Rusia - Putin no logra callar a la oposición
François Bonnet (Mediapart)
Viento Sur
Traducción de Alberto Nadal
"El ambiente en Moscú es completamente nuevo, según Zoia Svetova, periodista y militante de los derechos humanos. Tengo la impresión de que la gente no tiene miedo. Al contrario, las detenciones y la violencia de la policía, la semana pasada, engendran más protesta aún y la gente quiere resistir". Día tras día, Rusia entra en un período completamente inédito que ve al poder de Vladimir Putin zarandeado por primera vez desde hace doce años y su llegada al poder.
Las páginas de un guión meticulosamente escrito desde hace meses por el Kremlin están siendo desgarradas. Es algo jamás visto desde 1993, y el aplastamiento sangriento por Boris Yeltsin de una revuelta que entonces había salido del parlamento ruso. Esta vez, múltiples franjas de la sociedad rusa emergen de golpe, extendidas y ampliadas por Internet, las redes sociales Facebook y Twitter. Las consignas son las más sencillas y las más evidentes: "Elecciones limpias", "No al partido de los estafadores y los ladrones", "No a los fraudes".
Desde hace ocho días, el poder intenta parar este movimiento que no había imaginado y no logra hacer callar. La respuesta oficial es "no". No, no ha habido fraudes, no, no habrá modificación de los resultados y aún menos anulación del escrutinio. No, la calle no seguirá en manos de los contestatarios: este lunes, el partido del Kremlin, Rusia Unida, ha hecho manifestarse a más de 10.000 jóvenes que gritaban su apoyo a Putin.
Esto en lo que a lo oficial se refiere, pues en filigrana, las dudas y los retrasos del poder no son solo signo de su apuro: alimentan un incendio contestatario prendido por algunos grupos limitados de activistas y que está ganando a numerosas capas de la población. Como en las revoluciones árabes, "el factor Internet es enorme, Facebook tiene el papel principal", señala Zoia Svetova.
Estos grupos han sido los primeros sorprendidos por el éxito de las manifestaciones organizadas el sábado en todo el país. Entre 40.000 y 60.000 personas han desfilado en pleno centro de Moscú, un número excepcional en Rusia. Estos últimos años, concentraciones de algunos centenares o algunos millares de personas eran consideradas como grandes éxitos.
Además de Moscú, tales manifestaciones para protestar contra los fraudes electorales en las legislativas del 4 de diciembre se han celebrado en todas las grandes ciudades de Rusia: más de 10.00 personas en San Petersburgo y concentraciones de varios centenares de personas en la mayor parte de las ciudades de Siberia. Cerca de Murmansk, el gran puerto militar del mar Báltico, las autoridades habían prohibido toda manifestación en la pequeña ciudad de Apatity. Por ello, se ha celebrado un "nano-mitin": algunos habitantes han dispuesto en una plaza varias decenas de pequeñas figuritas que se encuentra en los huevos de chocolate Kinder, con una "nano-banderola": "Queremos elecciones limpias". 1/
Un hundimiento en numerosas regiones
Los fraudes electorales masivos no son lo único en cuestión. "Muchos jóvenes que han votado por primera vez no aceptan este simulacro, dice Viktor, un enseñante. Rechazan igualmente el único horizonte que quiere imponerles el poder: ¡doce años más de Putin!" Pues claramente Vladimir Putin quien concentra las críticas.
Su anuncio, el 26 de septiembre ante el congreso de su partido Rusia Unida, de que pretendía volver a su puesto de presidente en marzo de 2012, ha hecho desaparecer todas las esperanzas de cambio. Peor aún, iba luego a explicar que esta opción de volverse a presentar había sido hecha de acuerdo con Dimitri Medvedev desde 2008: los rusos han descubierto así, con furor muchos de ellos, que todo estaba decidido desde el comienzo y que los debates cuidadosamente mantenidos desde hace años sobre una supuesta rivalidad entre Putin y Medvedev, o sobre simples posibilidades de evolución del régimen, no eran mas que engaños.
Una votación robada, un debate público manipulado, medios a las órdenes del poder y un régimen gangrenado por la corrupción en todos sus niveles: esto explica el éxito sin precedentes del eslogan "el partido de los estafadores y de los ladrones", inicialmente lanzado por uno de los blogueros más populares del país, Alexei Navalny, condenado la semana pasada a dos semanas de prisión y que se ha convertido en el símbolo de esta revuelta ciudadana.
¿Y ahora? Desde el sábado por la noche, los debates echaban humo en las diferentes páginas Facebook del movimiento y en los raros medios independientes como la radio Ecos de Moscú /2 o la televisión independiente difundida solo por Internet, "Dojd-TV" /3. Los diferentes grupos organizadores demandan la anulación del escrutinio del 4 de diciembre y llaman a nuevas manifestaciones el 24 de diciembre. Nuevas movilizaciones podrían surgir mucho antes, los rumores más diversos circulan desde el lunes en Moscú.
Frente a este despertar de Rusia, el poder juega con prudencia, habiendo incluso autorizado a las televisiones estatales la retransmisión de las imágenes de las manifestaciones, algo inédito. Vladimir Putin ha hecho decir a su portavoz Dimitri Peskov: "Estamos a la escucha, hemos oído lo que se ha dicho el sábado". La víspera, había atacado a los Estados Unidos y a Hillary Clinton acusada de animar a los manifestantes. Igualmente prudente, el presidente Medvedev ha colgado en su página Facebook un corto mensaje: "La gente tiene derecho a expresar su punto de vista, y es lo que hizo ayer. Está bien que todo haya ocurrido de forma legal. Pero no estoy de acuerdo ni con los eslóganes ni con las declaraciones de los manifestantes". El presidente, por cumplir, ha anunciado investigaciones sobre eventuales fraudes electorales.
Contra toda evidencia, la comisión central electoral ha mantenido sus resultados, rechazando todas las quejas y contestaciones formuladas por la oposición. El detalle del voto por región da dos indicaciones preciosas sobre el desarrollo de las legislativas pero también sobre la desconfianza con la que debe ya enfrentarse el poder /4.
Estos resultados muestran primero la amplitud del fraude en numerosas regiones.
En Chechenia, el partido del poder logra el 99,5% de los votos. En Daghestán, el 91,6%, en Inguchia, el 91% y así en todas las regiones y repúblicas del Cáucaso Norte sin embargo ferozmente hostiles al poder de Moscú. Estos resultados soviéticos se encuentran también en la república de Tuva (85%), cercana a Mongolia, en Mordovia (91%) y en las regiones más miserables (Tchukotka, en el distrito Nenetse.).
Pero muestran también el hundimiento del partido del poder Rusia Unida en regiones alejadas de Moscú donde el control del Kremlin se hace sentir menos. En el Extremo Oriente ruso y en Siberia, en las grandes ciudades universitarias, Rusia Unida retrocede entre un 20% y un 25%, recogiendo a veces menos de un tercio de los votos (contra el 49,3% a nivel del país). Ocurre esto en la región de Irkustsk, cerca del lago Baikal (34,9%), en la de Novossibirsk (33,8%) en la de Vladivostok (33%), etc.
¡El ministro y el oligarca ya en la oposición!
Este despegue de las regiones siberianas es una novedad y una seria advertencia para Vladimir Putin. Muestra que es una buena parte, incluso la totalidad de la joven clase media rusa, urbana, formada, abierta al mundo, la que quiere pasar la página de la "vertical del poder" y de la "democracia dirigida", versión Putin. "No queremos más que una cosa, decía el domingo un jefe de una pequeña empresa preguntado en Dojd TV. Vivir normalmente, hacer funcionar nuestro negocio normalmente sin tener que comprar a los oficiales, los jueces, las aduanas y todo el aparato del estado, sin estar a merced de los corruptos que quieren arrancarnos nuestro negocio".
Más que una juventud contestataria, más que los numerosos grupos activistas, el principal peligro para el poder está ahí: en la revuelta de una parte del mundo económico, exasperado por la ausencia de estado de derecho, de sistema judicial independiente, y por la corrupción de la administración /5. Una seria alerta ha sido dada este lunes con una ofensiva coordinada de dos representantes de las grandes empresas rusas.
El primero es Alexei Kudrin, ministro de finanzas durante diez años, personaje discreto pero respetado por la comunidad internacional y uno de los raros que no es considerado como un corrupto. Alexei Kudrin fue despedido brutalmente en septiembre, por no haber aceptado el juego del cambio de puesto entre Putin y Medvedev y haberse opuesto públicamente al crecimiento del presupuesto del ejército.
El lunes por la mañana, en una entrevista en Vedomosti /6, diario económico editado en alianza con el Financial Times, Kudrin se dice dispuesto a crear un nuevo partido "liberal y de derechas" para acelerar al fin la modernización del país y luchar contra la corrupción. Algunas horas más tarde, Mijail Projorov, uno de los principales oligarcas del país, a la cabeza de una inmensa fortuna (la tercera del país, estimada en 18 millardos de dólares por Forbes), convocaba una conferencia de prensa para anunciar su repentina candidatura a las presidenciales de 2012.
Projorov tiene la particularidad de haber sido propulsado a la escena política este verano a invitación incluso de ¡Dimitri Medvedev y de Vladimir Putin! Le era entonces demandado crear un nuevo partido, Causa Justa, precisamente para atraer a los electores exasperados por los "ladrones y los estafadores" de Rusia Unida. Pero Projorov cometió el error de hablar demasiado fuerte: dos meses más tarde, era despedido del partido, según la prensa rusa, al haberse inquietado Vladimir Putin por su voluntad de autonomía..
¿Se trata de una verdadera candidatura o de una nueva manipulación lanzada por el Kremlin? Es demasiado pronto para decirlo al depender tanto los intereses de Projorov (es dueño del gigante mundial Norilsk Nickel y de varias fábricas metalúrgicas) de la voluntad del Kremlin. Él mismo ha multiplicado las declaraciones contradictorias afirmando la última semana que "este régimen no aguantará cinco años" a la vez que señalaba que "Putin, en estos momentos, es el único que puede gestionar este aparato estatal ineficaz y esclerotizado".
Kudrin y Projorov se unen así públicamente a la larga lista de responsables políticos y hombres de negocios víctimas de Putin o que denuncian el estancamiento autoritario del régimen. Incluso Mijail Gorbachov, último dirigente de la URSS, ha demandado la anulación de los resultados y la celebración de nuevas elecciones. El debate hasta ahora tabú se ha abierto en el corazón mismo de la clase dirigente rusa: ¿hay que librarse de Putin? ¿cómo?
Notas
1/ http://vkontakte.ru/event32919022
"El ambiente en Moscú es completamente nuevo, según Zoia Svetova, periodista y militante de los derechos humanos. Tengo la impresión de que la gente no tiene miedo. Al contrario, las detenciones y la violencia de la policía, la semana pasada, engendran más protesta aún y la gente quiere resistir". Día tras día, Rusia entra en un período completamente inédito que ve al poder de Vladimir Putin zarandeado por primera vez desde hace doce años y su llegada al poder.
Las páginas de un guión meticulosamente escrito desde hace meses por el Kremlin están siendo desgarradas. Es algo jamás visto desde 1993, y el aplastamiento sangriento por Boris Yeltsin de una revuelta que entonces había salido del parlamento ruso. Esta vez, múltiples franjas de la sociedad rusa emergen de golpe, extendidas y ampliadas por Internet, las redes sociales Facebook y Twitter. Las consignas son las más sencillas y las más evidentes: "Elecciones limpias", "No al partido de los estafadores y los ladrones", "No a los fraudes".
Desde hace ocho días, el poder intenta parar este movimiento que no había imaginado y no logra hacer callar. La respuesta oficial es "no". No, no ha habido fraudes, no, no habrá modificación de los resultados y aún menos anulación del escrutinio. No, la calle no seguirá en manos de los contestatarios: este lunes, el partido del Kremlin, Rusia Unida, ha hecho manifestarse a más de 10.000 jóvenes que gritaban su apoyo a Putin.
Esto en lo que a lo oficial se refiere, pues en filigrana, las dudas y los retrasos del poder no son solo signo de su apuro: alimentan un incendio contestatario prendido por algunos grupos limitados de activistas y que está ganando a numerosas capas de la población. Como en las revoluciones árabes, "el factor Internet es enorme, Facebook tiene el papel principal", señala Zoia Svetova.
Estos grupos han sido los primeros sorprendidos por el éxito de las manifestaciones organizadas el sábado en todo el país. Entre 40.000 y 60.000 personas han desfilado en pleno centro de Moscú, un número excepcional en Rusia. Estos últimos años, concentraciones de algunos centenares o algunos millares de personas eran consideradas como grandes éxitos.
Además de Moscú, tales manifestaciones para protestar contra los fraudes electorales en las legislativas del 4 de diciembre se han celebrado en todas las grandes ciudades de Rusia: más de 10.00 personas en San Petersburgo y concentraciones de varios centenares de personas en la mayor parte de las ciudades de Siberia. Cerca de Murmansk, el gran puerto militar del mar Báltico, las autoridades habían prohibido toda manifestación en la pequeña ciudad de Apatity. Por ello, se ha celebrado un "nano-mitin": algunos habitantes han dispuesto en una plaza varias decenas de pequeñas figuritas que se encuentra en los huevos de chocolate Kinder, con una "nano-banderola": "Queremos elecciones limpias". 1/
Un hundimiento en numerosas regiones
Los fraudes electorales masivos no son lo único en cuestión. "Muchos jóvenes que han votado por primera vez no aceptan este simulacro, dice Viktor, un enseñante. Rechazan igualmente el único horizonte que quiere imponerles el poder: ¡doce años más de Putin!" Pues claramente Vladimir Putin quien concentra las críticas.
Su anuncio, el 26 de septiembre ante el congreso de su partido Rusia Unida, de que pretendía volver a su puesto de presidente en marzo de 2012, ha hecho desaparecer todas las esperanzas de cambio. Peor aún, iba luego a explicar que esta opción de volverse a presentar había sido hecha de acuerdo con Dimitri Medvedev desde 2008: los rusos han descubierto así, con furor muchos de ellos, que todo estaba decidido desde el comienzo y que los debates cuidadosamente mantenidos desde hace años sobre una supuesta rivalidad entre Putin y Medvedev, o sobre simples posibilidades de evolución del régimen, no eran mas que engaños.
Una votación robada, un debate público manipulado, medios a las órdenes del poder y un régimen gangrenado por la corrupción en todos sus niveles: esto explica el éxito sin precedentes del eslogan "el partido de los estafadores y de los ladrones", inicialmente lanzado por uno de los blogueros más populares del país, Alexei Navalny, condenado la semana pasada a dos semanas de prisión y que se ha convertido en el símbolo de esta revuelta ciudadana.
¿Y ahora? Desde el sábado por la noche, los debates echaban humo en las diferentes páginas Facebook del movimiento y en los raros medios independientes como la radio Ecos de Moscú /2 o la televisión independiente difundida solo por Internet, "Dojd-TV" /3. Los diferentes grupos organizadores demandan la anulación del escrutinio del 4 de diciembre y llaman a nuevas manifestaciones el 24 de diciembre. Nuevas movilizaciones podrían surgir mucho antes, los rumores más diversos circulan desde el lunes en Moscú.
Frente a este despertar de Rusia, el poder juega con prudencia, habiendo incluso autorizado a las televisiones estatales la retransmisión de las imágenes de las manifestaciones, algo inédito. Vladimir Putin ha hecho decir a su portavoz Dimitri Peskov: "Estamos a la escucha, hemos oído lo que se ha dicho el sábado". La víspera, había atacado a los Estados Unidos y a Hillary Clinton acusada de animar a los manifestantes. Igualmente prudente, el presidente Medvedev ha colgado en su página Facebook un corto mensaje: "La gente tiene derecho a expresar su punto de vista, y es lo que hizo ayer. Está bien que todo haya ocurrido de forma legal. Pero no estoy de acuerdo ni con los eslóganes ni con las declaraciones de los manifestantes". El presidente, por cumplir, ha anunciado investigaciones sobre eventuales fraudes electorales.
Contra toda evidencia, la comisión central electoral ha mantenido sus resultados, rechazando todas las quejas y contestaciones formuladas por la oposición. El detalle del voto por región da dos indicaciones preciosas sobre el desarrollo de las legislativas pero también sobre la desconfianza con la que debe ya enfrentarse el poder /4.
Estos resultados muestran primero la amplitud del fraude en numerosas regiones.
En Chechenia, el partido del poder logra el 99,5% de los votos. En Daghestán, el 91,6%, en Inguchia, el 91% y así en todas las regiones y repúblicas del Cáucaso Norte sin embargo ferozmente hostiles al poder de Moscú. Estos resultados soviéticos se encuentran también en la república de Tuva (85%), cercana a Mongolia, en Mordovia (91%) y en las regiones más miserables (Tchukotka, en el distrito Nenetse.).
Pero muestran también el hundimiento del partido del poder Rusia Unida en regiones alejadas de Moscú donde el control del Kremlin se hace sentir menos. En el Extremo Oriente ruso y en Siberia, en las grandes ciudades universitarias, Rusia Unida retrocede entre un 20% y un 25%, recogiendo a veces menos de un tercio de los votos (contra el 49,3% a nivel del país). Ocurre esto en la región de Irkustsk, cerca del lago Baikal (34,9%), en la de Novossibirsk (33,8%) en la de Vladivostok (33%), etc.
¡El ministro y el oligarca ya en la oposición!
Este despegue de las regiones siberianas es una novedad y una seria advertencia para Vladimir Putin. Muestra que es una buena parte, incluso la totalidad de la joven clase media rusa, urbana, formada, abierta al mundo, la que quiere pasar la página de la "vertical del poder" y de la "democracia dirigida", versión Putin. "No queremos más que una cosa, decía el domingo un jefe de una pequeña empresa preguntado en Dojd TV. Vivir normalmente, hacer funcionar nuestro negocio normalmente sin tener que comprar a los oficiales, los jueces, las aduanas y todo el aparato del estado, sin estar a merced de los corruptos que quieren arrancarnos nuestro negocio".
Más que una juventud contestataria, más que los numerosos grupos activistas, el principal peligro para el poder está ahí: en la revuelta de una parte del mundo económico, exasperado por la ausencia de estado de derecho, de sistema judicial independiente, y por la corrupción de la administración /5. Una seria alerta ha sido dada este lunes con una ofensiva coordinada de dos representantes de las grandes empresas rusas.
El primero es Alexei Kudrin, ministro de finanzas durante diez años, personaje discreto pero respetado por la comunidad internacional y uno de los raros que no es considerado como un corrupto. Alexei Kudrin fue despedido brutalmente en septiembre, por no haber aceptado el juego del cambio de puesto entre Putin y Medvedev y haberse opuesto públicamente al crecimiento del presupuesto del ejército.
El lunes por la mañana, en una entrevista en Vedomosti /6, diario económico editado en alianza con el Financial Times, Kudrin se dice dispuesto a crear un nuevo partido "liberal y de derechas" para acelerar al fin la modernización del país y luchar contra la corrupción. Algunas horas más tarde, Mijail Projorov, uno de los principales oligarcas del país, a la cabeza de una inmensa fortuna (la tercera del país, estimada en 18 millardos de dólares por Forbes), convocaba una conferencia de prensa para anunciar su repentina candidatura a las presidenciales de 2012.
Projorov tiene la particularidad de haber sido propulsado a la escena política este verano a invitación incluso de ¡Dimitri Medvedev y de Vladimir Putin! Le era entonces demandado crear un nuevo partido, Causa Justa, precisamente para atraer a los electores exasperados por los "ladrones y los estafadores" de Rusia Unida. Pero Projorov cometió el error de hablar demasiado fuerte: dos meses más tarde, era despedido del partido, según la prensa rusa, al haberse inquietado Vladimir Putin por su voluntad de autonomía..
¿Se trata de una verdadera candidatura o de una nueva manipulación lanzada por el Kremlin? Es demasiado pronto para decirlo al depender tanto los intereses de Projorov (es dueño del gigante mundial Norilsk Nickel y de varias fábricas metalúrgicas) de la voluntad del Kremlin. Él mismo ha multiplicado las declaraciones contradictorias afirmando la última semana que "este régimen no aguantará cinco años" a la vez que señalaba que "Putin, en estos momentos, es el único que puede gestionar este aparato estatal ineficaz y esclerotizado".
Kudrin y Projorov se unen así públicamente a la larga lista de responsables políticos y hombres de negocios víctimas de Putin o que denuncian el estancamiento autoritario del régimen. Incluso Mijail Gorbachov, último dirigente de la URSS, ha demandado la anulación de los resultados y la celebración de nuevas elecciones. El debate hasta ahora tabú se ha abierto en el corazón mismo de la clase dirigente rusa: ¿hay que librarse de Putin? ¿cómo?
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