Mèxico - CON LA PRIVATIZACIÓN DE PEMEX SE JUEGA LA EXISTENCIA DE MÉXICO COMO NACIÓN

Posted by Correo Semanal on miércoles, febrero 27, 2008

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.
1. Sin soberanía energética no hay soberanía plena.
El petróleo históricamente ha sido un elemento indispensable para el desarrollo económico, desde el surgimiento del capitalismo hasta hoy. Por eso, disponer del energético ha estado en el centro del interés de todos los países del orbe. El régimen capitalista, visto como fenómeno global, tiene y ha tenido siempre dos expresiones mutuamente complementarias: países desarrollados y dependientes; los primeros no podrían existir sin los segundos. Entre ellos se da una relación perversa de dominación, explotación y saqueo ejercido por los primeros sobre los segundos. El hidrocarburo, en este contexto, ha desempeñado a lo largo de la historia la función de instrumento, ya sea de sometimiento o de liberación, según se trate de quienes lo usen para su beneficio, ya sean los países imperialistas o de los que aspiran a romper el yugo de la dependencia. Porque sin soberanía energética no puede lograrse la soberanía plena de ningún Estado ni ejercer su independencia más allá de la simple formalidad declarativa.Desde el siglo XIX, las grandes potencias, como Gran Bretaña, Holanda y Estados Unidos, han desplegado su poderío para posesionarse de las fuentes y controlar la producción y distribución del petróleo. Para tales fines corrompen funcionarios; alteran procesos electorales; provocan crisis políticas; promueven insurrecciones y golpes de Estado; derrocan gobiernos e imponen otros, subordinados; cometen magnicidios; bloquean países; promueven guerras y masacran pueblos. La historia de los países dependientes productores de petróleo, sin excepción, está llena de todo ese tipo de casos. La invasión a Irak se inscribe en ese contexto. Para ellos, los imperialistas, todo se vale, sin limitación ética o moral.

Los países productores del hidrocarburo, que son dependientes en su mayoría, salvo las excepciones de Estados Unidos –imperialista-, y en su tiempo la Unión Soviética -que emprendió un proyecto de socialismo que no llegó a concretar, pero que le permitió alcanzar la plena independencia y un muy alto desenvolvimiento económico y social-, han escrito páginas llenas de heroísmo y abnegación en la lucha por recobrar el dominio sobre este recurso natural y no renovable, y, en ejercicio de su soberanía, convertirlo en palanca para su propio desarrollo y liberación, y para el bienestar de sus pueblos.
2. La nacionalización petrolera, obra de la clase obrera, no de iluminados.
El Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano publicó Defensa del Petróleo Mexicano, libro que contiene una selección de textos, la mayoría de la autoría del pensador y dirigente político y social cuyo nombre lleva dicho Centro, y todos relativos a la experiencia de México en la lucha por la expropiación y nacionalización de la industria petrolera, primero, y luego de su defensa frente al constante asedio al que la han sometido desde siempre. Son sesenta y dos documentos que fueron formulados entre marzo de 1933 y marzo de 1968, y uno posterior, que dan cuenta del ideario de Lombardo Toledano en torno al hidrocarburo y con respecto a las vías para liberar a México y lograr el desarrollo de sus fuerzas productivas en el camino de la construcción de un futuro luminoso para su pueblo, en que desaparezca la explotación del hombre por el hombre, un régimen socialista y comunista.Varios de estos documentos son fuentes historiográficas de primera mano, como el Programa Mínimo de Acción de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), que deja constancia de que desde 1933, cinco años antes de la expropiación, esa central obrera ya exigía la “prohibición para el capital extranjero de adueñarse de la tierra, del petróleo, del carbón de piedra, de las minas de hierro, de la energía eléctrica...” entre otros recursos, así como la prohibición de “...controlar mediante monopolios o concesiones privilegiadas esos instrumentos fundamentales de la economía del país”.[i]

De ese mismo tipo de documentos fuente, este libro contiene circulares y comunicados de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y actas de audiencia y versiones estenográficas de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, que acreditan de manera plena el rol que desempeñó la clase obrera en ese proceso trascendente, y el papel de Vicente Lombardo Toledano –que le han regateado muchos- como el ideólogo, el estratega, el planificador y conductor del proceso que desembocó en la expedición del Decreto Expropiatorio por Lázaro Cárdenas. Todas estas funciones las llevó a cabo Lombardo Toledano desde su posición de Secretario General de la CTM, en estrecha interacción con la clase obrera en general y en particular con el gremio petrolero. La CTM era ejemplo, en ese tiempo, de lo que puede y debe ser una gran central obrera independiente, dirigida con criterios revolucionarios.
Comentaré brevemente la estrategia que desembocó en la Nacionalización de la Industria Petrolera, según la dejan a la vista del lector los documentos y testimonios contenidos en ese tomo, porque se ha vulgarizado la versión de que la nacionalización fue algo resuelto de improviso, un acto cargado de espontaneidad, o decidido en personalísimo coloquio entre apenas un par de personajes de la historia, respetables ambos, el Presidente Cárdenas y el Secretario de Defensa, Múgica. Sin embargo, los documentos que se publican en el libro de referencia dejan muy en claro que eso es falso.
La estrategia de esa lucha constó de los siguientes pasos:
1) Agrupar a los trabajadores de la industria en un solo sindicato vertical, superando la pulverización. Antes de eso, las empresas extranjeras, que eran alrededor de sesenta, tenían cada una de ellas varios sindicatos, con una gran variedad de contratos diferentes. El esfuerzo unificador culminó en 1937.
2) Promover la suscripción de un solo contrato de trabajo en toda la industria que homologara los salarios y derechos de los trabajadores sobre la base de los más altos; se trataba de lograr salarios justos y condiciones humanas de trabajo.
3) Ante la negativa de las empresas, que argumentaron falsamente que no tenían los recursos suficientes para atender esa demanda, que les significaba una cuantiosa erogación adicional, decretar la huelga, en mayo de 1937.
4) Planificar desde un principio las medidas necesarias para ganar la simpatía y el apoyo masivo del pueblo para la huelga como una condición para la victoria. Esto incluía el que dicha huelga tendría que durar poco tiempo, porque de prolongarse y escasear la gasolina y el petróleo, lo que paralizaría el transporte, la industria, la generación de energía eléctrica, entre otras consecuencias, se podía perder tal simpatía y apoyo y revertirse las posibilidades de triunfo.
5) Por esta razón, de estrategia y táctica, desistirse de la huelga en el momento oportuno.
6) Plantear entonces un procedimiento previsto por la ley, denominado conflicto de orden económico, que facultaría y obligaría a las autoridades a auditar a las empresas y determinar su verdadera situación financiera, la que ocultaban celosamente.
7) Poner al tanto al presidente Cárdenas de todo el proyecto y también de sus implicaciones tanto para los intereses de los trabajadores como para los de la Nación en su conjunto. Convenía que conociera toda la concepción estratégica que se había elaborado y hasta dónde podría llegar, sobre todo por tratarse de un presidente confiable por “honesto, limpio, sincero, identificado con su pueblo”[ii], según lo calificaba Lombardo Toledano.
8) Con respecto de este último punto, Lombardo informaba lo siguiente al Consejo Nacional Extraordinario de la CTM, a principios de enero de 1938, dos meses antes de la expropiación, según consta en actas: “Conseguido el propósito de asociar los intereses del pueblo...” y de los trabajadores con los del gobierno, “...adquirimos la confianza de que se encomendaría a personas solventes, por su capacidad técnica y por su honorabilidad, la solución del problema y que, en consecuencia, el fallo del tribunal del trabajo tendría que hacernos completa justicia. Y así fue...”[iii]
¿Cuál habría de ser la actitud final de las empresas petroleras? Había diversos escenarios de conflicto, y el desenlace concreto era imposible saberlo por anticipado, pero Lombardo, conocía a Cárdenas, su carácter y patriotismo y lo declaraba digno de la confianza de los trabajadores y el pueblo.
Los hechos ocurrieron así: las empresas apelaron a la Suprema Corte en demanda de que dejara sin efecto la resolución del Tribunal del Trabajo que las condenaba a aumentar de manera muy significativa las prestaciones de los trabajadores, pero la Corte la confirmó. Las empresas, en esa nueva situación, dijeron que siempre sí aceptaban el laudo de manera íntegra. Pero entonces la dirección del movimiento, a cargo de la CTM y del Sindicato Petrolero, con Lombardo Toledano como dirigente principal, lo rechazaron, porque como lo declara el propio Lombardo, “no íbamos a cambiar una victoria sindical por una victoria nacional. Rompimos los contratos y planteamos el problema de la Expropiación y la Nacionalización del petróleo”.[iv]
3. El porvenir de México: Patria o colonia.
Los neoliberales sostienen que la vía de desarrollo de la intervención del Estado en la economía fracasó, y que, en todo caso, corresponde a una etapa superada. Que en estos tiempos, de la globalización, sólo a los nostálgicos se les ocurre seguir planteándola, pero sin perspectiva real alguna. Que ahora lo fundamental es “abrir las economías” al libre flujo de los capitales. Y que el país que no lo haga pronto y a fondo, sin limitaciones ni reticencias, quedará rezagado de manera irremediable. Nada de eso es verídico.Y de acuerdo con esa lógica proponen “abrir” a los capitales privados nuestro petróleo e industria eléctrica aunque, tramposos, dicen que eso no es privatizar. Hasta el hijo del ilustre expropiador, Lázaro Cárdenas, de nombre Cuauhtémoc, otrora abanderado de un proyecto nacionalista y progresista, ahora se ha prestado al juego de los privatizadores fingiendo que lo que se proponen el gobierno panista y otros entreguistas, no es privatizar. Recurren a tales engaños para contrarrestar la resistencia del pueblo, para confundirlo e inmovilizarlo. En concreto, permitir la participación del capital privado en una empresa pública, eso es privatizar, y es lo que pretenden todos ellos, con distintas variantes.
Lo cierto es que México, igual que cualquier otro país dependiente, puede modernizar su economía transformándola en una de tipo industrial, incluso con tecnologías avanzadas, por cualquiera de dos caminos: uno es ciertamente el de privatizarlo todo, entregar todas las fuentes económicas, todos los recursos naturales y la fuerza de trabajo al capital privado, “lo que implica entregarlo en primer término al capital internacional”. Y no se trata de un camino nuevo, ni mucho menos.[v]
Lo que sucede es que este camino implica la pérdida total de la soberanía nacional, es decir, la recolonización del país. México dejaría de ser Patria y pasaría a ser colonia. E implica también la renuncia a una distribución justa del producto social, que por la vía privatizadora se concentra de manera acelerada en pocas manos, condenando a la mayoría a la pobreza creciente y a la marginación.Pero México, igual que todos los países dependientes, puede desarrollar su economía con soberanía y equidad en la distribución y convertirse en un país cabalmente independiente. Pero esto exige de la intervención vigorosa y decidida del Estado en la economía, no como mero rector, porque eso no resuelve nada, sino como agente directo, productor y distribuidor de los bienes estratégicos y prioritarios para el interés nacional, generador de satisfactores y estimulador y garante de formas sociales y cooperativas de producción. “Nacionalizar es descolonizar”, sentenciaría Lombardo Toledano, y para él nacionalizar era un concepto que en su sentido profundo iba más allá de que la propiedad de los recursos sea de connacionales y no de extranjeros. Para él, nacionalizar equivalía a “poner la industria al servicio de los intereses económicos del país, por encima de los intereses particulares”.[vi]
De seguirse este camino, las inversiones extranjeras no se excluyen, pero se les sujeta a condiciones, tal y como lo hace, por ejemplo, Cuba, hoy mismo. Lombardo, teórico fundamental de esta vía de desarrollo, enumera dichas condiciones así[vii]:

1. Respeto a la soberanía de cada nación.
2. No intervención del capital extranjero en los asuntos domésticos del país donde se invierta.
3. Subordinación expresa del capital extranjero a las leyes nacionales.
4. Utilidades sólo justas, no excesivas.
5. Reinversión de una parte de las utilidades en la misma industria o en las actividades que el Estado señale.
6. No explotación irracional de la riqueza natural del país.
7. Inversiones de acuerdo con un plan de desarrollo económico nacional.
8. Vigilancia estrecha del Estado sobre las inversiones del capital extranjero, de acuerdo con las leyes nacionales de cada país.
9. Explotación por cuenta del Estado de los recursos físicos del país como base para su industrialización, independientemente del capital privado invertido en las diversas actividades económicas.
4. El cambio: de Lázaro Cárdenas a los entreguistas de hoy.
Durante los cuatro sexenios de neoliberalismo, tres de ellos formalmente surgidos del PRI, de 1982 a 2000, y dos del PAN, a partir de ese año:- A PEMEX se le descapitalizó brutalmente. Se saquearon sus recursos y se usaron para subsidiar a los grandes capitalistas, nacionales y extranjeros, a los que se beneficia con un régimen fiscal que no les cobra lo que tienen que pagar en otros países del mundo, lo mismo desarrollados como Estados Unidos y los de la Unión Europea, que los del llamado Tercer Mundo. Aquí se les aplican impuestos regalados, y los gobiernos neoliberales se resarcen saqueando a PEMEX.
- Como resultado de ese saqueo, se le postró, preparando su privatización, tal y como se hizo con la gran mayoría de las empresas públicas en este período[viii]. Y si nacionalizar significa descolonizar, en contraparte, privatizar significa recolonizar. Por eso es que México ha perdido en mucho la calidad de país independiente y soberano a causa de este proceso.
- El gobierno supeditó nuestra política petrolera a los intereses de los consorcios transnacionales y, particularmente, de Estados Unidos.- Privatizó la parte más rentable de la industria petroquímica.- Se comprometió con el Banco Mundial a privatizar los energéticos, tanto el petróleo como la electricidad.[ix]
- Dejó de ejercer la solidaridad internacional en materia petrolera por medio del pacto de San José, para convertirlo en un asunto de mercado. Contrasta esa actitud mezquina con la gallarda, que ejerce en este campo la República Bolivariana de Venezuela, encabezada por el presidente Hugo Chávez Frías.- Y convirtió a México en esquirol de la OPEP.
- Luego vino el “cambio”[x], con Vicente Fox y Felipe Calderón, más conocido como el espurio. El “cambio” ha consistido en:- Refrendar los compromisos de los tres gobiernos previos con el Banco Mundial y extender la oferta de entregarles nuestra industria petrolera a los inversionistas privados de todas partes, aprovechando para ello los viajes presidenciales. Fox y Calderón operan así como vulgares agentes de ventas de bienes mal habidos, que no son de ellos, sino patrimonio de la nación.
- Mantener el esquirolaje a la OPEP y la conducta mercantilista en el Pacto de San José.
- Pactar con el gobierno yanqui la construcción de un mercado común de energéticos, al costo de hipotecar nuestro porvenir en la materia. A este respecto el cínico y lengüilarga de Vicente Fox declaró que los tiempos han cambiado y que ahora ya “negociamos de tú a tú”[xi].
- Asumir como propia la política monroísta que pretende subordinar a América Latina y Caribeña, Nuestra América, a Estados Unidos, y convertirla toda en zona de sobreexplotación por medio del TLCAN.Hoy no gobierna Cárdenas, sino la burguesía subordinada: los De la Madrid, los Salinas, los Zedillo, los Fox y los Calderón.
Hoy no existen grandes organizaciones sindicales independientes, como lo fueron en otra época la CTM y el Sindicato Petrolero. Tampoco un ideólogo y estratega de la estatura de Vicente Lombardo Toledano.Pero las posibilidades de retomar la lucha por la emancipación y llevarla adelante, hasta alcanzar nuevas y aun más significativas victorias, esas sí existen. Hoy la encarnan los grandes frentes de masas, como el Diálogo Nacional. Y también existe y mantiene su validez la teoría del desarrollo económico con soberanía y progreso social formulada por Vicente Lombardo Toledano, apenas con algunas variantes, entre ellas, la necesidad de poner hoy gran énfasis en el impulso al ideal bolivariano de unidad económica y política de todos los pueblos latinoamericanos y caribeños, vía por la que avanza con firmeza el ALBA[xii].
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[i] Lombardo Toledano, Vicente. Defensa del petróleo mexicano. México. Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales VLT. 2000. pp. 1-2.
[ii] Op cit. Pág. 84.
[iii] Op cit. Pág. 27.[iv] Op. cit. Pág. 386.
[v] Este asunto lo explicaba ya Lombardo Toledano hace más de medio siglo, en 1947. Ver op. cit. Pág. 286.
[vi] Op cit. Pág. 278.
[vii] Op. cit. Pág. 319.
[viii] De 1115 empresas del sector público que existían hasta noviembre de 1982, hoy quedan alrededor de 200. Entre las ya privatizadas figuran la banca, los ferrocarriles, los aerotransportes, la comunicación telefónica y satelital, las minas y otras de carácter estratégico y prioritario. Además, las privatizaciones se hicieron en medio de condiciones de corrupta colusión entre los empresarios y los funcionarios públicos de primer nivel.
[ix] El compromiso formó parte de los que se contrajeron luego de los llamados “errores de diciembre” de 1994 que desembocaron en una brutal fuga de capitales, para conseguir el llamado rescate de 50,000 millones de dólares aportados por el Banco Mundial, el gobierno de Estados Unidos y otras instancias.
[x] Vistas las cosas con un sentido riguroso, el cambio no fue de tipo positivo, sino en alto grado retrógrado, y no se dio en el año 2000 con el desplazamiento del PRI y la llegada de Vicente Fox a la presidencia, sino en 1982, año en el que fue desplazada del Ejecutivo la burguesía más o menos nacionalista y que de un modo u otro, así fuera con grandes limitaciones, se reconocía vinculada con los intereses populares. El nuevo grupo que llegó a la cúspide de la administración pública, el de los tecnócratas neoliberales, se diferenció del que había venido gobernando hasta entonces, aunque también llegara formalmente por postulación del PRI. De hecho el viraje fue radical. Este grupo se puso incondicionalmente al servicio del proyecto de dominio imperialista del capital financiero internacional y del gobierno de Estados Unidos. Luego, con la llegada de Vicente Fox, en diciembre del año 2000, esta línea inaugurada por los tecnócratas neoliberales se vendría a confirmar yprofundizar.
[xi] Antes, durante y después de la entrevista con Bush, en el rancho de San Cristóbal, en Guanajuato, Fox lanzó una intensa campaña de publicidad que habla de una supuesta relación de “tú a tú” entre su gobierno y el de Estados Unidos, misma que se ve falsa hasta lo grotesco. El hecho es que en medio de esa reunión sucedió el bombardeo a Irak por Estados Unidos, acto que merece la condena enérgica de todo gobierno digno e independiente del mundo, porque se trata de una agresión injustificada y criminal. Y la administración foxista sólo atinó a emitir un comunicado cantinflesco, preocupada por no irritar a la potencia vecina, igual que Zedillo en sus tiempos. Asumió así en los hechos una conducta cómplice. Y humillante, porque en este caso Bush utilizó a Fox de manera irrespetuosa al lanzar el ataque al mismo tiempo que simulaba atender una visita amistosa a un país independiente y soberano. Una relación de “tú a tú” entre una potencia y un país débil, peroindependiente, no se puede construir sobre la base de la autocomplacencia y la complicidad.
[xii] Ver sobre este particular, por ejemplo, Tovar Montañez, Jorge, “Nuestra América en lucha por su soberanía y unidad”, en Teoría y Práctica número 4, enero de 2001, pp. 41-57, y también Amezcua Dromundo, Cuauhtémoc, “Hacia una alternativa latinoamericanista para el siglo XXI”, en Teoría y práctica número 1, marzo de 2000, pp. 47-51.