LA DEFENSA SOCIOAMBIENTAL EN CHILE Y EL CONTINENTE

Posted by Correo Semanal on lunes, marzo 17, 2008





"Los conflictos ambientales en Chile se desarrollan en un ámbito de mucha desigualdad, donde las grandes empresas, con mucho poder económico y con un fuerte apoyo del Estado, se confrontaban con organizaciones con muy poco poder, con muy poca experiencia en la lucha social y muy aisladas". Así comienza un reportaje acerca del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA).
_______________________________________________________________Santiago de Chile, 14 de marzo de 2008. (Forociudadano)-- La democracia estaba de estreno en Chile y, además de todos los problemas sociales que tenían carácter de urgente para la Transición, el medio ambiente se encontraba en estado crítico, era un tema del que ni siquiera se había hablado en 17 años.


En ese contexto, en 1992, surgió el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) “para poner el medio ambiente en el debate nacional y para que la sociedad en su conjunto se hiciera cargo de esta nueva realidad nacional, que era la demanda y el crecimiento de la conciencia ciudadana respecto de los temas ambientales, de la protección ambiental y que, sin lugar a dudas, era fuente de conflictos”, cuenta Lucio Cuenca, coordinador del Observatorio.


Los conflictos implican confrontación de intereses, explica Cuenca, y en este caso, los que se oponían eran el mercado y la naturaleza.


“El medioambiente en nuestro país, por el modelo económico, es un tema que está muy tensionado hace mucho tiempo. La dictadura dejó al país sumido en una gran crisis ambiental que se mantiene hasta hoy, donde el centro de la economía es la explotación de los recursos naturales, por lo tanto, los conflictos que se producen por esta contradicción ambiental necesitan un estudio, un seguimiento, propuestas a nivel de políticas, pero también a nivel de metodología, de transferir experiencias entre distintas organizaciones y comunidades. Esa es la labor que asumimos inicialmente”, relata el coordinador de OLCA. En 1996 el Observatorio amplió sus fronteras a Latinoamérica. Por esos años también cambió la forma de enfocar su trabajo en Chile. El país había mutado y también los actores que se confrontaban. La justicia medioambiental fue un concepto que comenzó a tomar cada vez más fuerza a la hora de enfrentar los conflictos en esta materia.


“Nos dimos cuenta que los conflictos ambientales en Chile se desarrollan en un ámbito de mucha desigualdad, de mucha asimetría, donde las grandes empresas, con mucho poder económico y con un fuerte apoyo del Estado y de las políticas, se confrontaban con organizaciones con muy poco poder, con muy poca experiencia en la lucha social, muy aisladas. Por lo tanto, necesitábamos tomar partido con lo que estaba ocurriendo y desarrollar instrumentos para fortalecer la capacidad de los más débiles en este conflicto. En eso hemos estado los últimos diez años”, sintetiza Cuenca.


“El OLCA la lleva”
Durante esta década en que OLCA se ha dedicado a fortalecer la capacidad de la sociedad civil para enfrentar las situaciones de conflicto, son muchas las organizaciones que han recibido sus asesorías. Una de ellas es el Comité Ecológico Aguas Claras de la comuna de Pudahuel, en la Región Metropolitana, una organización que en un comienzo estuvo compuesta por dirigentes de juntas de vecinos cuya preocupación eran los temas sociales y económicos de la comuna, pero que al poco andar se dieron cuenta que los problemas medioambientales que los rodeaban eran tanto o más amenazantes que sus otras necesidades: una planta de tratamiento de residuos industriales, Hidronor, se había instalado en la comuna sin decir “agua va”, luengo vendrían los gaseoductos y la contaminación del Estero las Cruces. Decidieron buscar ayuda y se encontraron con el Observatorio.


“Con el OLCA aprendimos que los problemas ambientales, que son muchos, para que tengan una solución adecuada para la gente, hay que transformarlos en conflicto, para eso tenemos que poner la movilización social, a la gente dando la pelea, pero teniendo claro con quién, porque aquí hay un ‘comprahuevos’ muy grande, entonces, la gente no sabe a quién recurrir, uno no sabe quién le va a poner la firma o la lápida a un problema”, afirma Omar Rosales, presidente del Comité Ecológico Aguas Claras.


La primera pelea que darían juntos sería por la contaminación con coliformes fecales del Estero Las Cruces, producto de los riles de las industrias en Quilicura, el causante de la bofetada de olor a caca que recibe a los pasajeros del aeropuerto. A esto se sumarían otros cinco conflictos y la demanda de justicia ambiental por parte de la comunidad.


“El observatorio ha sido clave en nuestro desarrollo y en nuestro trabajo. Hay una mirada diferente, un ayudar a la comunidad a enfrentar los conflictos, pero desde el punto de vista de la capacitación. El OLCA la lleva”, concluye Rosales.


Además de organizaciones de base, el Observatorio tiene alianza con ONG’s. Una de ellas es Ecoceanos, una organización de ciudadanos que desarrolla actividades en el ámbito de la pesca y la acuicultura, y con quienes lleva más de una década de trabajo conjunto. Juan Carlos Cárdenas, su director, asegura que este nexo ha sido “buenísimo”.La primera causa que abrazaron fue la lucha contra la explotación industrial de los recursos pesqueros. “Durante cuatro años nos opusimos a los procesos de privatización de los recursos que eran propiedad de toda la sociedad chilena”, recuerda Cárdenas. Luego se aliaron contra la salmonicultura en el área sur austral de Chile y los costos ambientales, laborales y sanitarios que ésta genera. Desde el punto de vista del director de Ecoceanos, el mayor aporte del OLCA “es la mirada diferente que tiene sobre los temas ambientales a partir de los temas de autonomía frente al Estado, a los partidos políticos, frente a la industria. Para nosotros es muy clave que la ciudadanía se reconozca como un actor autónomo frente a estos otros sectores”.


Además, Cárdenas destaca la “valorización del movimiento social, del conflicto y de la unidad como única vía para poder avanzar en la solución de los problemas y generar país, un país democrático, participativo e informado, y crear una nueva cultura”.


Problema no es lo mismo que conflicto
Tal como lo reconocen las organizaciones con quienes trabajan, uno de los mayores aportes del OLCA ha sido cambiar el lenguaje y la concepción de las dificultades medio ambientales que enfrentan las comunidades, introduciendo el concepto de conflicto, pero no con una connotación negativa, sino como una forma de buscar soluciones duraderas.


“Hay un estigma de que hablar de conflicto es hablar de algo negativo, nosotros hemos trabajado para mostrar que los conflictos son una oportunidad de participación. Si es que el conflicto se gestiona desde la comunidad y se construyen alianzas, redes, se capacita a las organizaciones, eso contribuye a tener soluciones que puedan perdurar en el tiempo”, afirma Cuenca.


Problema no es lo mismo que conflicto, enfatiza el coordinador del OLCA, y aclara que “un problema es una situación que se genera a causa de la contaminación, del deterioro del ecosistema, pero cuando estamos hablando de conflicto ambiental, estamos hablando de la incorporación de la acción de la ciudadanía, de su organización, que busca cambiar esa situación”.


Asimismo, explica que los conflictos ambientales tienen características distintas a otros conflictos sociales, por lo que requieren un tratamiento particular.


“Creo que los conflictos ambientales han venido a refrescar un poco la lucha social en nuestro país. Hoy día, afortunadamente, si revisas un catastro de conflictos ambientales, en la mayoría tienes como protagonistas organizaciones sociales. Hoy ves que la gente está empoderada en los conflictos ambientales en nuestro país”, manifiesta Cuenca.


La movilidad de la ciudadanía frente a los conflictos ambientales y el haberlos sacado del ámbito local para ubicarlos en la discusión política nacional, es uno de los grandes logros del Observatorio. “Aquí hay muchas soluciones que para que permanezcan en el tiempo, requieren cambios políticos más de fondo, entonces, necesitamos una ciudadanía que se haga cargo de eso, y eso es parte del trabajo que realizamos”, enfatiza el coordinador del OLCA.