Chile - EL SINDROME DE LA PLAZA DE ARMAS

Posted by Correo Semanal on domingo, octubre 10, 2010

Un espectáculo que atrae multitudes, es el show de la plaza de armas.

Todos los días se forma el ruedo y empieza la función. El Milenio, el hermano del flaco de los dinamita show y varios otros son los “cómicos”. Es como en la Quinta Vergara, pero en la Plaza de Armas. No hay respeto por la catedral, ni por la casa o el caballo de don Pedro de Valdivia, el museo, la muni, el monigote que se burla de los transeúntes. Ni respeto por la colonia residente al costado de la catedral.

De lejos se escuchan los gritos y las celebraciones populacheras, tal como si fuera un gol de Chile, solamente que en vez de fútbol están los garabatos de grueso calibre y las ridiculeces tan propias de nuestro pueblo, como es reírse de sí mismos y de sus semejantes.

Todos atentos a los “payasos” y a las payasadas, que los distraen y los entretienen. - Miren para acá, miren para allá, ja, ja, ja, mientras los delincuentes, les vacían los bolsillos a los más desafortunados. Todo se hace con maestría, para eso somos los mejores, nacional e internacionalmente.

El objeto parece ser alegrar la vida a los conciudadanos. Darles lo que quieren. Si el pueblo quiere circo hay que darle circo, pero el objetivo es “ganarse” unas monedas, que son bastante más generosas que si los payasos trabajaran como cualquier mortal, aunque se levanten más temprano, y de paso permiten a sus socios, llevar algo para “el broca cochi”, el cabro chico. Son muy solidarios entre ellos.

En el Chile mi patria, sucede algo parecido.

Si reemplazamos el show de la plaza de armas, por el de las cazadoras rojas, o de las chaquetas rojas, podremos observar que parecen el mismo huaso con distinto poncho, campeones de los artificios, solamente falta el rodeo para lacear a las “chinas”.

El bombardeo de los medios, especialmente la TV, se encargan de entretener y distraer al país, mientras los operadores financieros realizan los grandes negocios planificados por ellos con anticipación.

Pruebas al canto. Aprovechando el terremoto y mientras duraba el shock, alguien puso manos a la obra en el bolsillo de todos los chilenos y se fueron, sin dolor y sin pena ni gloria, los primeros 8.000 millones de pesos para ayudar a las 3 más grandes empresas, el triopolio de los materiales de construcción. Luego especulación y escases de materiales en todo el país, y la reconstrucción lo mas bien gracias.

A todas luces está en marcha el “síndrome de la plaza de armas”.

Póngale ojo porque mientras se desarrolla el montaje publicitario y propagandístico, en que se ha convertido el rescate de los 33 mineros sepultados vivos, por la codicia de los socios de la mina, puede aparecer el temido síndrome.

Alguien podría estar tratando de sacarle una lonja a las ventas a futuro del poco cobre que queda para este chilito bananero y mediático, que parece que quiere cada vez más farándula, copucha, y montajes.

Ismael Vallejos H.