Chile - Educación pública, laica y gratuita para tod@s

Posted by Correo Semanal on miércoles, junio 22, 2011




Al día de hoy,  hay más de 300 colegios y liceos movilizados y tomados en Chile, así como una veintena de universidades que continúan con sus actividades paralizadas. La demanda parece ser común y muy conocida: los estudiantes chilenos queremos que el Estado se haga cargo de la misión que es la suya en el ámbito educacional, esa de la que abdicó hace más de 30 años para entregársela a la mano invisible del mercado.
 
El vergonzoso shopping de la educación
 
Gracias a la Constitución de Pinochet que lleva la firma de Lagos,  tenemos un estado subsidiario que debiese operar cuando el mercado no funciona, o sea cuando el educando no es rentable. En eso Chile y sus instituciones funcionan de maravillas: garantizando la generación de lucro para el puñado de familias dueñas de todos los negocios. El lucro es hoy en día la palanca maestra de la industria educacional que en el 2009 facturó más de 5 mil millones de dólares. En ese sistema un estudiante de universidad “pública” paga en torno a los 6 mil dólares anuales, goza del “beneficio” de un crédito avalado por el Estado, y en cinco años termina pagando más de 43 mil dólares (20 millones de pesos) por un título que suele transformarse en un adorno en la casa de sus padres. ¡Negocio redondo para los bancos, que siguen muy agradecidos de Ricardo Lagos!
 
La clase política binominal, ignorante o cómplice, busca ejemplos de modelos educacionales en el extranjero. Tal vez no saben que la mejor educación del planeta, la de China y Finlandia, es pública, laica y gratuita. Para todos. No solo para tal o cual quintil. En los EEUU, ejemplo de mercantilización del saber, la educación se debate en una profunda crisis. Hay quién habla de estado de coma. ¿Lo saben los políticos? 
 
Yo sostengo que la Educación es un Derecho, un Derecho Social,  o dicho en otras palabras, un deber eminente de la sociedad para con todos sus miembros. Independientemente de su posición social. El saber es patrimonio de toda la Humanidad, y su transmisión una apuesta por el bienestar y la felicidad de las futuras generaciones. El saber es social. ¿Cómo concesionarlo al interés privado sin cometer un crimen? ¿Qué universidad, privada o pública, inventó la ley de gravedad, el principio de Arquímedes, los quanta, la poesía, la música, el teorema de Tales? ¿En virtud de qué derecho cobran por transmitir algo que le pertenece al ser humano histórico y social? ¡Véndeme un poco de armonía, medio kilo de filosofía, un litro de etiología, un metro de Historia, una tonelada de álgebra! Y ten cuidado de no agotar el stock, de garantizar la calidad de la mercancía. ¿En qué mundo vivimos, o más bien en qué mundo nos obligan a vivir aquellos que estudiaron en establecimientos públicos, laicos y gratuitos? Los que edificaron la segregación educacional, los ghettos y el apartheid del saber, ¿en qué mundo quieren obligarnos a morir?
 
Los felices herederos del legado de Pinochet, administrado de concierto por la trenza Alianza-Concertación, ¿a qué futuro condenan a la juventud chilena? Pequeña objeción sus señorías: nosotros, la juventud chilena, ni estamos de acuerdo ni nos dejaremos someter. Por eso,  hay  cientos de colegios y liceos tomados en Chile, así como una veintena de universidades. Porque no toleramos que la educación siga siendo fuente de la riqueza de unos pocos al precio de estafar a los más. Porque es impresentable que el ministro de Educación sea accionista de una universidad privada, o sea, un actor interesado en la generación de lucro para su propio negocio, como inversionista de la Universidad del Desarrollo. Que sea un mediocre, pasa. Pero mercader culpable y confeso de conflictos de interés con la niñez, la adolescencia, la juventud, ¿quién se lo traga? Si aun fuese el único, tendría hasta el morbo del insecto raro, el atractivo de los horrores de feria y circo. Lamentablemente Lavín es prototípico de una cierta delicuescencia de cuello y corbata que abunda en la clase política. Alianza-Concertación, ¿a quién tirarle la primera piedra? A Lavín, porque además es tonto, o se hace el tonto, da la impresión de serlo, comunica tontera, estulticia, boludez. Nos señala como minoritarios, violentistas, irresponsables. ¡A nosotros, a esos 100.000 que repletamos la Alameda de lado a lado! Sr. Ministro: regrese a la escuela a aprender un poquillo de etimología y de semántica, que le enseñen a utilizar un diccionario. Y mida luego la envergadura de las imbecilidades que profiere en público para vergüenza de todos. Ud. confunde “funa” con las torturas que la DINA le aplicaba a nuestros padres ante su silencio cómplice. “Tortura”, ¿le suena el término? Al frente de un ministerio que no se honra con su presencia Ud. intenta quebrar la incipiente organización estudiantil, matarla en su cuna, cambiando el foco de discusión hacia la violencia. ¡Violencia es pagar por un Derecho Social! ¡Violencia es hacer más ricos a los dueños de este club a coste de los sueños de un millon de Estudiantes Universitarios! Todo esto para luego regresar a su Opus pro-vida.
 
¿Cómo andamos por casa?
 
La semana pasada estuve en Argentina, invitado por la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), que realizaba su III Foro Nacional de Educación para el Cambio Social. Espacio de encuentro, debate y articulación de estudiantes que reunió a más de cinco mil participantes de toda Latinoamérica. No me topé con ningún representante de la Confech, ni de ninguna Federación chilena. Lamentable. Hubiesen podido explicar lo del último quintil. Porque la juventud latinoamericana identifica a Chile como “el país más obediente a las instrucciones del FMI y el Banco Mundial” o como “el paradigma neoliberal en todos los ámbitos, y sobre todo en el educacional”. ¿Cómo pretender que se equivocan? Un eje principal del foro fue el fortalecimiento de las organizaciones estudiantiles para contribuir al necesario cambio social en Latinoamérica, particularmente en Chile y Argentina. En nuestro país, un ministro asopado asimila las organizaciones estudiantiles a la violencia terrorista: lo que da la medida de la profundidad del apagón cultural.
 
Latinoamérica vive profundas transformaciones sociales en las cuales están muy presentes los espacios universitarios. ¿Seremos una excepción? Hoy en Chile, como en la Córdoba de 1918, como en el París de 1968, como en el México de 1999, o como en la Argentina del 2001, la política está en las calles, en las salas de clases de los colegios y universidades. Ninguna divinidad llamada mercado podrá impedir que recuperemos nuestros derechos ciudadanos, comenzando por el Derecho Social de una Educación Pública, Laica y Gratuita para TODOS y TODAS.
--------------