Chile - BUENO… ¿EN QUE QUEDAMOS?

Posted by Correo Semanal on sábado, marzo 29, 2008

Por Juan Varela Reyes

“Danzad, danzad ahora
Golpeando la tierra con el ritmo creciente
De nuestros largos arcos”
(Augusto Roa Bastos)


Por estos días se han presentado con cierta fuerza algunas manifestaciones de un sector de la sociedad que, en verdad, llaman la atención. Son los gritos desesperados por las consecuencias de la baja del dólar en el sector de las exportaciones y sus actores han puesto el grito en el cielo, pidiendo a todo pulmón que el Estado “intervenga”, que asuma un rol protagónico en la marcha de la economía, dando al traste con todas las teorías, doctrinas y dogmatismos que les ha caracterizado durante todos estos años. Se ha llegado incluso a plantear la necesidad de un “dólar ético”…

Mientras les está yendo bien, no hay ningún problema, todo marcha de acuerdo a sus intereses y sólo hay tiempo y palabras para alabar las bondades de la “economía de mercado”, de las “ventajas competitivas” que ofrece una economía “abierta” y todas las formas discursivas triunfalistas de un modelo que, en realidad, es la causa de los males que padece la sociedad: ricos cada vez más ricos y pobras cada vez más pobres. Es ahí donde creemos radica el problema: en la lógica de funcionamiento del neoliberalismo que se ha enseñoreado en nuestra realidad. Es una verdad que la pobreza es la condición necesaria de toda la explotación de los trabajadores y ello es parte del problema, pero el problema central es la riqueza de aquellos que han tenido, en palabras del gerente (ministro) del gobierno, un “traje a la medida”, para seguir aumentando sus ganancias. Porque no es que los empresarios dejen de ganar con las coyunturas, supuestamente adversas, de la economía, lo que pasa simplemente es que ven disminuidas sus tasas de ganancia.

A propósito de lo anterior queremos reflexionar sobre un hecho que de alguna manera quiere justificar en el conjunto de la sociedad de que hoy “hay menos pobres” y con ello justificar, también, la intervención del Estado en esta coyuntura, ya que se dice que “cuando le va bien a los empresarios también le va bien a los trabajadores”. Dos reflexiones queremos hacer como una forma de desmentir esta aseveración.

Los defensores del neoliberalismo plantean que en nuestro país los pobres son menos pobres que antes. Frente a ello hay a lo menos tres objeciones que convendría hacer para ir tratando de dejar las cosas en su lugar. Primero, ya lo decíamos, el problema de Chile es en cierta medida la pobreza de los muchos, pero el problema central es más bien la riqueza de unos pocos; es decir, el hecho de que los pobres puedan acceder a bienes que antes le aparecían vedados, no significa que haya disminuido su pobreza; los chilenos no son menos pobres porque se les pueda comparar con los pobres de Haití, Bangla Desh o de algún país de África, sino por la escandalosa diferencia que hay que establecer con la riqueza de unos pocos; en segundo lugar, aunque se diga que hay menos pobres en Chile, lo cierto es que cuantitativamente su proporción es mucho más de la que había al cabo del primer año del gobierno del Presidente Salvador Allende y ello es inadmisible si se considera que lo que más se pregona es que Chile está creciendo “como nunca antes en su historia”, y, por último, una tercera objeción tiene que ver con la injusticia que emana de la inequidad en la desigual distribución de la riqueza, que se ha elevado hasta niveles sin precedentes en nuestra historia. Baste para ejemplificar esta aseveración lo que apareció en la prensa el día 23 de Abril: “los directores de algunas empresas ganan mensualmente entre 23 y 57 millones mensuales, mientras que el promedio de sueldos de los empleados comunes y corrientes varía entre 160 y 200 mil pesos, la diferencia es de 350 veces” (El Mercurio, y su título bastante sugerente: “¿Cuánto pecan los chilenos?”). Vale decir, un trabajador debe laborar 285 meses (26,7 años) para ganar lo que alguno de aquellos percibe en un mes.

Una segunda opinión tiene que ver con lo que señalamos a propósito de las palabras de aquel ministro que habló de los trajes a la medida. Ellos se han confeccionado a la medida de cada uno de los chilenos. Unos, para aquellos que se han hecho de la sartén y del mango, son trajes que les quedan bien, se ven bien, son holgados y les da gusto andar con ellos. Para otros, los más, los trajes se han confeccionado de tal manera que les impide moverse, caminar; trajes que de gastados no sirven para otra cosa que exhibir la miseria y la ausencia de dignidad.

Una nueva fecha en el calendario nos indica que hace ya 23 años fueron asesinados cobardemente los hermanos VERGARA TOLEDO y, aparte de reclamar por la ausencia de justicia con su crimen; queremos relevar y rendir un homenaje a la memoria de aquellos héroes de nuestro pueblo que nos señalaron con su ejemplo, su lucha y su compromiso que el dilema fundamental de nuestra vida y nuestra lucha como habitantes de este Chile es:

¡PATRIA O MUERTE!


Santiago, 29 de Marzo de 2008