómulo
Pardo Silva
La
tarea revolucionaria planetaria actual es la lucha ideológica, la organización,
el crecimiento a contracorriente. Es la preparación para el futuro.
Un artículo, Visiones
sobre el socialismo que guían los cambios actuales en Cuba *, de Camila
Piñeiro Harnecker, profesora del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC),
explica la pugna de tres “maneras diferentes de entender el socialismo” para
“salvar el proyecto socialista cubano”. Una, que llama economicista, es
capitalista.
La síntesis de la autora para presentar la propuesta estatista
es: Perfeccionemos el socialismo de Estado. Y para la autogestionaria: Solo un
socialismo democrático es verdadero y sustentable. Ambas posturas corresponden
a discusiones históricas en la izquierda.
Lo no esperado después de las luchas y los ideales del
pueblo, de Fidel y el Che es la corriente capitalista de los economicista al
interior de la institucionalidad cubana.
Para estos políticos el objetivo principal del
socialismo es crear más riqueza material y para lograrla son imprescindibles la
privatización y mercantilización. La forma más efectiva es el modelo de gestión
privada capitalista y la coordinación que hace el mercado.
Escribe Piñeiro: “Esta posición resta importancia a las
preocupaciones de que la privatización y mercantilización resultarán en
aumentos en la desigualdad, la marginación de grupos sociales, la explotación
de los trabajadores asalariados, y el deterioro del medio ambiente. Tales
inquietudes sociales, se nos dice, deben dejarse para más adelante, y no
interferir en el avance de los cambios. Las consecuencias colaterales de las
reformas son naturales, y se pueden tomar algunas medidas para reducirlas,
arguyen los economicistas. Además, hacen un llamado a aceptar el hecho de que
habrá «ganadores» y «perdedores» en función de sus capacidades de lidiar con las
nuevas reglas del mercado”.
Esta posición está presente entre los economistas,
tecnócratas y directivos estatales y también en muchos cubanos que piensan que
los objetivos sociales son irreconciliables con la eficiencia y la
sostenibilidad económica.
La deriva a la privatización incluye también en menor
medida a los estatistas en el gobierno con su política a favor del sector
cuentapropista. Sobre esta dice el artículo: “Al rechazar el argumento marxista
central de que el trabajo asalariado es una relación donde hay explotación,
evitan llamar como lo que son a los cuentapropistas que contratan mano de obra:
empresas privadas, porque ello les permite ignorar también los efectos sociales
de este tipo de empresas. No teniendo en cuenta que las fallas de mercado no se
deben a la falta de competencia, sino que son inherentes incluso a los mercados
competitivos, esperan que una mayor competencia y una menor regulación
solucionen el comportamiento cortoplacista, cuasi-cartel y antisocial que
muchos cuentapropistas ya manifiestan”.
Posiblemente el punto más sensible de las críticas
internas al régimen son ‘las deficiencias actuales de la economía’ para
satisfacer las ‘necesidades crecientes’. Sin duda hay problemas en la Isla,
pero no sería consecuente con la revolución medirlos con los estándares
occidentales sobre “eficiencia” y “necesidades”.
Cuba fue uno de los primeros en advertir el colapso del
sistema capitalista por su depredación de los recursos naturales y la necesidad
de poner fin a su modo de producción y consumo. Por tanto debía asumir las
exigencias de una civilización nueva, decrecida y sostenible en los conceptos
de ‘eficiencia’ y ‘necesidades’. Debió plantearse esa realidad claramente al
pueblo.
La lucha está abierta, el trabajo de Piñeiro es parte
de ella. Ya hace un tiempo Raúl dijo que tenía confianza en que los pobres
defenderán la revolución frente al enemigo interno, el único capaz de destruir
el proceso.
El texto de Camila Piñeiro da luz para discutir sobre
el trabajo de los socialistas fuera de Cuba.
Si después de medio siglo la muy buena educación cubana
ha tenido dificultades para enraizar al hombre y la mujer nuevos mucho más
difícil es para otros pueblos caminar en la política del socialismo ecológico
para la humanidad amenazada de desaparecer.
La alternativa a analizar es buscar llegar al gobierno y
bajo estas condiciones realizar un capitalismo socialdemócrata,
antiimperialista, menos injusto, insostenible y depredador. O difundir y
defender desde hoy un proyecto de nueva civilización socialista de consumo
racional y solidario para resguardar la naturaleza y el futuro.
La tarea de los socialistas no es hacer capitalismo por
otros, los empresarios tienen gente para eso. La conducta necesaria y
consecuente es aceptar que se está en un tiempo de espera activa.
Referencia
Contacto
romulo.pardo@gmail.com
0 Responses to "Los cambios en Cuba muestran que hoy no están las condiciones para el socialismo"
Publicar un comentario