Cuba: POETA LUIS SUARDIAZ : IN MEMORIAN

Posted by Correo Semanal on miércoles, noviembre 07, 2007

Tu querida presencia
LUIS SUARDÍAZ ENTRE LÍNEA Y G
Escribe: Dante Castro Arrasco

No quiero dejar pasar este homenaje a mi entrañable amigo Luis Suardíaz, poeta cubano que supo ganarse el aprecio de todos los peruanos que transitábamos por la Antilla Mayor. Y es que a todos nos prodigaba el abrazo inconfundible de los seres inquebrantables en sus resoluciones quijotescas; una de ellas: ser revolucionario y otra, dedicarse al impago oficio de la literatura. Conocí a Luis Suardíaz en 1986; nos volvimos a ver en 1990, en el looby del hotel Riviera, listos a recorrer el itinerario de los lugares significativos para la literatura: casa museo de Alejo Carpentier, por ejemplo, para terminar bebiendo mojitos en la Bodeguita de en Medio. En 1992 habían quienes no entendían por qué tenía que exiliarme, burócratas al fin, pero el poeta Luis Suardíaz y el periodista Orlando Castellanos me acogieron y dentro de la escasa economía doméstica castigada por el bloqueo imperialista, socorrieron algunas de mis necesidades hasta que el Estado los relevó de ellas. Nunca olvidaré a esos dos viejos zorros de las letras, celebrando a grandes voces su alegre embriaguez, en la parada de la guagua entre G y Línea. Corría agosto de 1993. Ya mis dos viejos amigos han fallecido y quiero recordarlos en esa postal o instantánea que se quedó para siempre detrás de mis párpados: dos sabios ebrios de ron, de vida, de amistad y poesía. Es la mejor manera de recordarlos a ambos y ojalá tenga yo esa suerte de perennizarme ebrio y feliz en las pupilas de alguien que me estime. En febrero de 2005 visité por última vez a Luis Suardíaz, ya con un cáncer avanzado. Su familia insistía en que no recibiera visitas, para que no lo agotaran, pero él apenas supo que había estado a las puertas de su casa, me llamó por la noche y pactó una cita: "Venme a ver mañana al mediodía". Y nos vimos, conversamos, intercambiamos, aunque la tos y la agitación interrumpieran sus palabras. Me dije a mí mismo: "así no te he de recordar, camarada". Cuando regresé al Perú ese mismo año 2005, sorpresivamente Hildebrando Pérez con los ojos tristes me dijo: "Ha muerto Luis Suardíaz". Recordé entonces a Vallejo: ¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!... Para mí Luis está allá en la parada de Línea y G, calvito y con guayabera blanca, esperando la guagua a Miramar, palmoteándose alegremente con Orlando Castellanos, el mejor entrevistador de Radio Habana, ebrios ambos bajo un sol caribeño esplendoroso. Nunca los he de olvidar, camaradas sin tacha y sin miedo... revolucionarios de una sola pieza... poeta y cronista respectivamente... testigos de su época. La Revolución había empezado a perder a sus cuadros matinales, a los hombres y mujeres que la vieron nacer.

Salud por él:
DANTE CASTRO ARRASCO