México - Atenco: Radiografía de un Estado Represor.

Posted by Correo Semanal on martes, julio 15, 2008

Fuente : ACCIÓN REVOLUCIONARIA, Año 2, No. 9 Junio - Julio de 2008
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Octavio Villarreal
Los días 3 y 4 de mayo del 2008 se cumplieron dos años de uno de los más indignantes hechos represivos orquestados por el estado a lo largo de la historia de la protesta social en México; el cobarde y barbárico asalto a la comunidad de San Salvador Atenco.
El pretexto para legitimar la irrupción violenta fue el desalojo de un grupo de floristas que se encontraban en Texcoco el 3 de mayo. Esta intervención violaba un acuerdo generado en días anteriores entre los comerciantes y las autoridades donde se les permitiría vender sus productos en ese lugar, haciéndose notar la intención provocadora de las acciones del gobierno con el objetivo de encontrar un motivo suficiente para justificar el sangriento y desigual enfrentamiento entre pobladores y organizaciones policíacas. Ante esta situación, los agredidos pidieron apoyo al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), quienes acudieron de manera rápida y efectiva para intentar replegar a los atacantes, estableciéndose tras largas horas de lucha, en una casa en la ciudad de Texcoco donde permaneció la dirigencia del FPDT, donde finalmente serían aprehendidos ese mismo día y trasladados a penales de máxima seguridad; el resto se trasladó a San Salvador Atenco después de horas de bloqueos carreteros y enfrentamientos policiacos. Sin embargo, la capacidad opresiva del brazo armado del estado haría uso de métodos que dejarían marcados de por vida, por lo menos, a los pobladores de San Salvador Atenco.
El 4 de mayo, un contingente de aproximadamente 3000 agentes comenzó la ofensiva para ingresar a la comunidad por las cuatro entradas principales. El grado de violencia mostrado por los uniformados reflejó la respuesta inhumana del régimen actual ante la protesta social; lanzando bombas de gas lacrimógeno directamente a los pobladores y golpeando con sus toletes sin mostrar piedad alguna a quienes solo se defendían de un ataque injustificado. Varios estudiantes acudieron a apoyar a los habitantes de la comunidad, entre los que se encontraba Alexis Benhumea, estudiante de la Facultad de Economía de la UNAM, quien tras el impacto de un proyectil lanzado por los invasores, perdería la vida de una manera trágica, después de pasar por un estado de coma que alargaría la agonía de sus familiares.
Pero estos hechos no fueron los únicos que atacaron de manera severa los derechos de la población de Atenco. En un acto solo comparable con los medios controladores y represivos de un estado fascista, agentes de la policía golpearon y atacaron sexualmente a por lo menos 27 mujeres que fueron detenidas durante la incursión de las diversas corporaciones al poblado. Los agresores llegaron con la orden de maltratar físicamente y la libertad de agredir sexualmente. Este vergonzoso hecho, es una muestra clara de que el grupo en el poder no está dispuesto a aceptar posiciones contrarias a el por lo que busca, mediante la generación del miedo y sin importar las consecuencias irreversibles de sus acciones, el silenciar las protestas que se oponen al régimen neoliberal que solo ve por los intereses de los sectores burgueses, dejando de lado las demandas históricas de las clases más perjudicadas de México, como lo ha sido la defensa de la tierra.
No siendo suficiente la acción represiva directa, los medios de comunicación controlados por el estado jugaron un papel de gran importancia durante la ofensiva represora. Se lanzó una amplia campaña mediática justificando la violencia con la que los efectivos de la policía maltrataban a los pobladores de Atenco, que no solo eran aquellos que estaban participando activamente en el enfrentamiento, sino que agredía a cualquier persona que se encontrara en el lugar donde eran llevados a cabo estos crímenes. Los corresponsales de los medios independientes fueron atacados brutalmente al querer obtener una nota distinta a la de los medios afines al gobierno, para que el sesgo informativo se mantuviera intacto.
Los compañeros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra que se encuentran confinados en las diversas cárceles del país, son víctimas de un sistema que los ha castigado por conducir una lucha en contra del arrebato de un legado que lleva a cuestas cientos de años de lucha e historia: la tierra. Sumado a esto, constituyen un elemento de suma importancia para el movimiento social en general, porque se han solidarizado con las diversas luchas en el país, haciéndolas más fuertes, a la vez que cohesionan sus propias movilizaciones.
No podemos permitir que se callen las voces de Atenco, ya que como foco de agitación en aras de gestar un movimiento capaz de enfrentar la situación generalizada de abusos del Estado a lo largo y ancho del país, representa un bastión de suma importancia para el movimiento social. Debemos luchar por castigar a los culpables de los distintos atropellos cometidos los días 3 y 4 de mayo de 2006 y liberar a los compañeros encarcelados a partir de estos, no solo para retribuir el apoyo que los pobladores de San Salvador Atenco han brindado a la lucha obrera y campesina, sino porque como miembros conscientes de una sociedad que requiere un cambio de fondo, es nuestra obligación combatir todos los medios de imposición de las clases dominantes.