Colombia: en la pista de la "caravana paramilitar de la muerte"
Dick Emanuelsson, corresponsal
Agencia Bolivariana de Prensa, 16-4-08
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Siento un escalofrío que me pasa por la espalda cuando Carlos Rubio, el viejito de 85 años, cuenta cómo ocurrió el asesinato de dos jóvenes campesinos y la desaparición de una niña de 14 años detrás de su finca. Los paramilitares acamparon en su finca hasta el otro día. Durante la noche fueron llevadas las víctimas a unos 60 metros detrás de la finca. Ahí, entre las plantaciones de café y de banano, comenzó la tortura inimaginable.
Los cuerpos mostraron machetazos en la espalda, pero eso no mató al campesino, según la fiscalía. Siguieron la tortura, cortando un brazo. Cuando el campesino no pasó la información que los asesinos pedían, le cortaron el otro brazo, y después la pierna, y después la otra pierna, para terminar por cortarle a Wilson Duarte su cabeza.
La misma terrible muerte le pasó a Hernando Micán, 30 metros más abajo. Los dos fueron enterrados en un hoyo, descubierto ocho días después.
– Los vecinos (en las 8 ó 9 fincas que se ven en los hermosos alrededores) escucharon con espanto los gritos de los dos campesinos esa noche. Inmediatamente comenzó un desplazamiento de más de dos mil personas al casco urbano del municipio de Viotá, cuenta el viejito.
La “Caravana paramilitar de muerte” había cobrado sus primeras víctimas en la región. Pero le quedaría mucho todavía a recorrer por esos días.
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“Un candado a Bogotá”
A sólo 90 minutos de Bogotá se encuentra Viotá, bautizada como “la capital cafetera de Cundinamarca”, departamento en donde está ubicada Bogotá, Viotá y muchos otros municipios.
Todo comenzó, dicen los pobladores, cuando llegó el Batallón Colombia el mes de diciembre del año pasado (2002). Pasaron unos días cuando de repente aparecieron los paramilitares, casi como fueran en la misma pista del ejército.
La región se encontraba en relativa calma, pero según la organización campesina Fensuagro, el nuevo presidente Álvaro Uribe Vélez tiene la estrategia elaborada y es poner un “candado a Bogotá”. Alrededor de Bogotá se encuentran las guerrillas de las Farc con unos 10 u 11 frentes que tienen conexión también con las Milicias Bolivarianas que operan en la capital.
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“Romper el tejido social, político y organizado”
Pero no solamente se trata de amarrar la capital e impedir que los guerrilleros pasen por los corredores hacia la capital. En el fondo, el problema es de vieja data. El campo en los alrededores de Bogotá fue campo de batalla en las décadas del 50 al 70 en la lucha por la tierra. Prácticamente no existe latifundio o grandes terratenientes.
Los campesinos, dirigidos por legendarios dirigentes agrarios del Partido Comunista Colombiano, hicieron su propia reforma agraria, conquistando grandes logros que muchos representantes de la oligarquía colombiana no les han perdonado. Ese es el segundo factor por el cual los campesinos en Viotá se enfrentan hoy a un enemigo que es intocable en su relación con las autoridades, denuncian los campesinos, pero con voz baja.
Y en ese sentido, los paramilitares son herramientas para romper el tejido social, político y organizado, comenta Nicolás Hernández, secretario general de Fensuagro.
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El Batallón estaba muy lejos del lugar
Cuando los paramilitares aparecieron en Viotá, se identificaron como paramilitares del departamento de Casanare. Pero:
¿Por qué llegaron de tan lejos como del Casanare, departamento que es casi fronterizo con Venezuela?
¿Y cómo es posible, que decenas, o de pronto unos cien paramilitares fuertemente armados puedan trasladarse más o menos mil kilómetros con su armamento sin ser descubiertos por la Fuerza Pública con retenes de la policía y el ejercito por todas partes?
¿Y cómo es posible que la contraguerrilla, en esa región tan militarizada, no haya detenido un solo paramilitar?
¿Y por qué, en los días cuando los paramilitares cometieron sus barbaridades, el Batallón Colombia, que tiene presencia casi siempre en esta parte de Viotá, estaba muy lejos del lugar de los asesinatos y desapariciones?
Son preguntas que me hacen los campesinos con un tono denunciante.
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Dirigente paramilitar asume responsabilidad
En una declaración de Martín Llanos, supuesto director político paramilitar de la ACC, Autodefensa Campesina de Casanare, el 16 de abril del 2003, en una carta dirigida a Luis Carlos Restrepo, Comisionado de Paz del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, no oculta que son ellos quienes hacen presencia en la región: Cita:
“Igual ocurrió con nuestra presencia en Viotá, región del Tequendama en Cundinamarca (...) Ahí no hemos cometido atentados contra la inocente y sufrida población civil, ni mucho menos promovemos el desplazamiento forzado de sus pobladores, sino que pretendemos es desplazar la guerrilla y sus auxiliadores, para que los verdaderos y silenciosos desplazados por las guerrillas, vuelvan a su terruño y rindan homenajes fraternales a sus parientes y amigos asesinados por las Farc y su brazo político (léase El Partido Comunista Colombiano, PCC) en estas décadas de sometimiento forzado”.
El jefe paramilitar reconoce, públicamente, que son ellos quienes se encuentran en la región del Tequendama, y principalmente en el municipio de Viotá. Hace unas semanas, el diario más grande de Colombia, El Tiempo, desmentía la presencia y existencia de los paramilitares de Casanare en esta región del país.Habla concejal amenazado
Entramos a una finca con una naturaleza que uno no puede imaginarse que exista tan cerca a Bogotá. El café, guayaba, aguacate y árboles de bambú crecen por las faldas de la cordillera oriental de los Andes y es la fuente de ingresos de los campesinos. Por eso han peleado con los grandes latifundistas durante décadas.
Álvaro Ayala es concejal por la Unión Patriótica, en un municipio donde la izquierda ha reinado durante las mismas décadas de lucha por la tierra. Pero como han sido asesinados casi todos los dirigentes destacados, aproximadamente 4.000 en total, tampoco se ha escapado Ayala de la guerra sucia. Se siente una fuerte tensión en este momento en el municipio con unos 20.000 habitantes.
A partir del 29 de marzo, cuando apareció un grupo paramilitar hubo miedo y temor en las veredas vecinas y se organizó un desplazamiento de unas 2.000 personas al casco urbano de Viotá que duró 4 ó 5 días.
Según la organización campesina Fensuagro, a partir del 29 de marzo hay asesinatos y desapariciones prácticamente todos los días hasta hoy.
Antes del 29 de marzo hay 4 ó 5 desapariciones en el casco urbano. El 29 de abril hay testimonios de que dos campesinos fueron retenidos por una patrulla del ejército y asesinados. Son traslados a la inspección de San Gabriel en unos caballos y mostrados ante la población como “guerrilleros muertos en combate”. La versión de la población civil es que son campesinos y que no pertenecen a ningún movimiento armado al margen de la ley.
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¿Quién hace el trabajo de inteligencia a los ´paras´?
– El lunes de esta semana se produce otro asesinato en la inspección de San Gabriel. Una patrulla del ejército saca un campesino de la vereda El Retén a las 6 de la mañana, según la versión de la familia. Lo trasladan a una vereda que se llama El Roblal y a las 11 de la mañana lo matan. La versión oficial es que era un guerrillero que estaba armado con una escopeta y un celular. Por lo tanto fue dado de baja en un combate. Pero la comunidad desmiente y dice que era un humilde trabajador que vivía en la vereda del Retén.
Según las denuncias de la población, los paramilitares llegaron con una lista en mano con nombres y apellidos que buscaban. Certifican los pobladores que el trabajo preparatorio de esa lista ha sido obra de la inteligencia militar, por la simple razón de que los paramilitares llegaron de casi mil kilómetros lejos de Viotá. Pero los blancos militares son “los comunistas”, los cuales equivalen al movimiento armado de las Farc. Por eso el temor es muy grande ya que la zona es un bastión de la izquierda.
¿Ser simpatizante o activista de la UP o el PCC es suficiente para ser asesinado?
Sí parece ser, porque en la lista que cargan llevan muchos nombres de personas que no han sido ni son líderes, sino que asisten a las reuniones o las protestas.
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¿Ha habido discusiones en el concejo sobre la ola de asesinatos en Viotá?
No ha habido muchas discusiones porque los concejales están atemorizados. Cabe destacar que el 1 de mayo desapareció una concejal, Miriam Clavijo Flores. Según el esposo, los paramilitares la habían citado, ella se fue pero nunca regresó. Frente a ese hecho los concejales tienen temor de hablar. Se sacó un comunicado que se entregó al gobernador.
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Según declaración del gobernador de Cundinamarca Uds. tienen que “acostumbrarse a vivir con los paramilitares”. ¿Cuál es su comentario?
El 8 de abril el concejo me nombró vocero ante el gobernador en su despacho. Estando allá iniciamos la reunión y él textualmente nos dijo que había solamente dos minutos para presentar lo que íbamos a presentar. Llegamos con el fin de que el gobernador nos entregara un informe de cómo estaba la situación dentro del municipio referente al operativo militar, qué información había de la Fuerza Pública, qué había pasado con el grupo paramilitar que estaba en la región y la situación de los desaparecidos.
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¡“No sea vocero, ni mandadero de la guerrilla”!
No me dejó a mí terminar de hacer las preguntas cuando de una me cortó la palabra para decirme que no fuera “vocero, ni mandadero de la guerrilla”, y que acá lo que había que “acostumbrarse en Viotá es a convivir con los paramilitares”, cosa que es preocupante. Fuimos a una reunión para pedir ayuda e información de lo que estaba sucediendo y el gobernador tajantemente me cortó.
Toda la región está sumamente militarizada. ¿Cuál es la relación con el ejército?
Nosotros andamos totalmente desprotegidos. Hasta ahora el ejército no me ha agredido. Pero con relación a los paramilitares el ejército no ha entregado información ni ha capturado alguno. La comunidad dice que cuando llega el ejército nunca pregunta por paramilitares sino por “la guerrilla y sus auxiliadores terroristas”.
Cabe decir, que la parte donde se llevaron los primeros desaparecidos y donde hay información de la población que permanecen los grupos paramilitares haciendo retenes, llevando gente a reuniones a varias veredas, en esa parte no ha habido presencia del ejército y control de la población que ha hecho en esta parte cafetera.
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¿Cómo es el tono en las conversaciones con el comandante del ejército?
El capitán Arbeláez pidió la palabra el jueves pasado en la sesión del concejo y en una forma amenazante dijo que tenía información de que los concejales estábamos nuevamente organizando un desplazamiento al casco urbano de Viotá. Si eso llegaba a suceder así, concejal que llegara a acompañar a los desplazados sería detenido y entregado a la Fiscalía para que lo investigara.
Al pedirse explicación de por qué él decía esas palabras y cuáles concejales estaban organizando de esa parte, dijo que él no podía decirlo porque esa información que ellos recibían era de La Red de Informantes, y por ser de esa red no podía decir los nombres de las personas. Pero por esa misma razón habían sido dados de baja en la zona personas que eran guerrilleros, armados y con celulares. Tengo entendido que fueron los tres campesinos mencionados.
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Encapuchado llega a la casa del concejal
Salimos a la pista de “La Caravana de Muerte paramilitar”, recogiendo testimonios de campesinos afectados por los paramilitares. Los testimonios respiran temor por el terror y el cuestionamiento por la ausencia del Batallón Colombia cuando aparecen los paramilitares.
Dos semanas después este reportaje llegó un comunicado de Fensuagro, la organización campesina que organiza muchos campesinos desde décadas en la región de Tequendama, denunciando:
“El día martes 27 de mayo de 2003, antes de las 5:40 a.m. dos (2) motos cada una con dos hombres, dos de los cuales eran de piel morena, otro iba encapuchado, llegaron a la casa del concejal Ayala y sin preguntar por nadie en particular entraron a la casa y la requisaron, la señora MARIA OTILIA MORENO ESCOBAR esposa del concejal les preguntó varias veces su identificación pero éstos no le respondieron.”
Llegaron para matarme, por que estaban armados, comenta Álvaro Ayala minutos antes de enviar esta entrevista. Pero no me encontraba en la casa.
Capitán tildó empleados de “guerrilleros”
Pero ahí no termina la pesadilla para los habitantes en el municipio de Viotá.
El sábado pasado, cuenta una fuente, que nos se atreve divulgar su nombre, el capitán Arbeláez reunió a todos los empleados en la alcaldía y informaba que tenía conocimiento que hay empleados que en realidad trabajan para el Frente 42 de las Farc.
Los regaño a todos, decía que eran unos perezosos, que no hacían nada y sabía quienes eran del Frente 42.
El 28 de Mayo fueron amenazados de muerte cuatro empleados de la alcaldía por presuntos paramilitares. El mismo día, fueron asesinados el registrador municipal, Jorge Ochoa y otra persona por presuntos paramilitares.
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Enviado por Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín Solidario
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