Un libro sobre la guerra de las Malvinas

Posted by Correo Semanal on jueves, julio 12, 2007

Crítica de libros
La Canción de un Soldado: Verdaderas Historias de las Falkland por Lukowiak
25 aniversario del conflicto de las islas Falkland/ Malvinas

Crítica de Tony Saunois, CIT, Miercoles 11 de julio de 2007
Comite por una Internacional de los Trabajadores http://socialistworld.net/spanish/index.html

Hace veinticinco años, el régimen militar argentino, dirigido por el general Galtieri, lanzó una aventura militar e invadió las islas Falkland/ Malvinas. Los generales argentinos lanzaron este asalto en una apuesta desesperada para exacerbar los sentimientos nacionalistas, apelando al fuerte estado de ánimo anti-imperialista que existe en Argentina y en toda América Latina. Fue un movimiento calculado con el objetivo de apagar los crecientes movimientos revolucionarios en Argentina contra los gobernantes militares. El imperialismo británico, sintiendo dañado su prestigio, tomó represalias. La Primer Ministro Margaret Thatcher despachó una fuerza de tarea militar para recapturar las islas.

Después de fuertes combates y cientos de muertos, la mayoría argentinos, Thatcher y el imperialismo británico resultaron victoriosos y los argentinos se rindieron. En Argentina, la derrota militar abrió paso a una nueva ola de lucha de masas contra los militares, cuya autoridad, después de luchar en una guerra sin preparación, colapsó. En Gran Bretaña, la victoria de Thatcher pavimentó el camino para su victoria siguiente en las elecciones generales posteriores, sobre la "ola patriótica".

El relato impactante y conmovedor de Ken Lukowiak, publicado inicialmente en 1992, es una descripción devastadora de la brutalidad de la guerra, en todas sus formas. El novelista británico John Le Carré instó, "La próxima vez que escuchen a su niño cantar "Rule Brittania" ["Gran Bretaña gobierna", Himno nacional británico, ndt] léanselo.

Sin esconder nada
Este libro no esconde nada, no hace ningún intento de idealizar el papel de los soldados y el baño de sangre en el que estaban metidos. El estilo del autor es contemplativo, a veces incluso poético, y también emplea el lenguaje a menudo crudo, grosero, de los paracaidistas británicos. Los dilemas personales, humanos, enfrentados por los soldados son mostrados en una serie de arrebatos y arranques emocionales.

Después de las noticias del hundimiento del Belgrano, el buque de guerra argentino, en el cual murieron 300 personas, el autor recuerda como él y otras tropas brindaron. Esto fue después que los soldados vieron como el buque militar británico, HMS Sheffield, fuera alcanzado por misiles dejando bajas. Pero luego Lukowiak cuenta como las mismas tropas que habían brindado, en conversaciones privadas, expresaban pesar que tantos soldados, de ambos bandos, murieran, y la manera horrorosa como habían perecido en el mar gélido del Atlántico.

Uno de los temas recurrentes en el libro es la cruda línea de clases que divide el ejercito británico. A menudo a través del "humor negro", los soldados rasos expresan el rencor que sienten hacia sus superiores.

En un incidente, Lukowiak cuenta que mientras se encontraba luchando con otros soldados británicos arriba de un montaña, después de sufrir bajas. Un helicóptero aterriza delante de ellos y les pregunta: "¿Podemos darles una jalada amigos? El mayor Jenner gritó una respuesta, "¿Están seguros?" . Pensé, bastardo mental, todos estamos muriendo a medio camino de una p**a montaña, esos chicos nos quieren salvar y todo lo que ese sesos de caca puede decir es, ¿Están seguros? . Tuve el pensamiento que cualquier otro comentario como "¿Están seguros?" de parte suya y yo iba a ser testigo de una reconstrucción de la última escena de la película Cesar – Los Últimos Días."

En otro incidente, Lukowiak describe que cuando estaba en una trinchera con un grupo de soldados un helicóptero dio vueltas en círculos y aterrizó. De él salió un general y el ayudante del general. Un sargento gritó: "Bien, que me den por c**o si no es uno de nuestros gloriosos lideres. Me preguntó que p**a querrá este retardado ca***n"

Lukowiak continúa: "entonces el general me peguntó si me gustaban las islas Farkland y si estaba disfrutando estar allá? Me habían preguntado unos pocas preguntas estúpidas en mi tiempo, pero esta era la número uno, realmente se pasó de la raya... Mi mente pensó una respuesta apropiada antes que mis labios lo hicieran

"Bien Señor, estoy a 8.000 millas de casa, en un lugar que ha probado ser el más boludo de la tierra. Cuatro de mis amigos están muertos, estoy metido hasta el cuello en mierda, lodo y agua, la matanza todavía continúa y para coronar todo esto, está empezando a nevar. ¿Cómo mi**da quiere que me sienta, sesos de mi**da."

Eventualmente el general se marchó con su helicóptero y desapareció en el horizonte, un sargento en la habitación del lado hizo su comentario final: Donde mi**da está la fuerza aerea argentina cuando se necesita a esos bastardos "

Asuntos de clase en el ejercito.
Algunas de las revelaciones de Lukowiak son bastante sorprendentes y revelan como la lucha de clases y los acontecimientos fuera del ejercito lo estaban afectando. Lukowiak estaba en el Regimiento de Paracaidistas y prestó servicio en Irlanda del Norte y luego en Belice. Le expresó su sorpresa a un oficial, un Capitán Word, que era socialista – algo raro entre los paras.
Inmovilizado por un francotirador en una batalla, Lukowiak escribe: "Mientras estaba tirado, increíblemente petrificado, un pensamiento ingenuo entró en mi mente. Pensé que si Margaret Thatcher y su gabinete Tory [conservador, ndt] estuvieran tirados donde estaba yo, y el General Galtieri y su Junta estuvieran en el otro lado, desde donde llegaba el fuego mortal de morteros, esta mierda pararía instantáneamente".

Él describe los horrores encontrados cuando el y sus compañeros soldados pasaron junto a los conscriptos argentinos muertos o agonizando. Evidentemente bastante afectado emocionalmente por lo que él ve, algunos pasajes se leen casi como poesía.

"La parte derecha del cerebro de este chico cae a medio camino sobre su cara. Mientras lo viré su ojo izquierdo se enfocó en mí. Sin saber realmente que hacer, comencé a desenrollar un protector, mientras Hill se sacó su casco para buscar morfina". Un sargento británico llegó entonces, los apartó a un lado, mientras maldecía al joven conscripto argentino casi muerto y lo ametrallaba.

Lukowiak no puede asegurar si el sargento tenía razón al poner fin a su sufrimiento o no, pero concluye: "Yo sé sin embargo esto, por favor escucha. Si alguna vez sientes que tienes que acabar con la vida de alguien, porque su causa parece perdida, trata de dispararle desde la espalda a 10 pulgadas. Siéntate al lado de él, toma su mano, pide al Señor que entienda, y dispara una bala a través de su cerebro. Aunque asegúrate que es en el lado izquierdo porque este controla el derecho. Para ayudar a convencerme a mi mismo que sigo siendo un buen hombre le pedí a Dios que ayudara a la madre del chico con la herida en la cabeza. El chico, de un ojo, llorando, agonizante de Argentina.

Los efectos embrutecedores de la guerra también son revelados en la narración de Lukowiak. Cuando capturaron conscriptos adolescentes aterrorizados, llorando, heridos, el simplemente perdió el auto control y estuvo a punto de ametrallar a uno de ellos, hasta que fue detenido por un amigo.

Mas tarde, Lukowiak patió la pierna de un conscripto herido. Él pregunta: "A menudo me he preguntado porqué pateé al muchacho. Lo que es extraño porque siempre supe que había otros observando. Podría haber ayudado a salvarlo pero no era blando. Todavía era duro. Vieron, lo acabo de patear. Seguía siendo un hombre."

Cuando se encuentra cara a cara con un oficial argentino, Lukowiak revela: "Pensé de vuelta en los cuerpos muertos de ayer. Pensé de vuelta en los cuerpos muertos que acababa de pasar, alineados contra el seto exterior. Todos los cuerpos tenían dos cosas en común. Todos ellos eran argentinos y ninguno de ellos era oficial... Había visto más muertos argentinos de los que podía contar pero pude contar a los oficiales muertos entre ellos. Cero."

Guerra embrutecedora
En esta poderosa narración no encontrará un análisis político de la breve guerra entre Gran Bretaña y Argentina, que se peleó veinticinco años atrás. Encontrará una descripción honesta, poderosa, de los horrores y efectos embrutecedores de la guerra y de las divisiones de clase en el ejercito y de las consecuencias para las vidas de aquellos involucrados.

Después del conflicto, eventualmente, Lukowiak visitó Argentina. Para su conmoción, Lukowiak fue recibido con amarga hostilidad por aquellos cuyos hijos soldados habían sido muertos.
Lukowiak estaba enojado, pero simpatético. Está tratando de encontrar un sentido a todo esto. Años más tarde, todavía confundido, Lukowiak visita clubes de la Legión Británica, se emborracha con viejos soldados y "alardeo por las glorias de la guerra, pero con la parte mía que ha visto una guerra, conoce su verdadero horror, su estupidez y siente una rebeldía interna por haber sido testigo de ello".

Concluye: "Se que mientras la mayoría de nosotros continúe actuando las obras que han escrito para nosotros, políticos, sus sacerdotes y los hombres de este mundo que controlan el dinero, entonces nunca seremos capaces de poner fin a los horrores de la guerra."
Uno sólo puede imaginar cuales son los efectos que la actual guerra en Irak también está teniendo en los soldados rasos enviados a combatir allá.

A Soldier’s Song: True Stories from the Falklands, por Ken Lukowiak
Publicado por Orion Books Limited