Palestina: Entre las manos de un médico late la paz como una criatura por venir
Andrés Figueroa Cornejo
“La gente tiene derecho a odiar y
tenemos la bendición del libre albedrío, la posibilidad de elegir no odiar.
Realmente, yo tengo mucha rabia, un enojo terrible, pero no odio. ¿Por qué?
Porque el odio es ceguera y nos destruye como seres humanos. Cuando uno repite
conductas de odio, se liquida así mismo. Lo que odio es la acción cometida por
odio. Estoy furioso, pero no odiaré. Tengo que tener la fortaleza necesaria
para darles justicia a mis hijas. Si odio, malgasto mis energías. Tenemos
demasiado qué hacer por Palestina como para sumergirnos en el odio. En este
momento estamos siendo asesinados por la artillería israelí. La manera de asumir
la responsabilidad con mi pueblo es comunicarle al mundo lo que nos ocurre. Si
odiara, ahora mismo no podría hablar.”
De este modo, el doctor Izzeldin Abuelaish
contesta una consulta del público asistente a su encuentro en el Consejo
Argentino para las Relaciones Internacionales en la Ciudad de Buenos Aires. Dos
horas antes ha recibido la mención de ‘Huésped de Honor’ de la metrópolis en el
salón Evita Perón de la Legislatura porteña. También el gobierno capital ha
firmado un convenio de reconocimiento con la asamblea de Ramala, Jericó y Belén, a través del embajador de la Misión
Diplomática de Palestina en ese país latinoamericano, Walid Muaqqat.
¿Por qué? Izzeldin Abuelaishes un
médico que nació y creció en el campo de refugiados de Jabalia. Por susméritos
académicos obtuvo una beca para estudiar medicina en El Cairo, Egipto. Entre
1997 a 2002 Izzeldin completó su residencia médica en las especialidades de Obstetricia y Ginecología
en el hospital Soroka University en Beer Sheva, Israel. Trabajó como
investigador en el Gertner Institute en
el Sheva Hospital en Tel Aviv.
En eso andaba el doctor palestino,
atendiendo sin distinciones a palestinos e israelíes cuando cayó como maldición
la Operación Plomo Fundido en enero de 2009. Israel cuenta con uno de los 5
ejércitos más poderosos del planeta, avalado y alimentado militar y económicamente
por el Imperio norteamericano (que por sí solo es productor dela mitad de la
tecnología bélica existente en el mundo, soporte de su hegemonía). Entonces se
abalanzó sobre Palestina, en Gaza, como relámpago de muerte contra un pueblo de
pastores y campesinos. Pocas veces en los registros de la historia humana la
violencia colonial se desplegó con peor saña y en condiciones de absoluta
disparidad de fuerzas. En el episodio inefable, fueron asesinadas tres hijas
del doctor Abuelaish, en su casa, frente a sus ojos. Dos de ellas fueron
literalmente decapitadas. La materia encefálica de las muchachas estalló contra
el techo de la vivienda. Un rastro espantoso de la ignominia. Las huellas
imborrables del oprobio y la brutalidad sin nombre.
Otro padre, simplemente convierte
su propio cuerpo en un explosivo y se arroja contra los cañones, como una mota
azul frente a todos los poderes de la Tierra.
Sin embargo, Izzeldin, médico y
hombre, salvador de vidas y palestino, amante de la paz y reparador de dolores
y palestino siempre, escogió otra manera de luchar por sus hijas muertas y su
pueblo castigado.
“Después del asesinato de mis
hijas, hablamos de justicia. Yo vi cómo las asesinaron, pero en vez detener la
valentía de admitir lo que había pasado y asumir la responsabilidad, el
gobierno israelí comenzó a falsificar la situación con una sarta de mentiras hasta
hoy, donde ni siquiera han reconocido los crímenes. Situaron francotiradores
alrededor de mi casa incluso después de haberlas matado. La primera bomba ya
había caído. ¿Por qué lanzaron una segunda bomba? Siempre el blanco militar fue
el mismo dormitorio. Unas semana después -y eso es lo que queremos que sepa
todo el pueblo, para que no sea engañado por la propaganda mediática de Israel-
dijeron que mis hijas estaban armadas. Sin embargo, sus únicas armas eran la
educación y la humanidad. Hasta luego de una semana nos seguían dando tiros
desde la zona aledaña a la casa. La justicia. La justicia. Mi sobrina recibió
heridas gravísimas. Ellos dijeron que los fragmentos de las bombas fueron
examinadas y habrían sido de misiles de Hamas, no de Israel. ¡Eso fue inmoral!
Por un mes entero siguieron las mentiras y yo continué luchando por sacar a luz
la verdad. Finalmente admitieron su responsabilidad de haber bombardeado la
casa, pero con el argumento de que había armas de Hamas en ella. Ellos sabían
que yo era el doctor de Palestina desempeñándome en un hospital de Israel desde
1999 hasta el 2009, a 20 metros de líderes y ministros de su Estado. Pero nadie
se acercó. Nadie caminó esos 20 metros, nadie me preguntó por mis otras hijas o
mi sobrina”, relata Izzeldin y agrega que “Hay una ley en Israel que se llama
‘la prescripción’ y se aplica a los palestinos luego de dos años de supuesta
investigación sobre crímenes como el cometido. ¡Dos años para olvidar a los que
uno ama! Algunos se atrevieron a decir que la muerte de mis niñas fue ‘daño
colateral’. ¡La vida humana un ‘daño colateral! Ni siquiera les pedí una
compensación para la entidad humanitaria que fundé –Daughters for Life Foudation-
o para educación.”
“LOS PALESTINOS TENEMOS NUESTRAS
RAÍCES EN ESAS TIERRAS Y, POR FORTUNA, CARECEMOS DE OTRO LUGAR DONDE IR”
Como Izzeldin Abuelaish ha cobrado
una estatura ética mundial, refrendada en su último libro…, ha ofrecido su
testimonio en un sinnúmero de auditorios de relevancia internacional(Parlamento
Europeo, Parlamento belga, Cámara de los Comunes del Reino Unido, Congreso estadounidense;
en Praga, Canadá y recientemente en la Universidad delos Andes en Mérida,
Venezuela), entonces no sólo se le han concedido valiosos reconocimientos en
Europa y Estados Unidos, sino que ha sido nominado estos últimos años como
candidato al Premio Nobel de la Paz.
En su presentación en el Consejo
Argentino para las Relaciones Internacionales el pasado 18 de mayo, el embajador
palestino Walid Muaqqat, en el territorio de Adolfo Pérez Esquivel y Osvaldo
Bayer; cuna de Ernesto de Guevara de la Serna y Jorge Luis Borges, declaró que
“Izzeldin es un verdadero paradigma de humanidad y amor, y un ejemplo vivo de
los hijos e hijas de Palestina. Su lucha sintetiza la lucha de todo un pueblo y
representa los objetivos que hemos acariciado históricamente ante la ocupación
feroz del Estado de Israel en nuestros territorios ancestrales.”
- Izzeldin, ¿y la justicia para
sus hijas y los palestinos que corrieron la misma suerte?
“El 2011, como todos los años
después del aniversario de los asesinatos, la situación continúa igual. Y según
me señaló mi abogado, no llevarán el caso a los tribunales. Sólo para abrir el
caso habría que pagar 80 mil shekel (21
mil dólares) que no tengo. ¿Qué harán todos los otros palestinos que están
peleando por sobrevivir, por obtener un solo shekel después de un día de trabajo?
Yo jamás me rendiré. No abandonaré a mis hijas ni la lucha hasta lograr la
justicia. ¿Cómo podemos hablar de un tribunal penal internacional, si todavía
esa misma comunidad internacional no entiende ni práctica la justicia para
Palestina? La gente debe levantarse, debe alzar la voz.”
Alguien del público pregunta al
médico que rezuma humanidad y convicción pacifista, qué alternativas advierte
para la construcción de dos Estados ante las actuales relaciones de fuerzas
mundiales. Izzeldin Abuelaish responde sin vacilaciones que “Para fortalecer la
esperanza hay que actuar. No nos podemos sentar cómodamente a que el tiempo
pase. La solución de los dos Estados independientes, a la cual yo aspiro, sobre
la base de la colaboración entre israelíes y palestinos, es una cuestión que,
por el momento, hay que considerar. Toda vez que a los palestinos aún no se les
permite conmemorar el Nakba (la catástrofe o éxodo masivo de beduinos por la
ocupación israelí de 1948), o ni siquiera me han pedido disculpas por el
asesinato de mis hijas. Es difícil esperar en lo inmediato algo positivo.
Piensen. Las mujeres palestinas dan a luz en medio de las bombas. Además del
sufrimiento del parto, tienen el sufrimiento de la guerra. Entonces, lo primero
es congelar los asentamientos israelíes en territorio palestino. Para llegar a
eso debemos ser muy realistas y tomar estas medidas. Es muy doloroso. Pero esto
no será así para siempre. Los palestinos tenemos nuestras raíces en esas
tierras y, por fortuna, no tenemos ningún otro lugar donde ir.”
Mayo 20 de 2012
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