Las burlas de James Cason, virrey del Paraguay
Luís Agüero Wagner
El embajador de Estados Unidos en Paraguay, James Cason, participó hoy de un acto oficial organizado por la Dirección de Aduanas de Paraguay, hecho común en un país donde las instituciones son tuteladas desde las embajadas extranjeras desde tiempos inmemoriales. El diplomático fue entrevistado por periodistas sobre un antiguo conflicto con el senador colorado oficialista Juan Carlos Galaverna, cuya expulsión de la Cámara de Senadores de Paraguay se atribuye a que cometió la osadía de levantarle la voz al representante de George W. Bush y virrey del Paraguay.
A modo de burla, el diplomático fingió no conocer el nombre y preguntó a los medios: “¿Gala… quien?”.
Contrariar al embajador de los Estados Unidos es considerado entre los políticos paraguayos como el más sacrílego crimen que puede cometerse en la vida pública. Una década atrás, el militar retirado Lino Oviedo, que llevaba décadas libando las mieles de la corrupción, cometió el trágico error y ello le costó la proscripción, el exilio y luego la cárcel.
Hoy diplomático James Cason restó totalmente importancia los roces que había protagonizado semanas atrás con el senador colorado oficialista “Calé” Galaverna, dando entender que ya le dio una lección con la expulsión de la Cámara Legislativa en que derivó su audacia.
Cason fingió que no conocía al legislador, en clara demostración de omnipotencia. El Senador Galaverna trató al diplomático de “embajadorcillo de cuarta” y le criticó por esconderse siempre “detrás de esa muralla”, en alusión a la embajada de ese país en Paraguay, sobre la Avenida Mariscal López, fortaleza que constituyó la base de las Operaciones del Plan Cóndor en la década de 1970, en que el Cono Sur sufrió una escalada represiva de terrorismo de estado a raíz de la imposición por Washington de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
El parlamentario fue castigado con la coartada de que era una grave falta admitir que había participado de un fraude en las internas de su partido en 1992, aunque el principal beneficiario de tales trapisondas (el ex presidente Juan Carlos Wasmosy), nunca fue tan siquiera apercibido y goza de gran consideración por parte de los parlamentarios y periodistas que lo aluden como a un prócer de la democracia.
El embajador estadounidense criticado por Galaverna cuando sugirió al presidente Nicanor Duarte Frutos no dedicar tiempo a criticar a la prensa y en cambio hacer anuncios de programas de gobierno. Galaverna, a su vez, aconsejó al diplomático dar consejos al gobierno de su país sobre como frenar el consumo de alcohol y drogas, en directa alusión a una de las hijas del presidente George Bush, quien fue multada por conducir ebria.
Luego de la derrota del Partido Colorado, el 20 de abril pasado, el diplomático norteamericano había señalado que su gobierno hará todo lo posible para que el gobierno de Fernando Lugo, triunfador en los comicios generales, “sea un éxito”. Por otro lado, Cason dijo a los periodistas que le entrevistaban que invitará a asesores del clérigo-presidente electo Fernando Lugo y a él mismo a visitar Washington, y que el obispo había aceptado emocionado la invitación para recibir las indicaciones de George W. Bush en la capital del imperio .
El obispo de los pobres y teólogo de la Liberación, héroe de la izquierda latinoamericana, que en estos momentos se reúne en Corea con empresarios de la secta Moon, asiste con frecuencia a recepciones que ofrece Cason en la embajada norteamericana. Desde allí en Paraguay se nombran ministros y se dirigen las instituciones que controlan la supuesta lucha contra las drogas y el terrorismo.
Por lo general, el embajador yanqui tiene más seguidores que el político más importante del país, nadie tiene en público una opinión diferente a la suya y la prensa festeja sus dichos y hechos como si fuera un ídolo popular, como hoy lo hace en su edición digital el diario ABC color, uno de los medios que reciben fuertes subsidios de la sede diplomática norteamericana.
Desde tiempos de las brutales dictaduras anticomunistas que Washington sufragó en el pais, las de los generales Estigarribia, Morínigo y Stroessner, el embajador de los Estados Unidos está considerado en Paraguay como el verdadero hombre fuerte del país. Comúnmente los políticos y periodistas lo rodean para festejar sus bromas y aplaudir su pésima pronunciación del idioma guaraní, que acostumbra tomar en burla entonando canciones y organizando recitales para sus adulones que lo aplauden a rabiar, al más puro estilo de un Nerón americano. Es muy mal visto en Paraguay que cuando alguien hable con el embajador norteamericano tenga una opinión diferente a la del representante de la gran nación del norte, y cuando asiste a las reuniones por lo general lo rodea la prensa de pura costumbre, como para sentirse cerca de un semidiós.
El embajador de Estados Unidos en Paraguay, James Cason, participó hoy de un acto oficial organizado por la Dirección de Aduanas de Paraguay, hecho común en un país donde las instituciones son tuteladas desde las embajadas extranjeras desde tiempos inmemoriales. El diplomático fue entrevistado por periodistas sobre un antiguo conflicto con el senador colorado oficialista Juan Carlos Galaverna, cuya expulsión de la Cámara de Senadores de Paraguay se atribuye a que cometió la osadía de levantarle la voz al representante de George W. Bush y virrey del Paraguay.
A modo de burla, el diplomático fingió no conocer el nombre y preguntó a los medios: “¿Gala… quien?”.
Contrariar al embajador de los Estados Unidos es considerado entre los políticos paraguayos como el más sacrílego crimen que puede cometerse en la vida pública. Una década atrás, el militar retirado Lino Oviedo, que llevaba décadas libando las mieles de la corrupción, cometió el trágico error y ello le costó la proscripción, el exilio y luego la cárcel.
Hoy diplomático James Cason restó totalmente importancia los roces que había protagonizado semanas atrás con el senador colorado oficialista “Calé” Galaverna, dando entender que ya le dio una lección con la expulsión de la Cámara Legislativa en que derivó su audacia.
Cason fingió que no conocía al legislador, en clara demostración de omnipotencia. El Senador Galaverna trató al diplomático de “embajadorcillo de cuarta” y le criticó por esconderse siempre “detrás de esa muralla”, en alusión a la embajada de ese país en Paraguay, sobre la Avenida Mariscal López, fortaleza que constituyó la base de las Operaciones del Plan Cóndor en la década de 1970, en que el Cono Sur sufrió una escalada represiva de terrorismo de estado a raíz de la imposición por Washington de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
El parlamentario fue castigado con la coartada de que era una grave falta admitir que había participado de un fraude en las internas de su partido en 1992, aunque el principal beneficiario de tales trapisondas (el ex presidente Juan Carlos Wasmosy), nunca fue tan siquiera apercibido y goza de gran consideración por parte de los parlamentarios y periodistas que lo aluden como a un prócer de la democracia.
El embajador estadounidense criticado por Galaverna cuando sugirió al presidente Nicanor Duarte Frutos no dedicar tiempo a criticar a la prensa y en cambio hacer anuncios de programas de gobierno. Galaverna, a su vez, aconsejó al diplomático dar consejos al gobierno de su país sobre como frenar el consumo de alcohol y drogas, en directa alusión a una de las hijas del presidente George Bush, quien fue multada por conducir ebria.
Luego de la derrota del Partido Colorado, el 20 de abril pasado, el diplomático norteamericano había señalado que su gobierno hará todo lo posible para que el gobierno de Fernando Lugo, triunfador en los comicios generales, “sea un éxito”. Por otro lado, Cason dijo a los periodistas que le entrevistaban que invitará a asesores del clérigo-presidente electo Fernando Lugo y a él mismo a visitar Washington, y que el obispo había aceptado emocionado la invitación para recibir las indicaciones de George W. Bush en la capital del imperio .
El obispo de los pobres y teólogo de la Liberación, héroe de la izquierda latinoamericana, que en estos momentos se reúne en Corea con empresarios de la secta Moon, asiste con frecuencia a recepciones que ofrece Cason en la embajada norteamericana. Desde allí en Paraguay se nombran ministros y se dirigen las instituciones que controlan la supuesta lucha contra las drogas y el terrorismo.
Por lo general, el embajador yanqui tiene más seguidores que el político más importante del país, nadie tiene en público una opinión diferente a la suya y la prensa festeja sus dichos y hechos como si fuera un ídolo popular, como hoy lo hace en su edición digital el diario ABC color, uno de los medios que reciben fuertes subsidios de la sede diplomática norteamericana.
Desde tiempos de las brutales dictaduras anticomunistas que Washington sufragó en el pais, las de los generales Estigarribia, Morínigo y Stroessner, el embajador de los Estados Unidos está considerado en Paraguay como el verdadero hombre fuerte del país. Comúnmente los políticos y periodistas lo rodean para festejar sus bromas y aplaudir su pésima pronunciación del idioma guaraní, que acostumbra tomar en burla entonando canciones y organizando recitales para sus adulones que lo aplauden a rabiar, al más puro estilo de un Nerón americano. Es muy mal visto en Paraguay que cuando alguien hable con el embajador norteamericano tenga una opinión diferente a la del representante de la gran nación del norte, y cuando asiste a las reuniones por lo general lo rodea la prensa de pura costumbre, como para sentirse cerca de un semidiós.
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