PRESOS MAPUCHES EN HUELGA DE HAMBRE
LOS INGLESES DE AMERICA
El 1 de marzo de 1981, 10 presos políticos irlandeses iniciaron una huelga de hambre en el Bloque H de lacárcel de Maze, Inglaterra. El Bloque H, más que unasección, era un centro de torturas y vejámenes. Allíeran trasladados desnudos, todos los presos políticos del Ejército Republicano Irlandés (IRA) que se negabana usar el uniforme de "delincuentes comunes".
Encabezados por Bobby Sands, los presos exigieron suderecho a usar su propia ropa, no ser obligados arealizar trabajos serviles, el derecho a vincularseentre ellos, el derecho a recibir una visita semanal, a recibir y enviar correspondencia, y finalmente poder estudiar.
Derecho a usar su propia ropa, recibir visitar,estudiar. Con la distancia que dan los años, podría decirse que se trataba de peticiones abordables paracualquier gobierno "democrático". No lo fue así para ellos. Luego de 66 días de huelga de hambre, ciego por completo y en los huesos, Sands murió. Tenía 27 años.
"Mr. Robert Sands, un recluso de Maze, murió a las 1:17 de esta madrugada. Él se quitó la vida rehusando alimentos y asistencia médica". Así informó su muerte un frío comunicado del gobierno inglés emitido a pocas horas de confirmado el primer deceso. Y es que a pesar de la tragedia en la cárcel de Maze, la primera ministra Thatcher no cedió un milímetro a los justos reclamos de los presos, respaldados incluso por un enviado especial del Vaticano, atendiendo la arraigada fe católica de gran parte de la población norirlandesa. Solamente en octubre de 1980, tras abandonar los presos las constantes huelgas de hambre que se multiplicaban por doquier, el gobierno metropolitano concedió un punto de los cinco demandados por los huelguistas de Maze: que los presos irlandeses pudieran vestir sus ropas. Hablamos defines de 1981, a las puertas del siglo XXI, en el epicentro de lo que más tarde sería la Unión Europea. Y la gran concesión del gobierno fue ¡que los presos no estuvieran desnudos en la cárcel!
En Chile, desde el pasado 13 de marzo, cuatro presos políticos mapuches, condenados a 10 años de cárcel pordelitos "terroristas", mantienen una huelga de hambre que –según detallan informes médicos- comienza a poner en grave peligro sus vidas. La comenzaron en la cárcel de Angol y la continúan por estos días en la enfermería de la cárcel de Temuco, capital de La Araucanía, bajo fuertes medidas de seguridad y monitoreados por especialistas médicos que en vano logran convencerlos de deponer su movilización.
Ignorados durante semanas por la prensa chilena y el gobierno, solo la inquebrantable voluntad de su sacrificio ha logrado captar la atención de la ciudadanía y las autoridades. Todos ellos pertenecen a empobrecidas comunidades de la zona de Ercilla y fueron condenados por incendiar un predio forestal, propiedad del magnate chileno Eliodoro Matte Larrain, cabeza de uno de los principales grupos económicos del país y poseedor de una fortuna evaluada en 4.100 millones de dólares según el ranking Forbes de este año.
Los cuatro huelguistas niegan los cargos en su contra,denuncian persecución política, la aplicación injusta y condenable de una legislación antiterrorista heredada de los tiempos de Pinochet y solicitan a las autoridades la revisión de sus drásticas condenas,atendiendo que en un reciente juicio, otros dos mapuches imputados por la misma causa fueron absueltos del cargo de "terrorismo". El mismo juicio, mismas pruebas, similares testimonios y un fallo favorable alos imputados. No están solos en su reclamo. Organismos de derechos humanos, organizaciones indígenas, agrupaciones políticas, sociales, estudiantiles y sindicales, se han sumado a una larga cadena de voluntades con el único objetivo a estas alturas de salvarles la vida. Desde Ginebra, el propio Relator de Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas, Rodolfo Stavenhagen, instó al Gobierno chileno "a desarrollar todos los esfuerzos que estén a su alcance para llegar a acuerdos que permitan dar una salida ala situación planteada por los presos", sin provocar lamentablemente en las autoridades el menor asomo de preocupación.
Un mito popular dice que los chilenos son "los ingleses de Latinoamérica". Si del tratamiento que el Estado otorga a las nacionalidades oprimidas que habitamos al interior de sus fronteras se trata –como lo es en definitiva el caso del pueblo mapuche-, nada tendría Michelle Bachelet que envidiar a la otrora temida dama de hierro británica.
Los estados de herencia colonial aprenden de sus pares para golpearmejor y también para ignorar a su oponente. Thatcher yBachelet. El mismo silencio cómplice, la misma soberbia enquistada como política de estado, la mismaarrogancia-masculina (vaya paradoja) a la hora de darcuenta del ejercicio del poder frente a quienes, porcuna, riqueza o posición, nos gobiernan a fin decuentas desde las sombras. Algunos podrán decir que exagero. Se dirá que el historial de víctima de violación a los derechos humanos de la primera mandataria chilena obliga a una lectura menos crítica de sus acciones. Nada más equivocado. Aquel historial y aquella sensibilidad especial de la que tanto nos hablaron (y nos vendieron) cuando era candidata, solo agrava sus faltas como presidenta. Su pasado la obliga más que nadie a no apartar la vista, a no hacer vista gorda, allí donde mandan las razones de estado y la sinrazón judicial, las mismas de las cuales fue víctima en otros tiempos tanto ella como su familia.
MapucheWallmapu (país mapuche)- Miércoles, 10 de Mayo de 2006
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