Colaboración
Los países que forman parte del imperio norteamericano por consecuencia no pueden ser democracias
Rómulo Pardo Silva
A ningún pueblo le han consultado si acepta someterse a Estados Unidos. Simplemente las personas en el poder local aprueban de manera autocrática que las políticas fundamentales las decide Washington y no el voto ciudadano. Para hacer creer que la mayoría de los estados del mundo son democracias deben negar la existencia del imperio yanqui.
Estados Unidos mantiene fuerzas militares en todos los océanos y continentes. Ataca en Irak, Afganistán, Pakistán, Somalia. Amenaza a Corea del Norte, Irán. Bloquea a Cuba hace medio siglo. Es el imperio de la época.
La mayoría de los países están bajo su dominación. El Reino Unido le secunda en todas las guerras, el presidente de Honduras nombra a sus ministros después de consultar con el embajador estadounidense, contra la voluntad del pueblo egipcio el embajador Wisner operaba para la continuidad de Mubarak. Los gobiernos aceptan que imprima dólares sin límites, que la CIA haga pasar por sus territorios prisioneros secretos hacia lugares de tortura…
Los minoritarios estados soberanos son tratados como enemigos por el imperio, Cuba, Corea del Norte, Bielorrusia, Rusia, China, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador… Solo son amigos los que aceptan con más o menos disimulo sus órdenes.
Esta verdad histórica no es fácil de aceptar, ni de decir. Izquierdistas que hace unos pocos decenios denunciaban el imperialismo y decían luchar contra él hoy han olvidado hasta la palabra. Tanto se valora la independencia del país a que se pertenece que demasiados piensan, pese a las noticias imposibles de tapar, que las políticas de sus gobiernos se derivan únicamente de los resultados electorales internos. Quienes digan que no son democráticas porque las orientaciones estructurales vienen de la Casa Blanca-Pentágono pueden ser considerados como antipatriotas.
El grado de sometimiento a Estados Unidos de los estados en el imperio no es el mismo. Como en la Roma antigua hay más o menos autonomía. La dependencia de Alemania y de Honduras, por ejemplo, es diferente.
Como realidad global la democracia predominante se puede definir como el gobierno de, por y para los imperialistas.
Estados Unidos declina con el poder de las armas a su favor. La falta de ética de sus dirigentes empresariales, políticos y militares permite predecir que iniciarán una nueva civilización de extrema violencia y despojo para intentar paliar sus problemas y adaptarse a las crisis ya visibles por estallar.
Es vital que la humanidad sepa que debe tener democracias soberanas para poder formular un programa socialista solidario y sustentable.
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