Chile - AYER, ELECCIONES CUT

Posted by Correo Semanal on miércoles, agosto 29, 2012


Rafael Kries

En una formación histórico-social como la chilena los nombres de las listas, en ocasiones electorales, pueden
proporcionar un primer mapeo de las aspiraciones del conglomerado social que se quiere motivar.
No se trata, por parte de los líderes, que las proclaman, de una directa disposición a cumplir esas orientaciones sino de motivar al electorado a imaginar que el  agrupamiento bajo su control tiene una disposición a cumplir esos conceptos y/o eslóganes.
Así hemos visto en las elecciones de la Central Unitaria de Trabajadores que las listas se presentaron con nombres rimbombantes en las que las listas se otorgan cualidades centradas en la unidad de la clase trabajadora, la disposición a combinar esa voluntad con la lucha de clases, o directamente en sus aspiraciones al poder social.
Lo que eso significa, sin embargo, es bastante más difícil de reconocer en sus acciones y actividades. Lo anterior no sólo porque la estructura institucional –la lógica binominal y el modelo neoliberal-- ha empujado a que la dirigencia utilice y se reconozca centralmente en el espacio cedido por la dictadura en su repliegue, sino porque esa dirigencia es heredera de una tradición cultural, incluso en la izquierda, autoritaria y de cooptación.
En la presente coyuntura medían sus fuerzas segmentos de las estructuras político-sindicales del viejo PS – a través de la desgastada figura de Martínez—con el reagrupamiento que el PC ha realizado con grandes dificultades y contraposiciones, en su área de influencia.
Al igual que en el terreno estudiantil, el PC había logrado con la lucha de los terceristas del Cobre, disponer de una figura con autoridad moral y política para orientar y articular esas luchas.  La figura de Cristián Cuevas había trascendido las fronteras de esa organización, no sólo por su origen político en la izquierda del PS –en la que militó durante la dictadura—sino porque el movimiento de los trabajadores del Cobre logró coyunturalmente impactar al conjunto de la sociedad chilena.
Sin embargo la orientación del PC a buscar un pacto con la Concertación, en un período como el presente, lo llevó a desgastar y aislar del conjunto del país a ese dirigente, así como a reducir el ámbito de las luchas de los trabajadores sindicalizados.   Similar proceso se está realizando, en el mundo de los jóvenes estudiantes o no, desafortunadamente, en el caso de la lider estudiantil Camila Vallejos.
La lucha por la “renovación” de la CUT no se dio en consecuencia como una aspiración unitaria respecto de otras centrales o de la masa de trabajadores, sino como una pugna entre el grupo de Martínez y la confusa oposición a que se enfrentaba. El debate programático no existió sino a un nivel que no llegaba a motivar a la masa sindical y el pueblo.
Ya en los meses anteriores esa convivencia al interior de la CUT se había hecho precaria, por el desarrollo de una crisis social ralentizada, cuando al interior de la propia directiva de la multisindical  el sector de Martínez apoyado por la burocracia del PS y PC no lograba acuerdos con la CTC de Cristián Cuevas que prefería concentrar su accionar y el de su sector en las luchas sectoriales. Mientras la directiva PS-PC con Martínez se acercaba al diálogo con los patrones, Cuevas prefería acercarse a las movilizaciones sociales de Aysen o Calama.
Me tocó participar como “traductor oficioso” de una delegación alemana que vino hace pocos meses a conversar con los organismos sindicales y para mi sorpresa el enemigo fundamental de los dirigentes burocráticos del PC en la Central no eran los patronos sino la CTC liderada por Cuevas.
No es de extrañar entonces que ante el enfrentamiento abierto que realizaban Salinas, Murua y otros dirigentes del propio PC contra el más caracterizado lider sindical y de masas de su mismo partido para un eventual reemplazo de la dirección de la CUT, la dirección del partido Comunista haya creído encontrar una solución salomónica con una compañera joven.
De esa forma desautorizaba la autoproclamación de Salinas, un dirigente sindical PC estrechamente ligado a Martínez, convocaba a una unidad en torno a una nueva figura cuya posición era desconocida, y ponía a Gajardo –a pesar de contar con poca simpatía pública—a la altura del liderazgo de Cuevas.
Que todo ello sólo fuera una maniobra burocrática, peor para aquellos que creen en la democracia de base.
Tal vez por ello Martínez al reconocer ayer su derrota haya corrido a establecer que su real y consecuente sucesor es Bárbara Figueroa. Que la unidad y la democracia sindical tal como la entienden está firme en las manos de sus líderes históricos. Y tal vez por eso mismo en su primera entrevista por televisión, ante la insistente pegunta de los reporteros por conocer si existía un compromiso por parte suya para abrir las vías para una elección participativa y desde la base en la CUT, Bárbara prefirió señalar que esa es una larga y prolongada tarea en la cual no se puede comprometer para el corto plazo. Frases que el pueblo chileno está acostumbrado a oir no del PC sino de la Concertación : “Democracia en la medida de lo posible”.
Así las cosas las tareas de unidad de la clase y de democracia social participativa y desde la base continuarán siendo una asignatura pendiente en este Chile que observa como el Tsunami económico planetario se acerca progresivamente a sus costas.