Chile - La televisión y sus falsas libertades: Yingo, Calle 7 y sus clones
Paul Walder
Revista Punto Final
La consecuencia del libre mercado es la concentración. Un proceso que niega sus bases conceptuales: la teórica diversidad conduce a la uniformidad práctica. La homogeneidad como efecto del lucro, del lugar de las ganancias. Si aquello sucede en diversos “mercados”, como el financiero, farmacéutico, unificados como la moda del vestuario, como las modas tecnológicas, ocurre con especial intensidad en las comunicaciones.
Y en todas ellas, es la televisión el paradigma de la concentración, de la uniformidad, del sesgo: todos los informativos iguales, el mismo fútbol a la misma hora, las clonadas teleseries, los acotados concursos, los dramas, los realities. El mercado ejerce su influencia en cifras y estadísticas, en flujos comerciales que adaptan el producto a ese consumidor. Como la dictadura de la moda, que es el imperio del marketing y la publicidad a través de los medios, tenemos también la dictadura del mercado. Aquí no hay oferta, es simple respuesta a la demanda.
Y a esto le llaman libertad. Sobre esta “libertad” levantan su retórica política las democracias neoliberales. Pero con tanta oratoria se han pisado la cola: libertad para las corporaciones, para los grandes grupos económicos, tal vez para una elite de los consumidores. El resto de los productores y consumidores, bajo la autoridad, que es autoritarismo y uniformidad, del mercado.
La concentración, el sesgo y la exclusión en el espacio, virtual y real, acotado, cerrado. Es el concepto del mall, el mercado -¿libre?- amurallado. En su interior elegimos comer en MacDonald’s o Burger King, en calzar Nike o Adidas, en vestir Levi´s o Mossimo, entre Visa y American Express. El libre mercado de las corporaciones, de las elites. Ilusión de las libertades adquiridas. Fuera del mall, los “otros”, el carente, el excluido.
El mismo concepto de (falsa) libertad está instalado en los grandes medios de comunicación, uno de los tantos rostros de las corporaciones. Los medios no sólo ofrecen productos o servicios, sino algo más complejo, que es la producción simbólica, capaz de masajear, manipular y adormecer conciencias. De desear, cosas, servicios, de ingresar al mall. Una herramienta poderosa articulada y orquestada desde la publicidad, las comunicaciones corporativas privadas a los medios de comunicación. Bajo este poder lo blanco no sólo parece negro: puede verse negro. La falsa libertad del mercado está presentada como la verdadera y única libertad. Un discurso repetido, machacado y amplificado desde las corporaciones y toda su telaraña a todo el establishment político.
Un ejemplo entre muchos otros casos es la televisión vespertina orientada al público o “mercado” juvenil. Hacia el atardecer los grandes canales, liderados por TVN, el canal público, emiten programas para adolescentes y jóvenes. Se llaman Jingo (Chilevisión), Calle 7 (TVN) y
Aquel mercado adolescente recibe su adoctrinamiento. Largas tandas publicitarias con mensajes de vestuario deportivo, zapatillas, celulares, alimentos. Todo de marca y adquirible solo en el mall. Pero se trata de un mensaje que en su aparente simplicidad encierra una enorme obscenidad: las caras zapatillas de marca, la “exclusiva” ropa deportiva está dirigida a un público sin poder adquisitivo. La televisión abierta es la entretención, bien se sabe, de la población de menores recursos, aquella que no puede pagar el servicio del cable. Decimos una obscenidad, porque este mensaje que llama a la inclusión a través de la marca conduce a la frustración y la desesperación. ¿No son los locales de tiendas deportivos los más asaltados con la técnica del alunizaje? ¿No se ha llegado a matar por un par de zapatillas de marca? La industria de los deseos es también la que desnuda las desigualdades, la que está estimulada no sólo desde las corporaciones del lucro sino desde las elites políticas a través de Chilevisión y TVN. La ilusión de inclusión es tan falsa como la ilusión de libertad.
El analista político argentino Agustín Calcagno escribió hace un par de semanas sobre esta noción de “libertad”. “La estrategia de las compañías y de sus aliados políticos es la de defender a rajatabla la idea de que la libertad de empresa es sinónimo de Libertad. Desarticular esta concepción que han sabido esparcir hasta permear a gran parte de la sociedad convirtiéndola en un hecho casi objetivo, es de una magnitud enorme puesto a que cuentan con bastas herramientas como la publicidad y los grandes conglomerados noticiosos. Sin embargo es imprescindible comenzar a hacerlo justamente en pos de
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