Para qué y para cuándo es en realidad la OTAN
Rómulo Pardo Silva
Colaboración
Es insuficiente quedarse en los acuerdos de la OTAN en Lisboa. Hay que denunciar su proyecto estratégico. Igual que los imperios de España, Portugal, Holanda, Inglaterra, Francia, Alemania, la meta de los corporativos es dominar o eliminar a los pueblos y apoderarse de cada recurso del planeta. Solo han cambiado la culebrina y la espada por el misil nuclear y la propaganda. Y la capacidad de exterminio y terror.
La OTAN es la fuerza militar más poderosa que haya existido. Su pilar es Estados Unidos y su conductor el poder fáctico norteamericano. El gasto bélico yanqui supera al de la totalidad de países del globo. Su aporte a la Alianza Atlántica subió del 49% hace diez años a un 73% hoy. Su capacidad de guerra consta de miles de armas nucleares, misiles ofensivos y defensivos, poderosas bombas convencionales, más de 800 bases en el extranjero, flotas en cada océano, instrumentos cibernéticos, armas radioeléctricas, bombarderos en vuelo permanente. Detrás, las burguesías europeas dan apoyo militar y político al proyecto.
La USA-OTAN es una costosa máquina de destrucción que obviamente no está pensada para combatir a Al Qaeda, los piratas de Yemen, el terrorismo de grupos. Su tarea es la humanidad del futuro aunque se la utilice en el presente.
Los empresarios corporativos occidentales dueños de la OTAN saben que las crisis en desarrollo terminarán en algún momento con el sistema capitalista y, previsores inteligentes, adelantan el control absoluto del planeta para imponer en su beneficio la civilización siguiente.
Con el calentamiento global, y su destrucción de paisajes y migración caótica de pueblos; el agotamiento del petróleo y gas, y el colapso de la industria y el transporte; la fragilidad del sistema financiero; la falta de agua; la escasez de minerales, coltan, tierras para uso agrícola, bosques, alimentos del mar; el aumento en miles de millones de la población, será imposible mantener el orden capitalista de libre explotación de la naturaleza.
Enfrentados a la imposibilidad del crecimiento económico constante con recursos finitos y al consecuente colapso de sus fuerzas políticas, sociales, ideológicas, los dueños de las corporaciones preparan a la OTAN como instrumento de su modelo de dictadura mundial fascista, “un gobierno, un ejército, un pensamiento”.
¿Qué pueden hacer los magnates transnacionales occidentales sin agua, minerales, energía, climas convenientes? Adueñarse, con el poder de las armas, de todas las riquezas del planeta. Repetir de un modo ahora absoluto sus propias historias coloniales.
El plan no es un secreto, los mandamases de la OTAN lo dicen. El secretario general, Anders Fogh Rasmussen, declaró que sus fuerzas actuarán en cualquier lugar del mundo para defender “nuestra paz” y ¡“prosperidad”! En un documento oficial anterior hablaban de defender su “estilo de vida”. Chomsky explica: “…La doctrina de Bill Clinton [exjefe nominal de la OTAN] era que EEUU estaba autorizado a utilizar la fuerza militar para asegurar ‘el acceso desinhibido a mercados clave, suministros energéticos y recursos estratégicos’, sin siquiera la necesidad de inventar pretextos…”
El objetivo clave son los recursos. Hace poco se tensó la situación cuando se creyó que China bloquearía la exportación de metales raros, indispensables para la industria electrónica. Brasil se dotará de seis submarinos nucleares para proteger su petróleo, y para 2047 incorporará 20 sumergibles convencionales -es sabido interés de Washington por la Amazonía.
La fría voluntad de usar la fuerza de la USA-OTAN se ha mostrado en la destrucción de Yugoeslavia, Afganistán, Irak; los bombardeos en Pakistán. Los cercos a Rusia y China. Las planificaciones de ataques a Irán y Corea del Norte. La construcción de un escudo antimisiles que le permita atacar impunemente. Su amenaza es tan grave que el presidente Medvedev y la burguesía rusa están optando por hacerse clientes del imperio, lo que dejaría sola a China.
La mira de la OTAN más que en el presente está en el futuro. Si Brasil, país en desarrollo, planifica para cincuenta años adelante; la OTAN dueña del poder y la tecnología tiene que pensar en siglos.
Los pobres de cada país son víctimas en el designio de la Alianza Atlántica que usará la fuerza para asegurar su prosperidad. El socialismo de futuro debe saberlo, decirlo, y levantar la alternativa solidaria y sostenible por todos.
Contacto romulo.pardo@gmail.com
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