Egipto - El Ejército, una fuerza clave que se mostró dividida

Posted by Correo Semanal on jueves, febrero 03, 2011

Su rol en la plaza fue ambiguo. Primero llamó a desalojarla y después no impidió la pelea de bandos


Marcelo Cantelmi, enviado especial a El Cairo
Clarín, Buenos Aires, 3-2-11
http://www.clarin.com/

El Ejército continuó jugando en la crisis egipcia un lugar ambiguo que ayer, en medio de la nueva ola de violencia, se intensificó hasta volverse confuso. Por la mañana los militares exhortaron a los militantes en la plaza a que se desmovilizaran, enviaron una caravana de camiones al lugar y recogieron pacientemente la basura preparando lo que parecía el final de la protesta. Unas horas antes había hablado el cuestionado presidente Hosni Mubarak anunciando que no se presentaría a un nuevo turno electoral en setiembre y que dejaría la vida pública. Pero los opositores, que demandan la renuncia del jefe de Estado, desoyeron a los militares y no se fueron; por el contrario, se redobló el ingreso a la plaza en un día soleado y con una temperatura casi estival.
La tensión demoró bien pasado el mediodía en crecer . Por la mañana hubo actos en varios rincones de la plaza y en uno de ellos se presentó un capitán del Ejército con su uniforme, tomó un micrófono y anunció que había decidido renunciar a las filas para “sumarse a la gesta en pos de la construcción de una república en Egipto”. La gente lo llevó en andas y lo besó. El hombre hizo luego un cartel que decía: “Egipto odia a Mubarak y odia ahora a Obama por apoyarlo”. En diálogo con Clarín dijo que no tenía, naturalmente, el apoyo de sus jefes para hacer eso y que desconocía si había más oficiales en su misma posición. Pero recordó que el Ejército anunció que entendía como justas las demandas de la gente y que no reprimiría.
Luego, cuando el escenario cambió brutalmente con la llegada de los partidarios de Mubarak, grupos muy violentos aparecieron entre los militares, moviéndose con igual familiaridad que los uniformados habían mostrado con los opositores. Esta gente de aspecto rígido y tono castrense fue la encargada de organizar la batalla dentro de la plaza y correr al periodismo de donde podían registrar lo que sucedía. Los militares, al menos en el caso que vivieron los enviados de Clarín , les dieron clara evidencia que no disimularon en ningún momento sus planes represivos. Son volteretas interesantes, porque en algún momento pareció que las Fuerzas Armadas rompían con la dictadura lo que implicaba una fuerte debilidad para el gobierno. Sin embargo, en medio del pico de la crisis, Mubarak se reunió con la cúpula castrense enviando un mensaje que posiblemente no fue comprendido. Se trató de indicar que no había ruptura entre el gobierno y la estructura de seguridad que garantiza su poder.