Chile: La cesantía es una de las condiciones necesarias del modelo

Posted by Correo Semanal on jueves, noviembre 29, 2007

CUANDO LO MALO ES BUENO Y LO BUENO ES MALO

“Las palabras entonces no sirven:
Son palabras”

(Rafael Alberti)

Por Juan Varela Reyes
En medio de hechos, hasta cierto punto previsibles, se ha entregado una señal de la situación de cesantía estructural que afecta a una gran cantidad de chilenos. No deja de ser novedosa la forma en que se entregan dichos resultados, no así el contenido de ellos, es decir, la cesantía ya no puede ser considerada como efecto de las políticas aplicadas por los artífices del modelo, sino que es una de las condiciones necesarias para su mantenimiento.

Los hechos que sirven de escenario a esta publicitada situación son: por una parte, la consolidación del así llamado “pacto social” que afanosamente buscaban los administradores del modelo. Aunque conviene decir que lo que se andaba buscando era el asentamiento del pretexto para lograr dicho acuerdo. El tema que se instaló tiene que ver con el peligro latente y permanente de las posibles muestras de descontento social que se dan cada cierto tiempo en nuestra sufrida realidad. El argumento es uno, pero la finalidad es otra; contener la delincuencia es una cosa, precaverse de los posibles estallidos sociales es otra y la mejor herramienta, que el gobierno maneja a las mil maravillas, es la represión, cuyos efectos siniestros los vivimos en la otra dictadura y que ahora se han perfeccionado desde las oficinas del así llamado “jefe de gabinete”. Por tanto, más que hablar de un supuesto pacto social, lo que se ha consolidado es un acuerdo político que tiene claros destinatarios y beneficiarios: de una parte, los trabajadores, los pobladores, los pobres del campo y la ciudad en suma, que ya fuimos avisados de que hay que morigerar las demandas por mayor justicia social y equidad, de otra, los beneficiarios son los grandes empresarios y las transnacionales que ya saben que se ha confeccionado una camisa de fuerza a la medida de los humillados y ofendidos de siempre.

El otro hecho que está como telón de fondo es el agotamiento de la coalición que ha gobernado y dominado con las mismas formas y contenidos que ya conocimos en el pasado reciente. Con el argumento de la “rectificación” del modelo, algunos quieren dar señales de desacuerdo con lo hecho durante estos 34 años, cuando son, justamente, los porfiados hechos los que señalan que la tarea neoliberal ya está bastante avanzada y que dicha situación no es más que el reflejo de la pugna de poderes en las altas esferas y que, en apariencia, se presentan como problemas de supuesta forma de convivencia con el poder, pero en la realidad ello no es más que un “gatopardismo” disfrazado. Como explicar, por ejemplo, en el marco de la convivencia derecha – concertación y el pacto alcanzado sobre “seguridad” y la salida de madre de ciertos díscolos, sino sólo en el marco de la crisis del modelo y, consecuentemente, el conflicto de gobernabilidad. Todo se da en un mismo lado del escenario, todo se explica sólo en una parte del tablero y ello es peligroso, por dos razones; por un lado, esas pugnas pueden dar la impresión de que la crisis sobre gobernabilidad en el interior del sector dominante puede ser extrapolada al conjunto de la sociedad y muchos se sientan impulsados a tomar partido por algunas de las facciones; por otro, es cierto que hay una crisis de gobernabilidad, pero el problema de los chilenos es un poquito más profundo que las peleas sibilinas de ciertos oscuros personajes que ahora rasgan sus vestiduras, cuando en realidad han profitado del mismo poder, político y económico, durante los últimos años.

En ese escenario es que las cifras entregadas sobre la situación de cesantía que afecta a cientos de miles de chilenos aparecen cargadas con grandes dosis de cinismo y “carepalismo”. Un mediocre ministro planteó que el aumento de la desocupación es algo bueno porque refleja que más chilenos hoy buscan trabajo. Es decir, pretende explicar la causa por el efecto, los pobres están cesantes por otra razón: ¿de qué se trata, entonces, este burdo juego de palabras?; ¿la cesantía no es justamente eso, es decir, miles de personas reclamando trabajo?; ¿qué es lo bueno entonces?

En medio de estos sin sentidos es conveniente poner atención a los hechos que se empezarán a dar…

No vaya a ser cosa que nos encontremos pisándonos el rabo…

Santiago, Noviembre 28 de 2007