Destierro político en democracia: La historia del chileno Hugo Marchant
“Y bien: concedo que al final ganaron
la batalla,
Que falta conocer el resultado de la
guerra.
Pero confieso que yo no extravié un
grano de polen
Puesto que de esta tierra no me
podrán apartar.”
Patricio Manns
Por Andrés Figueroa Cornejo
Dos veces antes, Hugo Marchant Moya intentó ingresar a Chile. Pero el
2006 y el 2009 las campañas se organizaron muy lejos del país y con un
insignificante apoyo interno. En cambio, el miércoles 30 de noviembre de 2011,
Hugo -ex combatiente de la resistencia política y militar contra la dictadura,
ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y parte del
último destacamento al que había sido reducida esa agrupación por la
Central Nacional de Informaciones (CNI) en el primer tercio de la década de los
80’ del anterior siglo- se encontró en el aeropuerto chileno con la
posibilidad real de entrar a su territorio natal.
A comienzos de los gobiernos civiles de la Concertación que coincidieron
matemáticamente con los albores de los 90’, a los presos políticos “implicados
en casos emblemáticos” en la lucha antidictatorial (como el atentado frustrado
a Pinochet) se les trocó los consejos de guerra por penas de
extrañamiento. De alrededor de 30 antiguos prisioneros políticos, restan
8 en el exilio y Hugo Marchant informa que ‘entre el 2012 al 2014 vamos a
quedar 4: Jorge Palma Donoso, Carlos Araneda Miranda, Carlos García Herrera y yo,
que tengo hora para el 2017’.
Hugo (58 años, casado, 4
hijos, dos de su mujer y dos en común, Javiera y Juan Manuel), participó en el
ajusticiamiento y muerte del general e Intendente de Santiago del gobierno
militar, Carol Urzúa, en la mañana del 30 de agosto de 1983. El 11 y 12 de ese
mismo mes se había realizado la cuarta protesta nacional contra la junta
castrense. Sólo en la capital fueron asesinadas 29 personas, hubo más de 200
mil heridos y un millar de detenidos, sin anotar los allanamientos masivos, con
tortura incluida, a poblaciones populares. Por su investidura pública como jefe
de la jurisdicción de la comuna de Santiago, Carol Urzúa talló como uno de los
responsables políticos del crimen y la represión. Marchant sería detenido
e iniciado su periplo de terror a una semana de la ejecución de Urzúa. De la
captura de Hugo, su tortura de espanto, su consejo militar y castigo de
fusilamiento, su celda por 10 años, y su destierro dictado por la
administración concertacionista del demócratacristiano y furioso alentador del
golpe de Estado de 1973, Patricio Aylwin, han transcurrido más de 28 años.
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