El efecto China

Posted by Correo Semanal on viernes, julio 27, 2007

¿Rescatarán al capitalismo mundial, India y China, los nuevos gigantes económicos?

Por Peter Taaffe, Secretario General del Partido Socialista de Inglaterra y Gales, Comité por una Internacional de Trabajadores.

Con la venia del clima y la billetera, los señuelos de las vacaciones de verano, por lo menos en el hemisferio norte. La observación seria del estado de la economía mundial y sus consecuencias para las vidas de los trabajadores, tiende a ser dejada de lado.

Pero este año, la concentración de nubes de tempestad, económicas más que metereológicas, no pueden ser ignoradas. La economía capitalista mundial, con los EEUU y China energizándola, todavía parece ir hacia delante. Sin embargo la lluvia radiactiva del “choque automovilístico a cámara lenta” del mercado inmobiliario de EEUU, indicó que la crisis del negocio hipotecario “sub-prime”[1] o de segunda hipoteca, plantea serios peligros. Sobre el 20% de las hipotecas prestadas a “malos pagadores” de bajos ingresos ya han sido incumplidas.

Los préstamos originales nunca serán devueltos y se espera más incumplimientos. Esto a su vez tiene efectos en los bancos, establecimientos financieros y sus accionistas. Sus enormes prestamos han resultado en una montaña de deuda. Una consecuencia de esta recesión en el mercado inmobiliario de EEUU es que los propietarios de viviendas, reluctantes a incrementar su endeudamiento, reducirán el consumo de EEUU. Esto rebotará contra todos los países dependientes para su crecimiento de exportaciones a los EEUU.

“¡No se preocupen, la economía a turbo cabalgará al rescate del capitalismo mundial!” Esta es la reciente suposición, en general no declarada, de los representantes del capitalismo. Estas ilusiones también se pegan al movimiento de trabajadores y especialmente a las direcciones de los sindicatos. El efecto China ha sido doble.

La amenaza constante de subcontratación de trabajo en China, India y Europa del Este, ha sido usada concientemente como arma para forzar a los trabajadores a aceptar aumentos salariares más bajos, peores condiciones de trabajo y todo el mantra neo-liberal.
Al mismo tiempo, nos prometen que el crecimiento de China continuará en el futuro, asegurando de esta manera que el capitalismo moderno, a diferencia del pasado, puede escapar a las recesiones y depresiones.

Ahora, un libro importante, El Dragón y El Elefante, China, India y el Nuevo Orden Mundial[2], de David Smith, da valiosa información para poner seriamente en cuestión estos supuestos, que los socialistas han desafiado desde el comienzo.

Los marxistas son la tendencia más realista dentro del movimiento de trabajadores. Creemos en contarle la verdad a los trabajadores, especialmente sobre la situación objetivas que enfrentan. Si fuera probable que el capitalismo experimente un significativo crecimiento de largo plazo nosotros lo diríamos, no con objeto de acomodarnos al “realismo” de los capitalistas, sino para emprender una lucha seria de largo plazo contra él. A comienzos de este siglo, una mezcolanza de información fue difundida para demostrar que el capitalismo estaba experimentando un “súper-ciclo” comparable al ascenso económico mundial de 1950-75.

China estaría en el corazón de este proceso con su ya impresionante tasa de crecimiento y su “lucrativo” mercado interno. Algunos “expertos” capitalistas esperan que esto continúe con la “duplicación de la fuerza laboral mundial” a tres billones con enorme explotación, y por lo tanto, superbeneficios para los capitalistas como resultado de esto.

Richard Freeman de la Universidad de Harvard y el National Bureau of Economic Research (Oficina Nacional de Investigación Económica) describen un supuesto “Un gran acontecimiento... En 2000 como resultado del colapso del comunismo, India salió de la autarquía, China giró al capitalismo de mercado, la economía global llegó a seis billones de personas. Si China, India y el ex imperio Soviético hubieran quedado fuera, la economía global habría tenido 3.3 billones de personas.” Como añade Smith: “La fotografía del “antes” y “después” era una fuerza laboral mundial de 1.46 billones en 2000, crecida a 2.93 billones como resultado de China (760 millones), India (440 millones) y los ex estados Soviéticos (260 millones).”

¿Crecimiento único?
Los periódicos capitalistas como The Economist presumen sobre estos hechos para subrayar la viabilidad a largo plazo del sistema. El crecimiento de China fue proclamado como “único”. Más aún, ellos proyectan una linea ascendente – un crecimiento lineal – del crecimiento económico chino en el futuro. Con una expansión promediando entre 8% y 9% por más de 23 años, China sin duda tiene un efecto mayor en la prolongación del actual ciclo ascendente del capitalismo mundial.

Pero este crecimiento no es para nada “único”. En lo fundamental hay pocas diferencias con la experiencia de los “Tigres” asiáticos más de 20 años atrás. Estimulado por la reforma agraria – que removió los últimos elementos residuales de feudalismo – bajo la ocupación norteamericana y con tratamiento favorable, Japón promedió una tasa de crecimiento de 8% entre 1950 y 1980, llegando a veces a una tasa anual de 13%. La economía duplicó su tamaño cada seis años y algo similar ocurrió en Hong Kong, Corea del Sur, Singapur y Taiwán.

Por supuesto, el términos de población la escala de China empequeñece la de los “Tigres”. Aunque su transformación económica ha sido a una escala mayor incluso que la causada en el Japón post-1945 fue lograda fundamentalmente de la misma manera. Alta inversión de altos ahorros domésticos, que en China han sido del orden del 30-40% de producto interior bruto (PIB)

Los ahorros domésticos sobre $1 trillón es acumulación de capital a gran escala. Nuevamente esto era así con los Tigres. El economista norteamericano Paul Krugman,, sin embargo, acredita correctamente el crecimiento en ambos casos, “no a inspiración sino a transpiración”. Fueron utilizadas grandes sumas de capital y creadas grandes fábricas. Una parte de la colosal reserva de mano de obra de la abundante población rural fue atraída al remolino de la producción.
Antes de ser llevado por este carácter “único” del crecimiento económico Chino, debería ser recordado que bajo la economía planificada maoísta – a pesar de ser controlada burocráticamente por un régimen estalinista totalitario – entre 1952 y 1978 la economía china creció cinco veces. En un año bajo Mao, la producción aumentó en 19%. Irónicamente, fue la economía planificada, reconocido tanto por Smith y por Will Hutton en su reciente libro “Los Escritos Sobre La Pared”[3], la que sentó las bases para el actual crecimiento y jugó un papel vital en el desarrollo de China.

Con la apertura al capitalismo, los logros de la economía planificada en desintegración permitieron una base mucho mejor para el desarrollo de una estructura capitalista que India, por ejemplo. Más aún, la existencia del “tazón de hierro con arroz” previo – bajos salarios pero empleo de por vida, pensiones y servicios sociales – significaban que había conciencia en China de las pasadas ventajas del plan.

Al mismo tiempo, una de las razones por las que ahora hay una alta suma de ahorros en China es porque ahora la gente tiene que pagar por educación, vivienda etc. Antes suministradas por el estado. Pero el callejón sin salida en que encontraba China, llevó a que un sector de la burocracia china abriera las puertas al capitalismo chino.

Bendiciones agridulces.
En el mejor de los casos este crecimiento ha traído bendiciones agridulces a las masas chinas. 46% de los hogares tienen refrigeradores, 94% tienen TV a color, 12% tienen computador personal, 28% tiene aire condicionado y 59% tienen maquinas lavadoras. También hay más 400 millones de usuarios de teléfonos celulares en China. Pero contra esto hay que considerar el colosal trastorno producto del desmantelamiento de gran parte de las empresas organizadas por el estado (EOS). Esto ha provocado inseguridad, desempleo, enorme daño ambiental y masivas disparidades de riqueza.

La ley del desarrollo desigual y combinado –la última palabra en la técnica unidas con condiciones económicas bárbaras – ha sido llevado hasta extremos inauditos en China en los últimos 25 años. Hay una diferencia de casi 15 a 1 en el ingreso per capita entre Shangai y la provincia extremadamente pobre de Guizhou en el occidente rural. Incluso más, más de la mitad de la población china vive en condiciones de Guizhou antes que Shanghai. Ocho de las 31 provincias Chinas que comprenden 40% de la población han producido tres cuartos del crecimiento económico chino.

Algunos estiman el desempleo abierto u oculto tan alto como 170 millones de la fuerza laboral. Las remuneraciones están bien por debajo de los países capitalistas avanzados. En China las remuneraciones de la industria de alimentos son la veinteava parte de aquellas en el Reino Unido.

Ha habido migración interna masiva dentro de China, con la población rural arrojada fuera de la tierra, muchos de ellos por jefes corruptos del Partido Comunista, quienes luego venden la tierra a precios de ganga a especuladores capitalistas. Smith cita a un experto de la Universidad de Oxford: “La apertura de la economía china en los 80 y 90 a influencias e inversiones exteriores, su exposición a las fuerzas de la globalización, fue acompañado por el aumento de chinos buscando oportunidades en otras partes.”

China necesita encontrar entre 15 millones y 20 millones de nuevos empleos cada año solamente para absorber su fuerza de trabajo “excedente”. Esto implica mantener la tasa actual de crecimiento, algo que este y otros libros recientes, de partidarios de China capitalista, descartan.
Smith declara discretamente tanto sobre China como India: “Desde principios de los años 90 ninguna economía ha experimentado una baja seria, navegando virtualmente indemnes a través de la crisis financiera asiática de 1997-8. Largos periodos de crecimiento económico como este se transforman en adictivos, al punto que una recesión o incluso un periodo de actividad apagada sería doloroso, el equivalente económico del “mono”[4] . Antes de 1990, Japón, como China hoy, fue descrito como inmune a las crisis, ¡destinado a superar a los EEUU!, etc.

Relaciones especiales
Las condiciones de vida promedio de China, sin embargo, muestran que sigue siendo relativamente pobre. A pesar de su crecimiento industrial exponencial, el ingreso nacional bruto per capita es sólo $1.740 dólares, mientras India tiene apenas $720. Como destaca Smith, el ingresopromedio de China “llega a menos de $5 por día. Compare eso con el Ingreso Nacional Bruto per capita de cerca de $66.000 en Luxemburgo, el país más rico del mundo. En Norteamérica es cerca de $44.000; en Gran Bretaña $37.600.”

Los británicos y norteamericanos están entre 20 y 25 veces mejor que la persona china promedio, mientras los habitantes de Costa de Marfil [Ivory Coast]... disfrutan un estándar mejor que los Hindúes. ¿Pueden ser las dos superpotencias emergentes económicas del mundo tan pobres?” Incluso ajustando por comparación de “paridad de poder de compra”, el ingreso nacional bruto de China era sólo de $6.600 en 2005.

En cuanto al futuro, cuando se supone que China alcanzará a Occidente, Smith escribe: “Incluso en 2030, de acuerdo con las propias estimaciones del gobierno Chino, ¡600 millones de personas todavía vivirán en el campo!” India todavía tiene menos perspectivas de rescatar a su población del hambre que China: “La urbanización de 700 millones de personas de la India rural a través de la migración a las ciudades es imposible, como lo es la urbanización de 600.000 aldeas en las que viven.

Por supuesto, en las ciudades chinas está creciendo una casta de millonarios; El ‘consumo llamativo” que ahora es el santo y seña en Moscú, Londres y Nueva Cork, se aplica para Shangai, Beijing y en todas partes. Pero la existencia de una pequeña clase de súper ricos no es una medida precisa del real desarrollo en su totalidad de una economía o de sus potencialidades para rescatar un sistema achacoso.

Rusia tenía un desarrollo industrial significativa anterior a 1914 y la misma exhibición ostentosa de codicia y riqueza por la elite capitalista y terrateniente, como en China e India hoy en día. Como China actualmente, esto era muy diferente de la masa de trabajadores y campesinos.
China no es un nuevo “Klondite”[5] que salvará al capitalismo mundial. Más que actuar como un salvavidas puede resultar en un incubus[6] para el capitalismo mundial y la desencadenadora de una crisis para el próximo periodo. El crecimiento espectacular no puede continuar sin llevarla a una confrontación frontal con los EEUU. Hoy día, estos dos países – uno la ciudadela del capitalismo mundial, el otro con un creciente sector capitalista junto a los remanentes del sistema maoísta – son los pilares gemelos del mundo capitalista.

Pero al mismo tiempo las contradicciones en la situación, los conflictos subyacentes de intereses entre ellos, provocarán colisiones, que tendrán repercusiones mundiales colosales.
El suministro de productos chinos baratos – es cierto que dos tercios de ellos hechos en fabricas de propiedad extranjera en China, muchas de ellas de propiedad norteamericana – han inundado el mercado de EEUU y han provocado un déficit comercial de $800 billones de dólares (7% del PIB) a los EEUU. El capitalismo norteamericano está ejerciendo presión sobre China para controlarlo.

Algunos advierten que a menos que así sea los EEUU podrían enfrentar un 11 de septiembre económico. La inundación de mercaderías baratas a los EEU y a todas partes a contribuido a mantener baja la inflación, mientras la “amenaza de externalización” es usada como garrote con el cual golpear a la clase trabajadora y mantener bajos los salarios. También, la acumulación de papel monetario – dólares de EEUU, bonos, papeles del tesoro, etc. – ha ayudado a taponar el déficit comercial de EEUU.

Presiones proteccionistas
¿Pero, cuanto tiempo puede durar esto? Los economistas capitalistas advierten correctamente que, sobre la base de los actuales acuerdos, el déficit norteamericano crecerá exponencialmente. Esto sería acompañado de capital extranjero que continuaría entrando en EEUU y adquiriendo activos norteamericanos. Si esto continúa sin restricciones, podría tener como resultado que el 50% de ellos sea propiedad de no-norteamericanos.

Mucho antes de esto, sin embargo, las presiones proteccionistas provenientes de todos lados en los EEUU – los candidatos presidenciales demócratas Hillary Clinton y Barack Obama son los últimos – demandan medidas restrictivas contra China. Acompañando esta amenaza económica está el innegable desarrollo económico del poder militar de China, especialmente su marina, que desafiará a los EEUU en la zona vital del Pacifico. Enfrentado con feroces presiones internas, el régimen dictatorial chino podría buscar ventilarlas en aventuras exteriores. Esto podría tener como consecuencias serios choques militares, sobre Taiwán por ejemplo.

El crecimiento industrial de China, y hasta un cierto punto de India, ha desencadenado contradicciones y levantamientos sociales internos masivos, encaminándose a la revolución que puede ser provocada por variedad de asuntos. En ningún país del mundo la contaminación y catástrofe medioambiental existen en una escala tan grande como en China hoy en día.
El libro de Smith esta lleno de detalles sobre proyectos económicos gigantescos impuestos burocráticamente. Junto al proceso no planificado de crecimiento urbano están la contaminación y el daño medioambiental que deja pequeño al capitalismo británico del siglo XIX con sus “oscuros molinos satánicos”. No hay esperanza para los muchísimos millones de la clase trabajadora, como para las masas hindúes, sobre la base del retorno al capitalismo “salvaje”. Esto ya está claro para ellas como queda demostrado por su resistencia sin precedentes a sus avariciosos nuevos patrones, con su trabajo esclavo y corrupción.

No hace mucho se nos decía que India y China eran los nuevos gigantes que rescatarían al capitalismo mundial. China, de acuerdo con soñadores expertos capitalistas, aportaría “un billón de consumidores”.

Smith, con una “saludable dosis de escepticismo”, plantea la pregunta, ¿Qué tan grande son las partes verdaderamente competitivas de las economías China e India? La contribución China al PIB mundial en 2005 fue de cerca de un sexto del de Norteamérica. Concediendo a China un poco más, debido a la sub-valuación del remimbi y otros factores, eso sugiere que deberíamos pensar de ella como una economía “productiva” de no más de 100 millones de persones, comparada con Norteamérica de 300 millones. En India, que cuenta menos del 2% de la economía mundial, comparada con más de 28% de los Estados Unidos, una estimación generosa sería una economía “productiva” de 30 a 40 millones de personas.”

Con estas cifras ni la economía China ni la de India dan un salvavidas, ahora ni en el futuro previsible, para el capitalismo mundial. Si el mercado norteamericano con su vasta base de consumidores desciende en caída libre, ni la India ni China, menos aún Europa o Japón podrían cerrar la brecha. Más aún, la misma China, mediante una crisis masiva de sobre-inversión, está ligada a oculta pero indudable catástrofe bancaria que se avecina, podría la detonadora de una crisis económica mundial .

El actor no reconocido en lo que es China hoy día son las masas. Junto a 87.000 “incidentes de masas” ha habido 300.000 “conflictos industriales” que, por más que trate, el régimen chino no puede mantener ocultos. Antes que China rescate el capitalismo, podría ser el factor central que, al precipitarse una revolución en China, podría liberar fuerzas colosales, que existen en el mundo hoy en día, contra la globalización capitalista y el neo-liberalismo.

Traducido desde The Socialist, periódico del Socialist Party, CIT en Inglaterra y Gales.

[1] “Sub-Prime” se refiere a los préstamos otorgados a deudores que no califican como sujetos normales de crédito porque son considerados de alto riesgo por su historia de pagos, deuda acumulada, falta de activos etc. Estos préstamos se conceden a tasas de interés de mercado más alta. [ndt]
[2] DAVID SMITH. The Dragon and the Elephant – China, India and the New World Order
[3] WILL HUTTON. The Writing on the Wall
[4] Síndrome de abstinencia (Argot).
[5] La “fiebre del oro de Klondite” fue una inmigración frenética de buscadores de oro, a finales del siglo XIX, a la zona del río Klondite, Canadá, donde había sido descubierto oro.
[6] Pesadilla; un demonio que abusa de las personas mientras duermen.