Hambre: el capitalismo no puede alimentar al mundo
Sharon Smith *
Socialist Worker
http://socialistworker.org/
Obrero Socialista, Chicago, junio-julio 2008
http://www.obrerosocialista.org/
Traducido de Bridget Broderick
La verdadera razón por la cual el hambre ha avanzado es un sistema que da prioridad a la avaricia.
Para los 3 mil millones de personas que sobreviven con menos de $2 al día, la espiral inflacionaria en los precios de los alimentos significa la lucha por el más básico de los derechos humanos --el derecho a comer.
El arroz, el pan y las tortillas son el alimento básico para la mitad del mundo. En el 2007, el precio de grano subió un 42 por ciento y el de los productos lácteos un 80 por ciento, según figuras de la ONU. El alza en los precios de los alimentos se ha acelerado aún más en los últimos meses.
Como notó el Observer a comienzos de abril, "la escasez global de arroz está provocando una crisis internacional. El precio de uno de los alimentos básicos más importantes de mundo [el arroz] ha aumentado 50 por ciento sólo en las últimas dos semanas".
En semanas recientes, el hambre de las masas ha desovado violentos amotinamientos en Burkina Faso, Camerún, Egipto, Indonesia, Costa de Marfil, Mauritania, Mozambique, Senegal y Haití.
Een abril, seis días continuos de amotinamientos sacudieron a Haití, la nación más pobre en el hemisferio occidental, donde un 80 por ciento de la población vive con menos de $2 por día y la dieta típica de un adulto consiste de sólo 1.640 calorías, 640 menos de lo requerido para un adulto promedio --según el Programa Alimenticio Mundial.
Los haitianos se han hartado de subsistir en lo que ha llegado a ser su dieta común: arcilla, sal y manteca de verduras. "Los manifestantes compararon el hambre que ardía en sus estómagos al blanqueador o al ácido de pilas", notó el Guardián el 9 de abril.
El 4 de abril, miles de furiosos haitianos protestaron en la ciudad sureña de Les Cayes, procurando prender fuego al cuartel de policía de la ONU mientras se apoderaban del arroz de los camiones. El amotinamiento pronto se extendió a la capital de Haití, Puerto Príncipe, donde miles asaltaron el palacio presidencial exigiendo la renuncia del presidente René Preval, protegido de Estados Unidos.
Afortunadamente para Preval, las tropas "pacificadoras" de la ONU lograron finalmente dispersar a las masas hambrientas con gases lacrimógenos y balas de goma. La brutal represión previno quizás que Preval enfrentara el mismo destino de "Baby Doc" Jean-Claude Duvalier, el dictador aliado de EEUU que fue derrocado por una rebelión popular en 1986.
Preval ha hecho nada para estabilizar los descontrolados precios de los alimentos, ni para ayudar a los que están al borde de la hambruna. Encima, en un discurso televisado el 9 de abril, regañó al pueblo haitiano diciendo: "Las manifestaciones y la destrucción no bajarán los precios ni resolverán los problemas del país. Al contrario, puede acrecentar la miseria y prevenir la inversión extranjera en el país".
En Egipto, donde las protestas y las huelgas son ilegales, miles de trabajadores textiles y sus partidarios en Mahallah el-Kobra se amotinaron contra los altos precios de los alimentos y los sueldos bajos el 6 y 7 de abril.
Por la noche, la policía ocupó la planta estatal Misr de Hilados y Tejidos para impedir que los trabajadores fuesen a huelga como habían planeado. Pero los manifestantes respondieron incendiando edificios y arrojando ladrillos a la policía, quiénes respondieron con balas y gases lacrimógenos. La represión policíaca no consiguió amedrentar a los manifestantes, sino sólo acalorar aún más su ira.
Aproximadamente 40 por ciento de los egipcios sobreviven con n menos de $2 por día, mientras el precio del pan subió 10 veces en los últimos meses y el costo de arroz se duplicó en una sola semana. El salario mínimo nacional se ha mantenido a 115 libras egipcias por mes desde 1984. Los trabajadores de Mahallah han llamado por un salario mínimo nacional de 1.200 libras por mes, el cual todavía dejaría a una familia de cuatro bajo el umbral de pobreza de $2 por día.
El amotinamiento de abril en Mahallah es el último episodio en la creciente lucha de clases que ahora alcanza lo más profundo de la clase obrera de Egipto.
El redactor del Middle East Report, Joel Beinin, planteó que el creciente movimiento huelguista "es potencialmente la concurrencia más amplia de disidencia que el régimen de Mubarak ha jamás encarado. La combinación de represión, apatía y desmovilización política que ha sostenido la autocracia en Egipto por más de medio siglo está siendo desafiada fuertemente, haciendo cada vez más difícil para el régimen de Mubarak, y a sus compinches capitalistas, implementar negocios como siempre".
De hecho, el Primer Ministro Ahmed Nazif se apresuró en llegar a Mahallah el 8 de abril para anunciar que otorgaría a los trabajadores un bono de 30 días de salario y que acogería sus demandas referidas a la salud y los sueldos.
El hambre también crece en EEUU. Por más de 30 años el neoliberalismo ha desatado una avaricia sin descaro que ha estropeado los países más pobres de mundo. Ahora, también expone una aguda división de clases en el país más rico del mundo, dejando sumamente claro que los habitantes del norte del mundo no prosperan a costa de los del sur.
La inflación en los precios de los alimentos en EEUU ha alcanzado un nivel no visto en décadas, con los alimentos básicos como la leche subiendo un 17 por ciento; el arroz, la pasta y el pan sobre el 12 por ciento; y los huevos han por el 25 por ciento, en el último año.
Mientras, la recesión sigue produciendo desempleo, se espera que un inaudito de 28 millones de norteamericanos reciban cupones de alimentos este año. Una de cada seis personas en Virginia Occidental, y una de cada 10 en Ohio y en Nueva York depende ahora de cupones de alimentos para comer. Y uno de cada tres niños en Oklahoma ha requerido cupones de alimentos en algún momento del último año.
En la sociedad más abundante en el mundo, los cupones de alimentos son lejos de ser generosos. La mayoría de las personas que sufren a causa del alza de los alimentos no califican para recibir ayuda.
Según las pautas anunciadas en el sitio web del USDA, una familia de cuatro tiene derecho a recibir cupones de alimentos sólo si su ingreso neto mensual es igual a, o menos de, $1.721. A esta misma familia de cuatro se le permite una distribución mensual máxima de un cupón de alimentos por $542 --la misma cantidad que en 1996. La subvención promedio es de aproximadamente $1 de comida por persona. Y según el New York Times, unos 800.000 recipientes de cupones, en su mayor parte de edad avanzada e incapacitados, reciben actualmente un beneficio de sólo $10 por mes.
Los economistas han generalmente descrito la crisis global de alimento como una "crisis de escasez", pero no mencionan que esta escasez es producto de las despiadadas leyes del libre mercado. En muchos casos, el problema no es de una escasez inmediata de alimento sino más bien de una escasez de dinero para pagarlo.
El Director Ejecutivo del Programa Alimenticio Mundial, Josette Sheeran, observó recientemente que en África sub-sahariana, "vemos más que nunca el hambre en áreas urbanas. A menudo, vemos que los alimentos están en los estantes pero la gente no tiene con qué pagarlos".
Las empresas agro-alimenticias son ahora la industria más lucrativa después de farmacéutica. Así, la automotora Mitsubishi, que además controla el segundo banco más grande del mundo, se ha convertido en uno de los procesadores de carne de res más grandes a nivel mundial --lo cual demuestra a que punto el capital se ha congregado en el sector agropecuario.
Y al igual que en los años ochenta en EEUU, la industria agropecuaria está aniquilando al pequeño agricultor. Como lo notó la activista de justicia global Vandana Shiva en 2006, en la India, "sin la regulación del mercado, las corporaciones agropecuarias harán ganancias vendiendo semillas costosas, comprando los productos de granja a bajo precio y acorralando en deudas a los granjeros. Ese fue el proceso por el cual el pequeño granjero familiar desapareció en EEUU, Argentina, [y en] Europa".
Más aún, la ley de la oferta y la demanda ha dictado que el nuevo mercado para combustibles biológicos reduzca la producción de maíz para alimento en un 25 por ciento en EEUU --lo cual ha desencadenado una escasez, creada por el mercado, y una subida en precios.
Así, los especuladores están acaparando las cosechas con la esperanza de que los precios suban aún más. Mientras tanto, los inversionistas alrededor del mundo han estado huyendo de la caída dólar comprando bienes como el arroz y el trigo, añadiendo así al ímpetu especulativo y haciendo que los precios de los bienes básicos suban para los pobres del mundo.
En las últimas semanas, los responsables de formular la política neoliberal parecen por fin haberse dado cuenta de que el hambre al nivel mundial podría provocar protestas que amenacen el orden global. El Presidente del Banco Mundial Robert Zoellick expresó su preocupación recientemente en el sitio web de la organización: "Unos 33 países alrededor del mundo encaran disturbios sociales a causa del súbito aumento en los precios de los alimentos y de la energía".
Quizás estos analistas políticos tan fuera del realidad cotidiana luego van a sugerir que los pobres del mundo coman etanol, siguiendo la vieja tradición burguesa.
Y talvez los trabajadores de EEUU, que continúan su paso al abismo neoliberal, deban considerar la posibilidad de unirse a sus hermanos y hermanas del mundo en su lucha contra el hambre.
* Militante de la ISO (International Socialist Organzation ): http://www.isreview.org/
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Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín Solidario
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