Honduras - ¡¡Abajo el diálogo tramposo de Porfirio Lobo!!
EL SOCIALISTA CENTROAMERICANO No 101
Cada vez que revisamos el desarrollo de los acontecimientos en Honduras, concluimos que el golpe de Estado del 28 de Junio del 2009, que derrocó y mandó al exilio al presidente Manuel Zelaya, fue planificado con una frialdad increíble. El golpe de Estado tenía el objetivo inmediato de evitar que la inofensiva consulta de la Cuarta Urna se transformara en un movimiento social que mandara al basurero al excluyente y antidemocrático bipartidismo imperante. Pero el golpe de Estado solo fue una primera fase de un proceso mucho más complejo.
La segunda fase fue la convocatoria de elecciones amañadas para traspasar el poder al “opositor” Partido Nacional. De esta manera parecía que el golpe había muerto y la democracia habría sido reimplantada, cuando en realidad los golpistas estaban riendo a carcajadas, frotándose las manos de alegría, por haber salvados las instituciones del Estado.
La tercera fase es la que está cumpliendo el ilegítimo presidente Porfirio Lobo, quien aparece ahora como una figura moderada, que tiene conflictos reales con la ultraderecha hondureña, que está agazapada en muchas instituciones estatales, y que también tiene una base social nada despreciable.
Lobo ha dicho que está dispuesto a ir personalmente a traer a Mel Zelaya a República Dominicana, pero no garantiza su integridad personal, y deja suelta la jauría rabiosa que amenaza con encarcelarle apenas pise suelo hondureño. Lobo habla de la defensa de los derechos humanos, crea una secretaría especial pero no para los asesinatos ni esclarece las circunstancias en que se han producido este tipo de asesinatos, como los de nuestro inolvidable camarada Jose Manuel Flores Arguijo, dirigente del Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), y de otros miembros de la Resistencia.
Lo que no estaba en los planes de los golpistas fue la transformación de la Resistencia en una fuerza de masas, ahora agrupada en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), una organización hasta el momento amplia y democrática. Por ello es que Lobo ha tenido que cambiar y mejorar el guión de los golpistas, apareciendo como un presidente bondadoso que hace concesiones y que retoma, hasta cierto punto, una parte del programa que enarboló en su momento el defenestrado presidente Zelaya.
Ahora resulta que el Congreso de Honduras pretende discutir el arto 5 de la obsoleta Constitución de 1982, para regular el referéndum, como mecanismo de consulta popular. Lobo ha convocado a un dialogo tramposo como preámbulo de una posible consulta popular sobre la Asamblea Nacional Constituyente. El colmo es que pretende apropiarse de lo que fue la gran bandera del ex presiente Zelaya: la consulta popular.
Incluso, comienza a rumorearse con mayor insistencia la posible aceptación de una convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, amarradas entre las cúpulas del liberalismo y nacionalismo, si de esa hipotética consulta sale una aprobación popular. Pero todo ello es una vulgar maniobra para deslegitimar el contenido de una Asamblea Constituyente.
Lobo quiere darnos gato por liebre, quiere canalizar el descontento popular y la fuerza social que aglutina el FNRP, para disolverlo en las urnas electorales. En pocas palabras, quiere arrebatarnos nuestra bandera de lucha democrática y con ello posponer los cambios revolucionarios que Honduras necesita.
Lo que más preocupa, no son los planes de Porfirio Lobo en esta tercera fase del golpe de Estado, sino la pasividad de la alta dirigencia del FNRP, que hace muy poco para combatir las maquinaciones del gobierno de Lobo. Ya sabemos que los Liberales en Resistencia, jefeados por Carlos Reina, representan el ala burguesa que quiere cerrar este capítulo, y volver todo a la normalidad. Por eso es que nos cansaremos de exigir que el FNRP mantenga la independencia política en estos momentos en que acechan muchos peligros en contra de las masas en resistencia.
Cada vez que revisamos el desarrollo de los acontecimientos en Honduras, concluimos que el golpe de Estado del 28 de Junio del 2009, que derrocó y mandó al exilio al presidente Manuel Zelaya, fue planificado con una frialdad increíble. El golpe de Estado tenía el objetivo inmediato de evitar que la inofensiva consulta de la Cuarta Urna se transformara en un movimiento social que mandara al basurero al excluyente y antidemocrático bipartidismo imperante. Pero el golpe de Estado solo fue una primera fase de un proceso mucho más complejo.
La segunda fase fue la convocatoria de elecciones amañadas para traspasar el poder al “opositor” Partido Nacional. De esta manera parecía que el golpe había muerto y la democracia habría sido reimplantada, cuando en realidad los golpistas estaban riendo a carcajadas, frotándose las manos de alegría, por haber salvados las instituciones del Estado.
La tercera fase es la que está cumpliendo el ilegítimo presidente Porfirio Lobo, quien aparece ahora como una figura moderada, que tiene conflictos reales con la ultraderecha hondureña, que está agazapada en muchas instituciones estatales, y que también tiene una base social nada despreciable.
Lobo ha dicho que está dispuesto a ir personalmente a traer a Mel Zelaya a República Dominicana, pero no garantiza su integridad personal, y deja suelta la jauría rabiosa que amenaza con encarcelarle apenas pise suelo hondureño. Lobo habla de la defensa de los derechos humanos, crea una secretaría especial pero no para los asesinatos ni esclarece las circunstancias en que se han producido este tipo de asesinatos, como los de nuestro inolvidable camarada Jose Manuel Flores Arguijo, dirigente del Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), y de otros miembros de la Resistencia.
Lo que no estaba en los planes de los golpistas fue la transformación de la Resistencia en una fuerza de masas, ahora agrupada en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), una organización hasta el momento amplia y democrática. Por ello es que Lobo ha tenido que cambiar y mejorar el guión de los golpistas, apareciendo como un presidente bondadoso que hace concesiones y que retoma, hasta cierto punto, una parte del programa que enarboló en su momento el defenestrado presidente Zelaya.
Ahora resulta que el Congreso de Honduras pretende discutir el arto 5 de la obsoleta Constitución de 1982, para regular el referéndum, como mecanismo de consulta popular. Lobo ha convocado a un dialogo tramposo como preámbulo de una posible consulta popular sobre la Asamblea Nacional Constituyente. El colmo es que pretende apropiarse de lo que fue la gran bandera del ex presiente Zelaya: la consulta popular.
Incluso, comienza a rumorearse con mayor insistencia la posible aceptación de una convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, amarradas entre las cúpulas del liberalismo y nacionalismo, si de esa hipotética consulta sale una aprobación popular. Pero todo ello es una vulgar maniobra para deslegitimar el contenido de una Asamblea Constituyente.
Lobo quiere darnos gato por liebre, quiere canalizar el descontento popular y la fuerza social que aglutina el FNRP, para disolverlo en las urnas electorales. En pocas palabras, quiere arrebatarnos nuestra bandera de lucha democrática y con ello posponer los cambios revolucionarios que Honduras necesita.
Lo que más preocupa, no son los planes de Porfirio Lobo en esta tercera fase del golpe de Estado, sino la pasividad de la alta dirigencia del FNRP, que hace muy poco para combatir las maquinaciones del gobierno de Lobo. Ya sabemos que los Liberales en Resistencia, jefeados por Carlos Reina, representan el ala burguesa que quiere cerrar este capítulo, y volver todo a la normalidad. Por eso es que nos cansaremos de exigir que el FNRP mantenga la independencia política en estos momentos en que acechan muchos peligros en contra de las masas en resistencia.
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