Reflexiones sobre el XXIV Congreso del Partido Comunista
He tenido hace varios meses sobre la mesa la convocatoria al XXIV Congreso Nacional del Partido Comunista de Chile. La he leído y vuelto a releer, anotando de vez en cuando algunas impresiones, para volver a retomarlas en otro momento. El documento en sí, es una puerta que se abre no solamente para la discusión de los comunistas, se trata -guste o no a moros y cristianos- de una mirada que tendrá incidencia dentro de las izquierdas y en un sentido más amplio, abrirá o cerrará caminos para la construcción de una oposición más efectiva al gobierno de turno. Se trata de un texto simple, dividido en diez puntos. La connotación simple en este caso puede tener una doble significación; de fácil lectura, lo que es cierto, pero también falto de profundidad, dada la lógica periodística del discurso expuesto, con todo el respeto que merece el gremio de la prensa, simplemente pregunto ¿Será el tono adecuado, para un documento de esa importancia? Peor hubiera sido un texto hermético o iniciático destinado a especialistas, más allá de esa discusión de estilo, lo que me sorprende es el extendido “Close-up” dedicado a la contingencia. Desde esa perspectiva, no se encuentra a la altura de una propuesta de discusión que marque una bitácora política, no da cuenta ni luces sobre el estado del pensamiento marxista a nivel regional o de las diversas lecturas que hoy se encuentran en discusión, entre los propios partidos comunistas. América Latina y sus contradicciones desaparecen de la palestra, para centrarnos única y exclusivamente en Chile, no existe un pequeño balance sobre los procesos que se viven por ejemplo en Venezuela, Ecuador, Bolivia, sus contradicciones y aciertos. Falta una mirada que explique hacia la izquierda, el impacto del golpe militar en Honduras, el cambio de mando en Colombia y los nexos del gobierno del Presidente Piñera, con el nuevo gobernante colombiano. De ahí nace la estrategia de solicitar la extradición de Manuel Olate, que busca mantener a raya y en posición defensiva al Partido Comunista, obligándolo a mostrar cartas de buena conducta, cada cierto tiempo, ante los medios de comunicación oficiales. Pero el mensaje del pentágono es más profundo y peligroso, a quienes pretendan ejercer la voluntad revolucionaria de la solidaridad internacional, serán acusados de colaboradores y financistas de la guerrilla, o sea “terroristas internacionales” con las derivaciones jurídicas que ello implica. El caso Apablaza y el de otros integrantes del FPMR que se ha pedido la extradición, incluso durante los años concertacionistas -que fueron desechadas por los Estados extranjeros- hablan de la claridad de esos países respecto a los poderes fácticos existentes en el país; y la desconfianza que se tiene en los tribunales chilenos, ese capital político se hace necesario profundizarlo, para ello los medios de comunicación y el fortalecimiento de las redes internacionales resulta vital. La mirada histórica presentada en el escrito, en los dos primeros puntos, resulta restrictiva y superficial, incluso cuando se afirma “Los comunistas hemos impulsado una línea política que se ha validado como acertada. El acceso al parlamento nos permite hoy librar batallas políticas en el plano institucional, en estrecha vinculación con la lucha social que se despliega en todo el país, ante las políticas del gobierno”. (Convocatoria del Congreso pag.8) ¿Qué la valida como acertada? ¿El acceso al parlamento? Disculpen la sinceridad pero, ¿La medición del alcance político, logrado por una operación electoral en conjunto con la Concertación, permite afirmar eso? Imaginemos otro escenario, la izquierda ha duplicado su presencia sindical, tiene una mayor representación en organizaciones sociales, existe un aumento en la militancia del Partido Comunista y otros sectores de izquierda. Sin embargo, no posee representación en el congreso. ¿Se estaría hablando de una línea política en discusión o fallida? En general, como nos enseñan los manuales, ambos procesos se acompañan o no tienen por qué ser invalidantes, pero la pregunta es otra ¿La línea se afirma con el ingreso al parlamento? ¿Y la derrota de la alianza Concertación-Juntos Podemos Más, puede ser achacada única y especialmente a los concertacionistas? Siendo más agudo ¿La línea no tambalea, ni trastabilla? El punto de inflexión lo aporta el mismo texto, porque al demostrar en la práctica su operatividad y éxito, entonces ¿Qué sentido tiene la amenaza reconocida, tres párrafos antes? “Se abre un nuevo periodo en la política nacional, en la que las opciones para los chilenos son, o resignarse a contemplar como se profundizan las medidas privatizadoras, de la salud, la educación y la enajenación de lo poco que queda del Estado, o como pensamos contribuir a la generación de una nueva mayoría social y política…” (Convocatoria del Congreso pag 7-8) Resulta entonces que la línea acertada, en concomitancia con las fuerzas de la Concertación, nos tiene hoy en la gran contradicción de ser un país totalmente privatizado -y lo que queda- es defender lo que hay, y unirse para ver si es posible recuperar algo en el largo plazo. Así como el triunfo del NO en el año 1988, es de todas las fuerzas opositoras a la dictadura, a pesar del discurso excluyente de un sector concertacionista, el fracaso de Enero del año 2010, frente a la Alianza de Derecha, es la derrota también de la línea del Partido Comunista, en la medida que puso su empeño en la re-elección de Eduardo Frei Ruiz Tagle, obviamente con niveles de responsabilidad inferior a los de la coalición gobernante. Matizando los argumentos, tanto la derrota política, como la elección de los diputados comunistas en el Congreso Nacional, no son pruebas definitivas para demostrar los aciertos o errores de la línea política en curso, existen otros factores por evaluar, como los avances o retrocesos en los desafíos planteados en los congresos partidarios anteriores. Las Contradicciones del momento histórico y un alcance sobre la estrategia . Este tema ha sido punto de tope en el análisis de los diversos sectores de la izquierda, mientras para el Partido Comunista, la contradicción principal es neoliberalismo versus democracia, para otros sectores la contradicciones van desde: Imperialismo globalizado, versus Estado nacional democrático, Los grandes grupos económicos versus poder popular, etc. Cuando el Partido Comunista, establece que la gran contradicción es neoliberalismo v/s democracia, lo hace a partir de la experiencia histórica puntual de Chile, en el sentido que la aplicación del modelo económico y político, se hace en un marco de una democracia tutelada, restringida. Hasta ahí pareciera funcionar con cierta lógica, sin embargo, no es propio de las sociedades neoliberales, las restricciones democráticas, es más, los primeros meses del gobierno de derecha, suponen incluso lo contrario, la aprobación de la inscripción automática y voto voluntario, los acuerdos que permiten dentro del propio aparato restrictivo, una representación del Partido Comunista, sin mover un ápice, el sistema binominal. El llamado de Pablo Longueira, Senador UDI a un plebiscito, para dilucidar la salida al mar para Bolivia, donde incluso está dispuesto a aceptar la medida para resolver otros problemas, hablan de un nuevo cuadro. Las votaciones populares organizadas en los barrios y comunas de derecha, hacen pensar que la principal contradicción, no parece ser esa. Reconociendo y sopesando todos los enclaves dictatoriales de la Constitución Política dictatorial, la situación es tan favorable a la plutocracia instalada, que incluso borrando gran parte de los sistemas de seguridad instalados; nos encontraríamos a años luz, de disputar en igualdad de condiciones las dinámicas del poder, se nos facilitaría la vida, pero de ahí a sostener que la revolución democrática irrumpe como camino es otra cosa. Desde mi perspectiva, si hubiera que definir una contradicción central escogiendo por tanto el método marxista de análisis, sostendría que las antítesis del momento son la capacidad de acumulación y decisión de las Transnacionales y la oligarquía globalizada versus la pobreza y exclusión del Estado nacional. Si se aceptará que la contradicción es esa, el objetivo principal y estratégico debería alterarse, porque el principal desafío del momento, no sería exactamente desplazar a la derecha del gobierno, para ello existe un paso anterior que es despejar el escenario político. Hace unos cuantos años atrás, el diputado Sergio Aguiló, junto a otros, esbozó la tesis que Chile, se encontraba entre dos derechas, al profundizar esa aseveración con las herramientas culturales existentes, sostengo que en Chile, hoy pululan tres formas y comportamientos de derecha. La primera, para uso común conservadora, de un fuerte componente religioso, herederos de la dictadura militar, ligados a los empresarios, militares y religiosos tipo Legionarios de Cristo, con carnet de militancia en la UDI. Existe una segunda variante denominada liberal, ligada al mundo empresarial, académico y profesional con un dispositivo laico más amplio y de opciones religiosas no militante, en general independientes de derecha. (Estilo Ministro Golborne) Existe una tercera variante que podríamos definir como liberales al estilo de Tony Blair. Recalco la imagen de Blair, como el laborista que acompaña a Bush, en su lucha fraticida, por sostener el control unipolar invadiendo Irak, apoderándose de las reservas de petróleo y obligando a la comunidad internacional a una matanza injustificada, rompiendo la feble paz en Oriente. El costo del apoyo económico, político y militar, del primer Ministro Inglés, sin buscar diferenciarse, se tradujeron en la derrota política de su sector frente a los conservadores. En Chile, dicha variante estaría representada por grupos ligados al mundo de las transnacionales, expertos y académicos vinculados a los negocios, por medio de los directorios -y por tanto- defensores a ultranza de las intervenciones económicas internacionales. En su momento defendieron el ALCA y los tratados de libre comercio con Estados Unidos, son críticos a todo tipo de control de los capitales extranjeros, en especial en la minería, se forman en pos-grados en el extranjero, han sido funcionarios internacionales, encontrándose repartidos, en todo el espectro concertacionista. De ahí entonces, que el objetivo de desplazar a la derecha del gobierno sea un objetivo bastante ambiguo, porque para eso necesitamos de una política de alianzas, donde se estará sujeto a las concesiones que los derechistas tipo Blair, estén dispuestos a conceder. Entonces ¿Se despeja el camino? ¿Se entrampa cualquier acuerdo? o ¿Se busca un nuevo pacto donde esa derecha quede con menos capacidad de decisión? Porque los acuerdos son con La Concertación que existe.
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