Destierro político en democracia: La historia del chileno Hugo Marchant

Posted by Correo Semanal on martes, diciembre 06, 2011



“Y bien: concedo que al final ganaron la batalla,
Que falta conocer el resultado de la guerra.
Pero confieso que yo no extravié un grano de polen
Puesto que de esta tierra no me podrán apartar.”

Patricio Manns




Por Andrés Figueroa Cornejo

Dos veces antes, Hugo Marchant Moya intentó ingresar a Chile. Pero el 2006 y el 2009 las campañas se organizaron muy lejos del país y con un insignificante apoyo interno. En cambio, el miércoles 30 de noviembre de 2011, Hugo -ex combatiente de la resistencia política y militar contra la dictadura, ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y parte del último destacamento al que había sido reducida esa agrupación  por la Central Nacional de Informaciones (CNI) en el primer tercio de la década de los 80’ del anterior siglo-  se encontró en el aeropuerto chileno con la posibilidad real de entrar a su territorio natal.

A comienzos de los gobiernos civiles de la Concertación que coincidieron matemáticamente con los albores de los 90’, a los presos políticos “implicados en casos emblemáticos” en la lucha antidictatorial (como el atentado frustrado a Pinochet) se les trocó los consejos de guerra por  penas de extrañamiento. De  alrededor de 30 antiguos prisioneros políticos, restan 8 en el exilio y Hugo Marchant informa que ‘entre el 2012 al 2014 vamos a quedar 4: Jorge Palma Donoso, Carlos Araneda Miranda, Carlos García Herrera y yo, que tengo hora para el 2017’.

Hugo (58 años, casado, 4 hijos, dos de su mujer y dos en común, Javiera y Juan Manuel), participó en el ajusticiamiento y muerte del general e Intendente de Santiago del gobierno militar, Carol Urzúa, en la mañana del 30 de agosto de 1983. El 11 y 12 de ese mismo mes se había realizado la cuarta protesta nacional contra la junta castrense. Sólo en la capital fueron asesinadas 29 personas, hubo más de 200 mil heridos y un millar de detenidos, sin anotar los allanamientos masivos, con tortura incluida, a poblaciones populares. Por su investidura pública como jefe de la jurisdicción de la comuna de Santiago, Carol Urzúa talló como uno de los responsables políticos del crimen y la represión. Marchant  sería detenido e iniciado su periplo de terror a una semana de la ejecución de Urzúa. De la captura de Hugo, su tortura de espanto, su consejo militar y castigo de fusilamiento, su celda por 10 años, y su destierro dictado por la administración concertacionista del demócratacristiano y furioso alentador del golpe de Estado de 1973, Patricio Aylwin, han transcurrido más de 28 años.