La ventaja que tienen los colegios privados en Chile es artificial

Posted by Correo Semanal on jueves, agosto 05, 2010


Por Carmen Figueroa y Manuel Fernández

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Hace tiempo que Chile dejó de ser un país lejano para Andreas Schleicher. De hecho, el creador y actual director de la prueba PISA cuenta que, apenas salieron los resultados del test del año 2000, recibió una llamada en su oficina en París. Era un periodista chileno. “Me dijo que PISA era injusta, porque enfrentaba a los alumnos con problemas que nunca vieron en la escuela. Me sorprendió totalmente la idea, porque así es como funciona el mundo; nadie nos pide reproducir lo que hemos aprendido, sino usarlo”, señala Schleicher.
En 2006 Chile tuvo el mejor puntaje de América Latina, pero siguió muy por debajo del promedio de la OCDE, entidad que agrupa a los países desarrollados y que administra PISA. Para Schleicher, el quid del problema es la mentalidad que dejaba entrever el comentario de aquel periodista: “Sus alumnos son buenos para reproducir contenidos, pero no para extrapolarlos o aplicarlos, que son las habilidades que el mundo exige hoy en día”.
-¿Qué dice PISA 2006 de la realidad de Chile?“Dentro de la región, están bien. Comparado con donde deberían estar, por sus condiciones socioeconómicas, no están en un buen nivel”.
-Pero ¿es posible compararse con los países de la OCDE?“Lo preocupante para Chile no es el promedio, sino la distribución. El sistema chileno tiene un alto nivel de segmentación social, de hecho es el más desigual de todos los que rinden PISA. Dicho eso, el país no puede esperar tener el promedio de la OCDE. Pero lo que es muy llamativo es que las escuelas de sectores privilegiados, que tienen condiciones sociales comparables con las del mundo desarrollado, estén muy por debajo del promedio OCDE”.
-¿Por qué ocurre eso?“Mi hipótesis es que las escuelas de elite no tienen real competencia. Son buenas porque reclutan a los hijos de padres ricos, pero no se les exige añadir un valor agregado”.
-Y eso que la educación privada es la más costosa en Chile.“Eso es realmente lo que más me sorprende. Esos colegios en que los niños tienen todas las ventajas no obtienen los desempeños que debieran. El problema de la segregación social es que ni la elite puede acceder a una educación realmente competitiva”.
-¿Cómo impulsar a los colegios privados a mejorar?“Ahí el concepto de valor agregado es clave. Consiste en decirles a los padres no cuánto saben sus hijos, sino cuánto de lo que saben se lo deben a la escuela. Esa es una forma de desafiar a los privados: si los padres vieran cuáles son los colegios que les entregan más a los niños, tendrían más donde elegir”.
-Pero la autoridad no puede regular al sector privado.“Sí, pero no deben subestimar el poder de la transparencia. Eso, al menos, pondría en evidencia la ventaja artificial que tienen los colegios privados. PISA muestra que no hay mayores diferencias entre lo que hace el sector público y el privado si trabajan con niños de un mismo nivel social. En Chile, si vienes de una familia acomodada, te va a ir igual de bien casi en cualquier colegio. Eso los padres no lo saben”.
-¿Esto pasa en otros países?“La desigualdad social es mayor en Chile que en otros países, así que no es fácil hallar un caso similar. En todo caso, la idea del Informe PISA no es ser un libro de problemas, sino de soluciones. Hay ejemplos grandiosos de países que han superado condiciones difíciles. Corea en los 60 tenía el nivel de desarrollo que tiene hoy Afganistán, y avanzaron hasta la cima en sólo dos generaciones. Ese es un ejemplo de lo que es posible”.
-Un cambio de mentalidad.“Sí, pero también de estructuras y de sistemas de apoyo. Hay que darles a los profesores la posibilidad de contribuir al sistema, de aprender de sus colegas. Porque hoy trabajan aislados. Una idea que he escuchado mucho en Chile es que para mejorar, primero hay que cambiar la formación de docentes. Con esa mentalidad, nunca nada mejorará. Hay que trabajar con la gente que se tiene”.
-¿El cambio no pasa por la formación inicial docente?“Soy muy escéptico de los intentos por generar cambios en la academia. Si quieren tener programas de desarrollo docente, háganlos en las escuelas. La formación universitaria es muy abstracta, la gente que enseña ahí tiene sus propios intereses teóricos, pero los profesores se enfrentan a problemas reales”.
-¿Cómo usar PISA? Porque, más allá de dar a conocer los resultados, no es mucho lo que hacemos con esos datos.“Y es realmente una oportunidad perdida. En Alemania, todos quedamos impactados con los resultados de PISA 2000. Así que el gasto en educación creció en 40%, a los profesores se les hizo trabajar una hora más, se introdujo la educación temprana, los estados del país se pusieron de acuerdo en estándares nacionales, etc. PISA fue un catalizador de los cambios”.
-Pero con lo que gasta Chile en educación, ¿se pueden esperar mejores resultados?“El gasto de Chile en educación respecto de su PIB per cápita es similar al promedio de la OCDE. El tema es cómo gastan el dinero. En Finlandia tienen éxito porque decidieron invertir mucho en pocos profesores. Esa es una opción. También se podría invertir en tener cursos más pequeños o en más horas de clases. Es bueno invertir más, pero la clave es cómo y en qué. Chile gasta bastante, pero muy poco va a infraestructura o a generar materiales pedagógicos y buenas prácticas. Eso es curioso”.
La prueba Pisa 2006 la rindieron 30 países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y 27 naciones asociadas. Chile obtuvo 442 puntos en lectura (promedio OCDE: 492) y 411 en matemática (promedio OCDE: 498).