Como puede funcionar una economía socialista.

Posted by Correo Semanal on domingo, julio 15, 2012


Una alternativa viable al "libre mercado"

Como puede funcionar una economía socialista


Comentando sobre una reunión de activistas anti-globalización en el Foro Social Europeo en París, George Monbiot, columnista del diario británico The Guardian, daba las gracias al movimiento anticapitalista oficial,  pero no trato de hacer frente a la gran pregunta: ¿Qué se debe hacer con el capitalismo …y con que esperamos reemplazarlo?

La caída del Muro de Berlín y el posterior colapso del bloque comunista fue aclamada triunfalmente por los líderes políticos, de negocios y académicos capitalistas. Más famoso, un académico estadounidense, Frances Fukuyama, declaró que era "el fin de la historia."
Como muchos otros Fukuyama creía que la búsqueda de la forma más eficiente de organizar la sociedad se había establecido para siempre. El libre mercado liberal demostró su superioridad sobre la planificación socialista. Nunca más el gobierno del capital sería desafiado.
Sin embargo, el crecimiento del movimiento anti-globalización demuestra lo contrario. Entrando en el siglo 21, la mitad de la población mundial vive con menos de 2 dólares al día. Las empresas multinacionales dictan las políticas gubernamentales y dominan los mercados locales. Nunca desde los años 70, quizás, tantos trabajadores, estudiantes y jóvenes de todo el mundo buscan una alternativa al capitalismo. La pregunta es: ¿Qué alternativa?

Economía planificada

Karl Marx propuso la alternativa de una economía planificada. Los principales servicios industriales y financieros serian de propiedad pública y controlada por estructuras democráticas que representen a los trabajadores en esas industrias, comunidades locales y regionales, y el gobierno electo.
Marx dijo que solo la propiedad pública puede facilitar el control democrático de la producción porque las empresas que operan en un mercado capitalista se ven limitados por las leyes de ese sistema. Esto significa que con el fin de atraer inversión (capital), una empresa necesita maximizar sus ganancias. Si los inversores creen que pueden obtener un rendimiento mejor en otro lugar, negará los fondos, y la empresa no puede sobrevivir.
Marx también señaló que a medida que las empresas poderosas crecen, son capaces de reducir los costos mediante la producción a gran escala y usando sus ingresos para invertir en nuevas tecnologías. Esto le da a las grandes empresas una ventaja competitiva y les permite convertirse en monopolios. Sacando a sus competidores del camino, estos gigantes son capaces de fijar precios y salarios para industrias enteras.
Marx creía que los impuestos o la regulación de estas industrias, inevitablemente, sería un fracaso. Las empresas privadas usaran sus recursos para crear o encontrar una salida legal a los impuestos y los regímenes regulatorios. Si eso resulta muy difícil, los inversionistas se retiran de una industria y van a otra parte, un proceso conocido como "fuga de capitales."
Si los inversionistas perciben que una industria o incluso la economía de un país entero no son rentables, retiran sus fondos, dando lugar a una enorme recesión. En los últimos años, esta ha sido la experiencia de muchos países menos desarrollados que han sido aconsejados por el FMI para reducir los impuestos y privatizar los servicios públicos para atraer inversiones de capital. El hecho es que en una economía de mercado un puñado de súper ricos siempre deciden lo que se produce, dónde y en qué cantidades, indiferente de las mayores necesidades de la sociedad.
Para poner esto en perspectiva, considere esto: las mayores empresas multinacionales controlan cerca del 70% del comercio mundial. Estas empresas están controladas por directorios, un puñado de personas que deciden los salarios que serán pagados, los precios que serán fijados. Y si tenemos trabajo o no.

La idea de Marx de una economía socialista planificada puede resolver estos problemas. Si las mayores industrias y bancos fueran de propiedad pública, entonces nosotros, como sociedad podemos democráticamente planificar de qué forma usar nuestros recursos. La propiedad pública y la planificación democrática podrían permitir a cualquier persona tener alguna participación en estas decisiones. Lejos de considerar los márgenes de lucro y acciones de mercado, un sistema de planeación democrática consideraría la forma de utilizar los recursos de manera más eficiente para satisfacer las necesidades y deseos de todos.

Maximizar la producción, no el lucro
La teoría económica capitalista se basa en un modelo de un "mercado perfecto". Este mercado permite a cualquiera producir cualquier cosa, permite a cualquiera comprar a cualquier productor, y a cualquiera tener una fuente igual de conocimientos. Las empresas maximizan sus beneficios produciendo y vendiendo tanto como sea posible. Este modelo es un cuento de hadas. En el mundo real, la mayoría de la producción es llevada a cabo por monopolios y oligopolios (Un oligopolio es un grupo de unas pocas grandes empresas que se unen para monopolizar un mercado). Para maximizar los beneficios, los productores monopolistas suelen restringir la produccion para jugar con los precios hacia arriba.
La planificación también puede eliminar una gran cantidad de desperdicios, una forma de producción no utilizada. Más de la mitad del precio pagado por muchos productos son para pagar la publicidad. Los productos al por menor también pueden ser ridículamente caros. El precio de la ropa suele ser aumentado en varias centenas porcentuales del costo de fábrica. Después de haber pagado precios inflados, casi siempre se tienen que comprar repuestos para los productos que están diseñados para desecharse después de una corta vida (obsolescencia planificada).
Una economía planificada no permitiría a las empresas individuales limitar la producción o construir productos programados para ser obsoletos del modo en que hacen hoy los monopolios.  La información objetiva sobre los productos debe ser siempre ofrecida, pero los recursos desperdiciados en publicidad tratando de vender una aspiración o una imagen se debe utilizar de manera más productiva. Usando la capacidad disponible y aumentando la inversión en nueva producción, el crecimiento económico puede dispararse como consecuencia de la planificación.

¿Oferta y demanda?

Según la "teoría de la utilidad marginal", que se ha incorporado a la teoría económica ortodoxa, el valor de una mercancía se determina por el precio que un consumidor está dispuesto a pagar por una unidad o  más de ese producto.
Esto rompe con las ideas clásicas económicas de David Ricardo y Adam Smith, que dice que el valor de una mercancía es creada por el trabajo de aquellos que la producirían. Esta "teoría del valor trabajo", es también central en la obra de Marx, El Capital. Hay problemas si esta teoría es la correcta? Sí. Si es cierto que el valor es determinado por la oferta disponible de bienes y la correspondiente demanda para ello, entonces es imposible de producir eficientemente sin un libre mercado.
¿Cómo podemos saber cuánto cobrar por algo? ¿Cómo puede saber los planificadores si un par de zapatos de $ 60.000 es caro o barato?  Las tiendas del estado se quedarán con los bienes no vendidos o enfrentaran la escasez y las largas colas de compradores frustrados? Los precios serán suficientes para cubrir los costos fijos de producción?
El marxismo sostiene que el valor intrínseco de toda mercancía está determinado por la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario empleado en su producción. Por supuesto, en un mercado capitalista las mercancías pueden ser comercializadas, de acuerdo con las circunstancias, a un precio por encima o por debajo de su valor de trabajo, pero tienden a fluctuar en torno a este nivel.
Es por esta razón que si una mercancía se vende a un precio muy por debajo de su valor durante un período prolongado de tiempo, la empresa irá a la quiebra, ya que no será capaz de cubrir los costos de pago de  salarios para obtener el trabajo necesario para su producción.
De acuerdo con la teoría del valor del trabajo, entonces, podemos calcular el valor o precio de las mercancías de acuerdo a los costos de producción. Esto se puede medir como algo que las empresas capitalistas ya lo hacen. Las decisiones de planificación pueden hacerse democráticamente a la luz de una información precisa sobre los costos de producción de diferentes bienes.

La planificación democrática

Para planificar democráticamente la producción, los trabajadores necesitan primero controlar sus lugares de trabajo. Comités electos de representantes de los trabajadores, un gobierno socialista y el movimiento sindical dirigirían los locales de trabajo a gran escala.
Estos comités tomarían decisiones sobre el día a día del local de trabajo.  Un sistema de gobierno local, regional, y nacional representarían a las comunidades, además de tener delegados de los lugares de trabajo.  Ahí seria donde las generales necesidades de la economía serian decididas, incluida la distribución de los recursos escasos entre diferentes sectores y decidir los recursos para la inversión y salarios.
Aunque los líderes empresariales (falsamente) acusan a los socialistas de querer controlar todas las decisiones económicas centralizadamente, un gran elemento de esto ya está teniendo lugar dentro de las corporaciones multinacionales. Por supuesto, no todas las decisiones son tomadas por las grandes empresas multinacionales, pero si las decisiones que realmente importan.

Según el filósofo económico capitalista del siglo 18, Adam Smith, "la mano invisible del mercado" puede organizar la producción y el intercambio. A largo plazo, en una economía de mercado capitalista las condiciones irán a determinar los niveles globales de inversión, precios y empleo.
Sin embargo, las decisiones del día a día son organizadas, planificadas incluso,  por equipos de economistas y contadores que tratan de anticiparse al mercado. Ellos giran la producción por el mundo en busca de mano de obra barata, esconden sus ganancias y las aumentan en un paraíso fiscal, estiman la demanda futura y contratan o despiden de acuerdo a estas.
Estas son las decisiones que deben ser tomadas democráticamente en una economía planificada. Se trata de un número relativamente pequeño de decisiones, pero tienen un enorme impacto en la sociedad. Por otra parte, hay millones de pequeñas decisiones que se hacen y que sólo tienen un impacto local o incluso individual. Si comer afuera o cómo dirigir una pequeña tienda o un restaurante son decisiones que pueden seguir siendo hechas por particulares o pequeñas empresas en la economía planificada.
La diferencia crucial es que las empresas deberán operar bajo nuevas reglas. Nivel salarial, condiciones de trabajo y los precios ya no serán fijados por las empresas multinacionales, sino por gobiernos democráticos. Cuando la economía no es capaz de producir bienes suficientes para satisfacer la demanda, entonces un mecanismo de precios y mercado puede seguir funcionando. Sin embargo, con el afán lucro eliminado, muchas necesidades tales como alimentación básica, vivienda y combustible, pueden ser ofrecidas libremente.
Vladimir Lenin y León Trotsky, los dirigentes de la Revolución Rusa, explicaron como un aparato administrativo, un Estado,  será necesario durante la transición del capitalismo al comunismo. Pero a medida que la economía planificada se desarrolla, será capaz de satisfacer más y más los deseos de las personas, hasta que no haya la necesidad de racionar y limitar la distribución. Entonces el Estado puede ser descartado.
Hoy en día, la distribución de estos bienes se puede obtener de manera más eficiente que en los tiempos de la revolución de 1917, debido especialmente a los recientes avances y desarrollos en tecnología de la información. ¿Qué puede ser más simple que los pedidos libres y  bienes públicamente proporcionados por Internet? Inventores, demanda y las necesidades futuras de producción pueden ser monitoreadas continuamente y ofrecidos en el proceso de planificación.

Socialismo y Democracia

Trotsky escribió que el socialismo necesita la democracia como el cuerpo necesita el oxígeno. Trágicamente, en las condiciones de desintegración económica extrema que existía en Rusia después de las intervenciones militares de las fuerzas capitalistas occidentales contra la revolución, Trotsky y sus seguidores fueron derrotados por las fuerzas del estalinismo en el aislado estado soviético.
Stalin representaba el ala totalitaria del aparato administrativo que se opuso a cualquier forma de democracia obrera y en su lugar gobernó para sus propios intereses.  Con la derrota se fue la posibilidad de crear una verdadera democracia socialista para controlar la economía planificada de la URSS. Una nueva revolución para derrocar la dictadura estalinista sería necesaria.
En ausencia de un control democrático eficaz, la economía soviética fue sobrecargada por la ineficiencia y falta de coordinación. Sin embargo, la Unión Soviética aún era capaz de hacer  grandes avances, especialmente en el desarrollo de la industria pesada e infraestructura.
La planificación estatal, incluso sin dirección democrática, ha demostrado su eficiencia en la dirección de grandes proyectos nacionales en que un producto uniforme era exigido en cualquier lugar. Los proyectos de infraestructura tales como electrificación y transporte público fueron desarrollados a una velocidad inimaginable en los países capitalistas, mientras se encontraban aún recursos para la prestación de educación y salud, al menos en las grandes ciudades.

Pero, como Trotsky previo en su libro La Revolución Traicionada, a medida que la economía estaba creciendo el control burocrático de las decisiones entró en agudo conflicto con las necesidades de una sociedad moderna. La incapacidad de la economía soviética para reaccionar a lo que el pueblo quería en forma de bienes de consumo redujo el apoyo hacia el sistema de planificación. La naturaleza de la planificación burocrática fallo en dar cuenta sobre la calidad de los bienes producidos. Los planificadores centrales se fijaban metas cuantitativas de producción, pero el intento de alcanzar a todas las fábricas se producían productos de calidad inferior. Sin una contribución democrática, la economía simplemente fallo en proporcionar el tipo y calidad de los productos requeridos.

Industrias Nacionalizadas

Históricamente, muchas empresas, y a veces industrias enteras, han sido tomadas (nacionalizadas) por los gobiernos capitalistas. Esto ocurrió, por ejemplo, en Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se percibió  que industrias vitales para la economía nacional estaban en peligro de colapsar si se dejaban en manos privadas. Pero en los últimos 20 años, bajo el reino de la "globalización" los gobiernos neoliberales han estado ocupados en privatizar todo lo que pueden.
Sin embargo, las viejas industrias nacionalizadas eran un modelo para la economía planificada. Principalmente, el problema con ellas estaba en la estructura de estas empresas nacionalizadas como propiedades de negocios de gobiernos capitalistas.
Las decisiones sobre la producción, salarios y empleos eran hechas por una junta directiva en un intento por competir con un mucho mayor sector privado en los mercados nacionales y mundiales. Los socialistas exigían que las industrias nacionalizadas fueran dirigidas por órganos elegidos representados igualmente por delegados de los lugares de trabajo, del movimiento sindical en conjunto y el gobierno.   Esto permitiría un verdadero control operado sobre las industrias de propiedad pública.
Aun así, las empresas nacionalizadas y otras formas de emprendimiento que no buscan el lucro, como cooperativas, nunca serán capaces de prosperar si se les obliga a jugar con las reglas del mercado capitalista. A menos que la empresa maximice la competitividad lucrativa, perderá su cuota en el mercado y los fondos de inversión. Sólo una planificación democrática y la propiedad pública permiten que las decisiones sean hechas sobre una base coordinada para maximizar la producción de lo que es necesario para todos.

Federico Engels escribió en “Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico” que el gran logro del capitalismo fue tomar la producción de su base casera y socializarla a una forma mas productiva de producción mecanizada y especializada.
La tarea del socialismo, dijo, es socializar la distribución. Es decir, tomar las decisiones sobre cómo distribuir la producción y las ganancias de las manos de las empresas privadas. Es con este paso histórico hacia adelante que una economía democrática socialista planificada puede comenzar a liberar a la humanidad de la pobreza y proporcionar la oportunidad para que millones de personas desarrollen sus talentos y habilidades y no solo la habilidad de trabajar duro y sobrevivir.

Jarol Wood

Socialismo Revolucionario